Capítulo 580
Levantó la voz al final, con un gesto adusto:

—¡Lárgate!

Los ojos de Luisa se abrieron con pánico, reflejando el temor que le producían la furia y la determinación de Alejandro. Murmurando su frustración, dio media vuelta y huyó llorando.

Al irse ella, un silencio incómodo se instaló entre Luciana y Alejandro. Ella apretó los labios y no supo qué decir.

—Luciana, yo… —empezó él, aún ansioso por aclararlo todo—. No es lo que estás pensando. Aquella noche salí con Salvador y los demás a tomar algo…

—No tienes que explicarme nada —lo interrumpió Luciana, agitando las manos con nerviosismo—. Nuestra situación actual no lo amerita.

Después de todo, aunque seguían legalmente casados, sus sentimientos estaban rotos. La vida de Alejandro apuntaba a Mónica, ¿no?

Él la miró fijamente, sin comprender del todo. Tenía el ceño fruncido.

El ambiente se volvió todavía más tenso.

—Ja, ja… —Luciana agitó la mano y soltó una risita forzada—. No soy Mónica, y qué bueno, ¿no crees? De lo contrario, habrías
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