149| Me salvaste.

Analía quiso haber creído que aquello sería fácil, pero la verdad fue todo lo contrario. Salem seguía dormido, seguramente presa de la debilidad que le quedaba en el cuerpo después de morir. Por suerte, su alma no había escapado de su cuerpo y la diosa Luna simplemente liberó su alma de los hechizos de fidelidad. Así que Analía lo sacó del agua y lo dejó sobre una pequeña cama verdosa que el hombrecito verde de la aldea había creado con sus propias manos. Luego, el hombre creó una fina cobija de helechos que cubrió el desnudo cuerpo de Salem, protegiéndolo del frío.

Y entonces centraron su atención en Evelyn. Abría y cerraba los ojos como si su cuerpo entrara y saliera de la inconsciencia. El cuerpo se le sacudía, lleno de espasmos. Analía vio cómo la plateada sangre de la diosa Luna se introdujo dentro de su cuerpo. La herida en su pecho se cerró y comenzó a hacerse más fuerte. Analía y Hannah trataban de sostenerla para que no se golpeara a sí misma en medio de las convulsiones, per
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