111| Ayuda.

Cuando las grandes puertas de Agnaquela se abrieron para ellos, Kerr ya había despertado. Se veía somnoliento, apenas si había abierto los ojos y seguía recostado sobre el blanco pelaje de Salem. Parecía que las plumas que disparaba Stephan estaban recubiertas de algo que impedía que cualquier criatura sanara con rapidez. Tal vez el líquido había entrado en el sistema circulatorio de Kerr y lo tenía un poco débil y mareado.

Barry los estaba esperando cerca de la entrada. Analía le apartó la mirada; no fue capaz de verlo a la cara después de que se habían besado. Peor aún después, de que Salem se dio cuenta de lo que le habían hecho.

Aquello la hizo sentir como una traicionera, como si hubiera sido infiel a Salem. Sabía que aquello no era del todo cierto; incluso Salem le había dado permiso para que estuviera con el joven. Pero ella no lo quería a él; ella quería su Alfa, ella quería a Salem por sobre cualquier cosa.

Cuando Barry la vio transformarse en humana, la recibió con una esplé
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