Vicent negó con la cabeza y suspiró. Solo se imaginaba que si Fabiano había reaccionado así, no quería imaginarse como reaccionara el viejo Santoro que en estos últimos meses había enfocado su atención en su pequeño Jr.Vicent estacionó el auto a un lado de la vía y miró fijamente a su hermano.—Fabi, el Jr. se merece una familia. No he conversado con Melissa, pero sé que lo aceptará. Él está muy emocionado con sus hermanos. Incluso le pidió a mi padre que modificará el parque de juegos de la mansión. Quiere instalar juegos para bebés.Fabiano no pudo evitar sonreír ante la ternura del pequeño y en ese momento entendió que para el pequeño sumarse a esa nueva familia era su mejor opción. No solo porque contara con una figura materna, sino porque crecerá junto a sus hermanos y desarrollara un afecto fraternal, para Fabiano ese vínculo era sagrado. Vicent es su hermano, pero también fue su padre y su salvación en sus peores momentos.Entonces, suspiró resignado y puso la mano sobre el ho
El viejo Santoro llegó a su habitación, cerró la puerta y buscó su alta dosis de calmantes para calmar el insoportable dolor que lo azotaba todos los días.Por otra parte, la familia se divertía ante la mirada orgullosa de su patriarca. Vicent aflojó su corbata y se cambió de ropa. Tal vez ver tanta diversión en la piscina le hizo sentirse atraído hacia ese lugar. Entonces él se puso un atuendo más apropiado y tomó su toalla para unirse a la fiesta.Vicent llegó a la piscina y sus bebés comenzaron a reír y a balbucear las dos sílabas con las que desarmaban el corazón de ese arrogante magnate.—Pa-pa. Pa-pa.Melissa se contagió de las risas y la alegría de sus pequeños.—¡Papi! Mira como puedo nadar. —le gritó el pequeño Jr. con la intención de obtener un poco de atención.Vicent caminó hacia el pequeño y le sonrió antes de fijar toda su atención en los ágiles movimientos de su primogénito.—Te felicito hijo. Eres todo un campeón. —le dijo su padre, mientras se agachaba en el borde de
La tarde terminó con toda normalidad y en el lujoso comedor todos se reunían para la cena. El viejo Santoro estaba sentado en la cabecera de la mesa. Ese era su lugar como patriarca principal de la familia. A su lado está su hijo Vicent, seguido por el lugar de Melissa y después el Jr. Fabiano a la izquierda del viejo, pero el menor dejaba dos lugares de por medio para evitar la cercanía con el mayor. Lo que dejaba a Fabiano enfrente de su sobrino, lo que era perfecto para ayudar al pequeño a cortar la carne y a bromear con él por debajo de la mesa. Lo mejor para el joven es que a su lado estaba Milena. Él no desaprovechaba la oportunidad de ser coqueto y divertido con ella. Los gemelos estaban en sus cunas, listos para dormir bajo el cuidado de su niñera y siendo monitoreados por Milena a través de la pequeña pantalla portátil. El silencio reinó en el lugar hasta que el pequeño Jr. rompió el silencio. —Abue, debiste estar en la piscina, fue fantástic
Melissa mordió sus labios para reprimir sus gemidos y cerró los ojos para tratar de calmar su deseo desenfrenado de dejarse llevar, pero esta era su arma contra el mafioso y la usará para obtener lo que merece y lo que necesita.Entonces, ella le dio un casto beso en los labios y se levantó rápidamente. Ella se abotonaba la camisa, mientras se disculpaba con él.—Lo siento mucho. Vicent Demetrio Mancini Santoro, pero hasta que no decida con cuál de los dos me quedaré, no habrá noche de pasión. Así que creo que debemos definir pronto nuestra situación.Melissa soltó una pequeña risa, mientras peinaba su cabello con los dedos y caminaba hacia la puerta.Vicent se quedó en shock. No podía creer lo que acababa de ocurrir. Él permaneció inmóvil, hasta que un latido en su pantalón lo trajo a la realidad. Una sonora carcajada salió de sus labios, mientras golpeaba levemente su pantalón.—Ja, ja, ja. Calma fiera, creo que hoy solo tomarás agua. Seguiremos en ayuno. Ja, ja, ja. Pero no por muc
—¿Vicent? ¿Eres tu maldito psicópata? —le preguntó buscando entre los encapuchados el origen de la risa. Hasta que una figura muy conocida entró a la habitación. —Fabiano. Por Dios. Casi me matas del susto. —le dijo su hermano en un tono de reproche. Fabiano abrió su boca por la sorpresa. Definitivamente, Vicent Santoro tenía el premio al mayor cínico del mundo. Fabiano no pudo evitar enojarse con su hermano esta vez. Él señaló a los hombres y les gritó. —¡¡Fuera de aquí!! ¡Salgan todos! Los hombres esperaron la confirmación de su jefe, para acatar la orden del menor, pero sorprendentemente Vicent no mencionó ninguna palabra que contradijera la orden de su hermano. Más bien, hizo todo lo contrario. Vicent fue el primero en salir. Pocas veces Fabiano se molestaba, pero cuánto la vena de su frente se mostraba, Vicent sabía que era el momento de huir. Pero esta vez, Fabiano no estaba listo para dejarlo huir. Entonces caminó hacia la puerta y lo interceptó. —Tú no. Vicent. Tú quéd
El viejo Santoro miró el reloj en su muñeca y asintió con la cabeza. —Tienes razón. Pero por favor, es muy importante lo que tengo que decirte. Fabiano maldijo su curiosidad y le señaló al viejo una silla para que se sentara. Ya estaban ahí. Lo mejor era salir de esto de una vez. —Es mejor. Al mal paso, darle prisa. Espero que de verdad sea importante, porque al parecer tú, al igual que tu hijo, tienen una fijación por estropear mi sueño. El viejo Santoro, frunció el ceño. Mostrando sorpresa por esa acusación. —¿Yo? Fabiano se sonrió, al parecer este viejo era tan predecible como su primogénito. Fabiano le había tendido una trampa y él había caído redondito y él no desaprovecharía una oportunidad de atacarlo. —No te hagas el desmemoriado viejo decrépito. Que bien que recuerdas que cuando era yo un niño, tú y maldito de Gerónimo me despertaban con chorros de agua helada. Por eso, jamás pude dormir profundamente. El viejo Santoro sintió una opresión en el pecho. Él sabía que jamá
Vicente observó con detalle cada gesto de su hijo. Fabiano se acomodó en su silla antes de fijar su mirada en el mayor y responderle. —Lo sé. ¿Qué otro motivo, tendría un maldito como tú, para correr a los pies del creador? El cáncer es un juez y verdugo de la humanidad. Aunque a veces le llega a personas inocentes. Vicent sintió su corazón romperse. Esta era la última oportunidad de ganarse el perdón de su hijo y todo parecía indicar que no lo conseguiría. Entonces una pregunta llegó a su boca. —¿Vicent lo sabe? Fabiano negó con la cabeza. —No, yo lo descubrí un día que te escuché quejarte del dolor al subir las escaleras. Entonces te seguí hasta tu habitación y te escuché hablar con el doctor. —Me quedan pocos días de vida. Fabiano sintió un vacío en el pecho. No, por su padre. Si no porque se imaginaba el dolor que sufrirá su hermano cuando el viejo se muriera. —No te voy a decir que me alegra, porque sé que mi hermano t
Melissa, sin poder negarse, caminó detrás de su suegro. El viejo Santoro, la invitó a sentarse en la silla frente a él y cerró la puerta para tener más privacidad. Melissa observaba cada detalle de la decoración del lugar. Definitivamente, cada rincón de la mansión era un sueño. —Melissa, seré breve. Quiero preguntarte algo muy importante. Melissa se acomodó en la silla y retuvo un poco de aire en sus mejillas, era una vieja costumbre para calmar sus nervios, antes de responderle. —Usted dirá. El viejo Santoro puso ambos codos en el escritorio y se inclinó hacia ella. —¿Aceptarías que el Jr. lleve tu apellido? Es decir, sería un Santoro Travis, al igual que los gemelos. Melissa frunció el ceño y una pregunta llegó a sus labios. —¿Y su madre? —Esa mujer murió en un accidente de tránsito hace un mes. El pequeño aún no lo sabe, pero jamás ha preguntado por ella. Así que no creo que la extrañe y menos cuando tiene una du