Capítulo 539
—Señor Guzmán —respondió con timidez, mordisqueándose el labio—, me llamo Luciana…

El ambiente se congeló de golpe. Alrededor seguía el bullicio de la música y la gente, pero el espacio donde se encontraban pareció caer en un silencio sepulcral.

—Luciana… Luciana… —repitió Alejandro con un deje de ironía, sin que se supiera si estaba complacido o indignado.

La joven se sonrojó aún más.

—Sí, señor Guzmán…

El gerente, tratando de que no hubiera más demoras, le recordó su tarea:

—¿Olvidaste a qué viniste? ¿Qué haces ahí parada? ¡Ve a ofrecerle el trago al señor Guzmán!

—Sí… —La bailarina dio un par de pasos, algo incómoda—. Señor Guzmán, muchas gracias por confiar en mí esta noche. Quiero proponerle un brindis en su honor…

Se inclinó para servirle vino en la copa. Luego, en un gesto cargado de insinuación, preguntó:

—Señor Guzmán, ¿cuál es su copa?

Está claro lo que pretende: compartir un solo vaso con él. Salvador y los demás intercambiaron miradas, sin saber qué comentar y esperando a v
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