Capítulo 24
Alejandro la miró directamente.

—No me importa. ¡Solo confío en ti! —No soltaba su mano, y su expresión revelaba un dolor que lo hacía parecer casi vulnerable.

Luciana no sabía qué decir. El Alejandro herido era tan terco como un niño. Decidió tratarlo como si fuera su hermano Pedro, así que intentó calmarlo:

—El doctor Delio es mi mentor, es una autoridad nacional en cirugía general…

—¿Qué me importa un don nadie? No confío en él. —Alejandro, con el rostro impasible, insistió, su terquedad era inquebrantable.

Parecía que la lógica no funcionaría. Luciana estaba desconcertada cuando Sergio entró. Se dirigió a ella:

—Luci, es mejor que lo hagas tú. Últimamente, Alex ha estado envuelto en situaciones extrañas. En este momento, no podemos confiar en nadie más.

—Pero… —Luciana no entendía—. ¿Por qué confía en mí? —Parecía que Alejandro la despreciaba la mayoría del tiempo.

—Hmph. —Alejandro, aunque cada vez más pálido, mantuvo su arrogancia—. No es que confíe en ti. Solo que si quiero apla
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