Capítulo 117
La escena estaba a punto de complicarse aún más.

Luciana seguía paralizada, pero entonces vio a Ricardo sacar su billetera. A su edad, todavía llevaba efectivo. Sacó un fajo de billetes y se lo ofreció a Luciana.

—¿Te hace falta dinero? Toma, aquí tienes. Si no es suficiente, solo dímelo.

Luciana no se movió. ¿Qué estaba pasando? Este hombre, que no había mostrado el más mínimo interés por ella desde que tenía ocho años, ¿de repente parecía preocupado por su bienestar? Al ver que ella no tomaba el dinero, Ricardo le agarró la mano y le metió el fajo de billetes.

—Toma, es tuyo.

Luciana frunció el ceño y rápidamente retiró su mano. Su expresión se endureció. No importaba el motivo de este cambio repentino, no iba a aceptar su falsa preocupación.

—¡Llévate eso! ¡No lo quiero! —Se giró para irse.

—¡Luciana, no te vayas! —Ricardo la agarró de nuevo, insistente. Como ella no aceptaba el dinero, trató de forzarlo en su mano.

—¡Es de tu papá! ¡Tómalo, te digo…!

Luciana, harta, sacudió el braz
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