Capítulo35
Con el paso del tiempo, se había vuelto más maduro y sereno.

Mateo notó que ella lo miraba fijamente y esbozó una amplia sonrisa:

—¿En qué piensas mientras me miras de esa manera?

Lucía, apoyando el mentón en su mano, desvió al instante la mirada avergonzada al ser descubierta:

—Nada.

—¿Nada? Pero si hace un momento me estabas mirando a escondidas.

Lucía contraatacó ese momento:

—Si no me estabas mirando, acaso ¿cómo sabes que yo te miraba?

—Está bien, lo admito. Te estaba observando detenidamente—confesó Mateo. De hecho, solía notar de manera inconsciente cada uno de sus movimientos.

Esto dejó a Lucía sin palabras, sintiendo que su corazón latía aún más rápido.

Mateo terminó de cortar el filete y se lo acercó:

—Ya está listo. Come.

Lucía disfrutó de su atención, sintiendo una fuerte calidez en el pecho. Bastaba con que Mateo diera un solo paso hacia ella para que el mundo le pareciera hermoso.

Tomó los cubiertos y dijo:

—¿Sabes en qué pensaba mientras te miraba?

Mateo bebió un li
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