Capítulo34
La alergia al alcohol le había provocado una picazón. Pero gracias a los cuidados constantes de Mateo, no se había lastimado la piel. Aunque no hubiera amor entre ellos y, no fuera feliz con los Rodríguez, en algunos momentos aún recibía su compasión.

Retiró su mano. A pesar de sentirse un poco melancólica, no quería que él perdiera el tiempo allí. Le dijo:

—No te preocupes, esto ya se me pasará—le dijo con una sonrisa forzada. —Los medicamentos harán efecto eventualmente. ¿No tenías que irte? Anda, ve. No le hagas caso a la tía. Si te vas, no le diré nada en lo absoluto.

Fue a abrir la puerta, pero descubrió que estaba cerrada con llave desde afuera.

—Dormiremos aquí esta noche. Mañana abrirán y volveremos de nuevo a casa—dijo Mateo, conociendo muy bien las tácticas de Gabriela. Sabía que no podría salir esa noche.

Lucía se resignó:

—Está bien.

Mateo se quitó al instante el saco, quedándose en camisa, y le preguntó:

—¿Tienes hambre?

Lucía solo había desayunado y tomado un poco de c
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