23

Yo puse a Alma a un lado y me bajé de la camilla. Él me miró y sonrió de manera siniestra. Mi corazón latía demasiado rápido, yo sabía que algo malo estaba a punto de pasar.

— ¿Qué haces aquí? te he hecho una pregunta — le dije con todo el autocontrol que pude.

Él me sonrió.

—Cobrarme algo que Mikhail me debe —me dijo él. Yo me tragué en seco, esto estaba tan mal. ¿Por qué nadie entraba?

— Si Mikhail te ve aquí, se va a enfadar mucho, y creo que sabes muy bien cómo se pone cuando pierde los estribos — le dije.

Él me sonrió de medio lado, y sacó una navaja. Yo me quedé allí pasmada.

— No grites, nadie te va a escuchar. Mikhail alquiló todo un piso para ti, y él ahora estaba abajo, con sus hombres, y los que estaban aquí ya están muertos — me comunicó.

Miré sobre mi hombro, mi pequeña estaba intranquila, y yo estaba muerta del miedo.

— No sé lo que pretendes con esto, pero no vas a ganar nada, es mejor que te largues de aquí — le dije.

Él se acercó más a mí.

— Te voy a dar a escoger, tú
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