Capítulo31
Simplemente no la amaba.

Ante los ojos de Gabriela, ella y Mateo hacían muy buena pareja. Pero también habría que preguntarle a Mateo si realmente quería estar con ella.

Sin embargo, Gabriela lo interpretó de otra manera y dijo sonriendo con agrado:

—Solo estaba criticando un poco a tu marido y tú lo defiendes. Lucía, sé que amas muchísimo a Mateo, y eso es una bendición para él. Si te dejara escapar, nunca encontraría una esposa tan especial como tú. Quizás sufrió tanto de niño que el destino decidió compensarlo ahora.

Lucía preguntó muy confundida:

—¿Acaso tuvo una mala infancia?

Ella pensaba que, al venir de una familia tan acomodada, debió haber tenido una vida aún más feliz que la mayoría.

El rostro de Gabriela cambió drásticamente por un instante, pero al instante volvió a sonreír y dijo con naturalidad:

—Mejor no hablemos de eso, seguro que Mateo tampoco quiere recordarlo. Solo espero que pronto me den un nieto para consentir.

Ella anhelaba jubilarse y disfrutar con alegría d
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