142| Firmemos.

Analía tomó en brazos a su hermana después de que Bastian se quitara su propia camisa para dársela a ella. La ropa que Kerr les había regalado, para no estar desnudos después de transformarse, había sido completamente destruida el día en que cayó la ciudad. Ambos llegaron a la casa del Alfa de Oklahoma, y el hombre los miró con los ojos abiertos.

— Logré escuchar algo. ¿Qué sucedió? — preguntó mientras recibía a su hija Hannah y la llevaba hasta el mueble de la sala, dejándola y cubriéndola con una sábana — . ¿Están bien? ¿Lo están?

Bastian se sentó en el suelo y arropó a Alexander, abrazándolo con fuerza contra su cuerpo.

— Las Brikas que les lanzó mi padre tenían hechizos para dormir. Supongo que despertarán en unas cuantas horas.

— ¿Tu padre? — preguntó Bael.

Analía se puso las manos en el cabello. Tenía el rojizo cabello enredado y húmedo por la nieve. Extendió su conciencia y encontró a Salem. El Alfa de la Manada de las Nieves estaba en la habitación de Analía, aún con Oliver
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