Capítulo38
Realmente amaba a ese Theo.

*

Al día siguiente. Lucía despertó temprano y vio a Mateo anudándose la corbata.

Al verla despierta, Mateo le dijo:

—Dejé la leche en la mesita de noche. Tómatela cuando te levantes.

Lucía miró instintivamente hacia la mesita y preguntó algo curiosa:

—¿A dónde vas?

No había olvidado que anoche él dijo que volverían a casa cuando despertaran.

—Tengo que atender un asunto importante—respondió Mateo mirándola fijamente. —Le pedí a tu chofer que te lleve de vuelta a casa.

Lucía se sentó al borde de la cama, observando a Mateo en silencio.

Cuando Mateo terminó de arreglarse y notó que Lucía seguía muy callada, se acercó, tomó la leche de la mesita y se la ofreció, diciendo con suavidad:

—Tómatela mientras está caliente.

Lucía la aceptó y se mordió el labio:

—Recuerdo que antes dijiste que no te gustaba esto.

—Con que a ti te guste, esto es suficiente.

Lucía levantó la mirada, muy sorprendida de escuchar esas palabras de su boca. En el pasado, él fruncía el ce
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