Capítulo 111
Luciana tuvo un sueño largo y tormentoso. O más bien, una serie de pesadillas que la sumergían en una desesperación sofocante.

—¡Ah! —Despertó gritando, con la frente empapada en sudor frío. Un escalofrío le recorría el cuerpo, helándole los huesos.

—Luciana. —Una voz grave susurró su nombre. Pensó que aún estaba soñando, hasta que, un segundo después, sintió unos brazos cálidos que la envolvían.

Luciana permaneció inmóvil en los brazos de Alejandro, sin reaccionar. Cuando finalmente volvió en sí, levantó la cabeza. Sus ojos, ahora secos, no mostraban la fragilidad de antes.

—Luciana —Alejandro habló en voz baja—, ¿cómo te sientes? ¿Te duele algo?

Alejandro levantó la mano instintivamente, queriendo tocar su frente. Anoche había tenido fiebre. Pero Luciana giró la cabeza, esquivándolo con precisión.

Alejandro se quedó inmóvil, como si le hubieran arrojado un cubo de agua fría. Retiró la mano, sintiendo sus dedos helados. Sabía que la había lastimado, y que su enojo era justificado.

—Lo
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