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CONTRA VIENTO Y MAREA
CONTRA VIENTO Y MAREA
Por: Ivonne Mogollon
CAPÍTULO 1. EL PRINCIPIO

Mateo González, un joven y exitoso empresario, de treinta años de edad, billonario, guapo, quien durante los últimos cinco años, se dedicó a viajar, para recorrer el mundo. Este viaje, que estaba a punto de culminar fue interrumpido debido a que su hermano mayor y CEO de la  Corporación González & Asociados, Marcos González, sufrió un accidente.

Esto, lo mantiene hospitalizado, en coma, sin la certeza de su recuperación. En virtud de esto, Mateo regresó para asumir su cargo, el cual  ocupa su hermano desde hace varios años. Al llegar al aeropuerto fue recibido por uno de los choferes de la mansión, quien lo condujo a la clínica donde está recluido. Una vez ahí, fue guiado hasta la UCI.

«¡Dios mío! ¡No puede ser!», pensó él, lamentándose al observar a su hermano, en este estado tan deplorable.

 ¡Aquí estoy, hermanito! —Expresó, en voz alta, dejando que sus lágrimas corrieran por sus mejillas, agregando— ¡Tú cuentas conmigo!

Mateo, se acercó a su hermano le besó en la frente y le comenzó a hablar al oído, convencido que este le escuchaba. Luego, de compartir unos minutos con él, salió de la UCI hacia la mansión.

Al día siguiente, este asumió el cargo de CEO en la empresa en la cual sus dos hermanas, Arantza y Angélica, ocupaban cargos directivos. Ellas, toda la vida lo han considerado un  irresponsable, rebelde y de armas tomar, que siempre termina haciendo su voluntad, no lo que le recomienden o aconsejen los demás.

Al inicio, para Mateo fue duro, se enfrentó fuertemente con sus  hermanas, quienes siempre le llevaban la contraria. Estuvo en disputa con ellas, quienes hasta ahora lo han querido manipular, para que él les complazca, en cuanto al deseo de que se case con su amiga.

 Tres meses después…

Mateo, salió de la habitación especial que ocupaba su hermano en la Clínica, conversando con el médico a cargo de este. Al parecer, no había hasta la fecha, ninguna señal de recuperación por parte de Marcos, todo se mantenía igual que cuando él llegó a Ciudad El Dorado.

Él, estaba preocupado y enojado porque sus hermanas lo están obligando a que se case con una de sus amigas, Lila Rojas. Esta, se ha encargado de acosar a Mateo y ahuyentar de su lado a cuanto mujer se le acerca.

En virtud de esto, para relajarse y desahogarse con alguien, decidió llamar a su amigo Pablo, antes de subir a su Ferrari.

—¡Aló, Pablo! ¿Dónde estás? Me urge hablar contigo —solicitó él, con cierta ansiedad mirando al horizonte.

—Estoy desayunando en el café, que está ubicado diagonal a mí a oficina, además de despejar mi mente, con un personal femenino nuevo y joven que ha sido contratado ¡ja, ja, ja! —Sonrió Pablo.

»¿Si quieres, te vienes de una vez? —Cuestionó este a su amigo— Aquí te espero y te relajas igual —propuso, llevándose la taza de café a su boca, aspirando con el olfato su aroma y recorriendo con su mirada las jóvenes muchachas que atendían a la clientela.

—¡Voy para allá! —Respondió Mateo, encendiendo su Ferrari y sonriendo, ante los comentarios de su amigo.

 Mateo atravesó la Ciudad para encontrarse con su amigo, recordando las amenazas e imposiciones de sus hermanas, con lo cual se volvió a enfurecer, al considerar como para ellas, era más importante su amiga que él, quien era su hermano menor y de su misma sangre.

Al llegar al estacionamiento del local, pudo observar el Bugatti Chiron Súper Sport de su amigo Pablo, ahí estacionado. Se bajó y caminó hacia la entrada de la cafetería.

—¡Hola, Pablo! —saludó Mateo, acercándose y abrazando a su amigo, sentándose luego, justo al frente de este.

—¡Hola, Mateo me da gusto verte! Ya casi no nos vemos, te tiene totalmente secuestrado, la dirección de la Corporación ¿Cómo está todo? —preguntó Pablo.

—¡Excelente, amigo! Los números y las estadísticas demuestran el éxito rotundo de esta, al mismo nivel que la mantenía Marcos. Sin embargo, hay algo que me está mortificando, desde hace días —comentó él, llevándose sus dos manos hacia la cabeza.

—¿Qué es? —preguntó su amigo, con una amplia sonrisa.

—En la última reunión, del Consejo, mis hermanas, apoyadas por todos los Directivos, solicitaron que formalizara un compromiso matrimonial, que si en el plazo de un mes, no lo hacía, me obligaran a celebrarlo con Lila Rojas.

—¿Quéeeeee? ¿Se volvieron dementes? —Interrogó su amigo, anonadado.

—Según ellas, eso les dará confianza en mí, en mi estabilidad y permanencia ¡O sea! Que no me voy a ir, ni abandonaré el cargo. Por lo visto, ¡dudan de mí! —manifestó él, apretando los puños fuertemente, golpeando con rabia la mesa.

—¡Eso es absurdo, Mateo! —Cuestionó su amigo— Desde que llegaste y asumiste el cargo de CEO te has dedicado en cuerpo y alma a la empresa, a multiplicar las ganancias de todos.

—¡Al parecer estas, no lo ven así! —afirmó él, frustrado.

—¡No lo debes permitir, amigo! —Respondió Pablo.

Mateo, pasándose las manos por sus cabellos negros y lacios que lo hacen ver, aún más joven de lo que realmente era, se fijó en una de las jóvenes que atendía en el lugar.

—¡Ahora entiendo, porque me mencionaste que estabas desayunando y despejando tu mente. Sinceramente, ¡esa chica, la de falda azul, esta como quiere! —refirió él, sonriendo y desviándose del tema en conversación.

—¡Te lo dije, amigo! Lo quieras o no, con este personal te distraes, despejas y relajas totalmente, ¡ja, ja, ja! —Afirmó Pablo, siguiendo con la mirada a las jóvenes que atendían y quienes les miraba ocasionalmente.

Desde muy joven, Mateo se destacó por su increíble físico. Es un hombre moreno, guapo, alto, atlético, y dueño de un par de ojos negros como la noche, bellísimos. Además, de tener un ojo de águila para los negocios.

—¡¡Es absurdo, lo que pretenden tus hermanas!! —Exclamó Pablo, retomando el tema de conversación entre ellos y enojado al ponerse en el lugar de su amigo.

»¡Esa posición del Consejo Directivo es una arbitrariedad! Nadie te puede obligar a contraer matrimonio con una persona que tú no deseas. Además, a finales de este siglo XX, a punto de iniciar el nuevo milenio, que pretendan casarte obligado, ¡es una locura!

»El hecho de que Marcos, este casado no asegura para nada, su permanencia en el cargo. Y no creo que eso sea una política de la Corporación. Habla con tu abogado, para que revise los estatutos.

—¡¡Grrr…!! —gruñó Mateo, porque si algo le molestaba y le enfurecía era que le quisieran imponer algo y mucho más, si esto, estaba relacionado con la elección de la mujer que será su compañera por toda la vida— ¡Definitivamente, están locas! —exclamó este enfurecido.

—¡Tranquilo! —Aconsejó su amigo, para calmar a este— Simula que le sigues la corriente. No obstante, deja bien claro, “que eres tú y cuando tú quieras, quien elegirá a la mujer de tu vida”.

—¡Ya se los he dicho! —añadió Mateo— Pero, te tomaré la palabra, pediré al abogado que revise los estatutos, mientras simularé y les seguiré la corriente. Veremos ¿quién se sale con la suya? —Afirmó él, pensando seriamente en esto— Lo que menos deseo es involucrarme en una relación formal con alguien.

»¡Estoy extraordinariamente bien, así! Sin compromiso con nadie —aseguró Mateo, sonriendo hasta con los ojos, agregando— ¡Así puedo disfrutar de  todas y todas disfrutan de mí, sin ningún compromiso!

—¡Mateo! Y hablando de eso ¿Qué pasó con la pelirroja que te acompañaba en oriente hace meses atrás? —preguntó su amigo, dando  un pequeño manotón sobre su hombro.

—¡Quería anillo, mascota y exclusividad! Y no, eso no va conmigo —respondió este, sonriendo, abriendo sus brazos y manos con un gesto de incredulidad— ¡Eso no es para mí! Nací libre y así viviré, por eso no me visualizo en un compromiso formal con alguien, ¡ja, ja, ja!

—¡Eres difícil de cazar y domar! —Argumentó su amigo— Sin embargo, ¡ya verás! Eso será  hasta que te llegue la propia. La mujer ante quien serás sumiso y obediente, con la cual querrás vivir pegado todo el tiempo —aseguró Pablo, con una sonrisa en sus labios.

—¡Jamás! —Aseguró este sonriendo...

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