Capítulo 104
Juan y Simón se miraron, desconcertados. ¿Se iría así, sin esperar que Luciana lo agradeciera?

—Fernando —Alejandro se detuvo de repente, su tono era frío—. No le digas a Luciana lo que pasó.

Fernando lo miró, sorprendido, pero antes de que pudiera responder, Alejandro ya se había marchado.

Mientras caminaba, una ligera sonrisa amarga apareció en los labios de Alejandro. Ella le había pedido que no fuera bueno con ella. Así que no necesitaba saber nada.

***

Luciana encontró a Fernando a mitad del camino, con Pedro dormido sobre su espalda.

—¡Pedro! —exclamó, aliviada.

Rápidamente lo revisó. Todo parecía estar bien. Respiró hondo, sus hombros finalmente relajados.

—Fernando, gracias. Esta vez realmente te di muchos problemas.

Fernando, con el peso de la verdad en su mente, abrió la boca para decir algo. Vaciló por un instante, su mirada se oscureció. Pero finalmente, decidió guardarse el secreto. No era momento de sumar complicaciones. Alejandro era un rival que no quería enfrentar.

—N
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