Capítulo30
Camila se detuvo ahí, forzando una sonrisa mientras respondía:

—Señora, ¿hay algo más en lo que pueda ayudarle?

Gabriela la miró con fijeza:

—Tú también viniste a comprar ropa, pero ese abrigo no es para ti, ¿verdad?

El rostro de Camila se tensó al instante:

—Es en realidad para otra persona.

Gabriela lo observó detenidamente, pero evitó mencionarlo. Cruzando los brazos, dijo con indiferencia:

—Camila, eres una figura pública, debes saber muy bien qué hacer y qué no. Algunas cosas, no es que no se digan, sino que, por guardar las apariencias de los Pérez, hacemos la vista gorda, pero eso no significa que lo apruebe. No esperes a que reviente todo para lamentarlo. ¡Yo no soy Carolina para que hagas lo que te venga en gana!

La cara de Camila se ensombreció, y tras ese reclamo, sus ojos se enrojecieron. Apretando los dedos con fuerza, con voz débil respondió:

—Entendido, señora.

Gabriela ni siquiera la miró, solo bufó fríamente. Camila se sintió humillada, sus pasos tambalearon mient
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