Tarah O'Kelly—Señorita Tarah, usted ha sido designada para el traslado de los invitados a la isla donde se celebrará la boda de la hija del señor Alexis Kontos —pronunció mi jefa con seriedad.Aunque todas mis compañeras habían esperado ser designadas, yo no, por eso no pude evitar oponerme.—Pero ¿Por qué yo? Ya estaba destinada para el vuelo de Berlín —protesté.Me molestaba tener que lidiar con un montón de gente rica, snob, que se creían un regalo para la humanidad, esa tarea sería demasiado latosa para mí, ya los había tenido demasiado en mi vida y me negaba a seguir soportándolos.—Usted lo ha dicho, estaba, ahora prepárese que desde mañana a primera hora tendrá que hacer el traslado y deberá quedarse en la isla durante dos días, si no está interesada siempre podemos despedirla —sentenció mi jefa con tono severo, sin darme tiempo a ninguna réplica.Puse mis ojos en blanco con resignación, lamentablemente no tenía otra opción.Salí de allí en silencio y comencé a marcar a mi nov
Tarah O'KellyMi grito resonó en la ceremonia de la boda, dejando a todos los presentes paralizados. La novia comenzó a llorar, me miró con una expresión de sorpresa y confusión, mientras Anthony, parecía un ciervo atrapado en los faros de un automóvil.Yo tambaleándome un poco por la mezcla de alcohol y emociones, di un paso hacia adelante y miré fijamente a Anthony. Mis ojos se encontraron, y en ese momento, un torrente de sentimientos encontrados inundó mi mente. La traición, la ira y el dolor luchaban contra el amor y la confusión.—¡Tony! ¿Qué carajos haces vestido de novio, en una boda donde yo no soy la novia? —dijeí, esta vez en un tono más bajo pero lleno de intensidad. Mi voz estaba llena de preguntas, mi mirada exigía respuestas, me parecía una pesadilla lo que estaba viviendo.La novia, pugnando por contener las lágrimas se acercó y se quedó viéndome.—¿Quién es esta mujer, Anthony? —preguntó con voz temblorosa.Anthony, nervioso y sin saber qué hacer, me miró y luego a
Alexis Nickolai Kontos Me moví con pereza, negándome a levantarme de la cama, cuando de pronto sentí un cuerpo femenino a mi lado, que me rodeaba con sus piernas. Cuando Abrí los ojos vi a la mujer que había intentado interrumpir la boda, me incorporé de un salto en la cama y la miré con desdén. Debí contenerme para no sacarla de la cama, y echarla fuera de allí, no era más que una desvergonzada, primero se daba de víctima haciendo creer que Tony se había burlado de ella, y a los minutos se estaba revolcando conmigo. Estaba claro que solo pretendía arruinarle la vida a Thalía, pero eso no se lo permitiría. Así que me levanté y me puse los pantalones, cuando me vestía, miré a la mujer que seguía acostada y dormida en la cama, era una joven muy atractiva, pero no estaba interesado en ello. Tomé mi chequera, emití un cheque, salí del camerino y me dirigí a cubierta, mientras caminaba me encontré con el capitán del barco.—¡Despiértala y sácala de aquí! Mándala a llevar a tierra y dile
Tarah O'KellyLa sensación de abandono y desesperación se apoderó de mí mientras me encontraba sola en la costa, mi tobillo lastimado y el corazón hecho añicos. Me sentía vulnerable y perdida, como si hubiera caído en un abismo sin fondo. No tenía idea de cómo manejar esta situación ni a quién recurrir. Finalmente, reuní fuerzas para recoger los objetos que salieron de mi maleta y terminaron esparcidos por el suelo. Al hacerlo, me di cuenta de que mi teléfono móvil había quedado Con lágrimas en los ojos, abrí el cheque que había sido arrojado a mis pies. La cantidad escrita en él era considerable, pero no significaba nada para mí en ese momento. El dolor, y lo que había perdido, era mucho más valioso que cualquier suma de dinero. Me había dejado llevar por la pasión y el deseo, sin pensar en las consecuencias que esto tendría para mi vida. Sentada en la orilla, miré el horizonte con ojos vidriosos, tratando de buscar una salida, tomé mi maleta con mucho esfuerzo, me puse de pie y c
Tarah O'KellyLa sorpresa en la habitación era palpable. Alexis Kontos y yo nos miramos fijamente, con una mezcla de incredulidad y asombro en nuestros rostros. La tensión en el aire era tan pesada que casi se podía cortar con un cuchillo.Alexis rompió el silencio primero, levantando una ceja con una expresión irónica en el rostro.—Vaya, vaya, vaya, esto es inesperado. A decir verdad no esperaba verte de nuevo después de aquella noche en la isla ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me engañaste para venir a verme diciendo que eras la asistente de la jefa de sobrecargos? ¿Acaso quieres repetir la experiencia de la isla? Porque si es así lamento decirte que no estoy interesado —articuló con desprecio.Mis emociones fluctuaron entre la confusión y la rabia. No podía creer que el hombre con el que había terminado pasando la noche y que me humilló pagándome por acostarme con él, fuera el mismo dueño de la aerolínea y el padre de la novia, el mismo que me acababa de despedir de manera injusta.—Dime
Tarah O'KellyDespués de dos semanas que habían pasado desde que salí de la oficina de Alexis Kontos, por fin mi amiga había logrado reunir a los periodistas y en cuestión de minutos iniciaría una rueda de prensa, donde expondría la verdad y la injusticia que había cometido la familia Kontos conmigo. No podía evitar estar nerviosa, mis manos me sudaban tanto que debí limpiarlas con cuidado en mi ropa, caminaba de un lado a otro en la antesala donde daría la rueda de prensa.Aunque sola no podía enfrentar a la poderosa familia Kontos, esperaba que con la ayuda de los medios de comunicación, tuviera una oportunidad real de mostrar sus verdaderos colores y limpiar mi nombre.Un momento después, Sarah entró.—Amiga, ya es hora… suerte.Asentí y comencé a caminar hacia el salón, tuve una sensación amarga en mi garganta, sentía que estaba a punto de vomitar, respiré profundo y me obligué a pensar en otra cosa, me armé de valor y me paré en el podium.Me recibió un silencio absoluto, tanto
Tarah O'KellySentí el olor del alcohol en mis fosas nasales, por un momento pensé que había tenido una pesadilla, abrí los ojos lentamente, y al ver el sitio donde estaba la realidad me golpeó fuertemente, como si me hubieran propinado un mazazo en la cabeza.¡No era un sueño, era mi realidad! Estaba allí en un consultorio, rodeada por frío olor antiséptico del lugar, las paredes blancas y el zumbido de las luces fluorescentes. Mi corazón latía con fuerza mientras intentaba procesar la situación.Me incliné para revisar bien el lugar donde me encontraba y vi al doctor sentado junto a mis pies mirándome sonriente.—Me imagino que te desmayaste de la emoción pro la noticia —me dijo el médico y yo cerré los ojos negando con la cabeza, al mismo tiempo que tocaba mi frente.—¡Claro sí! La emoción que me da tener un hijo del hombre que me despidió injustamente y arruinó mi vida —respondí con amargura, sin poder evitar que las lágrimas brotaran de mis ojos, porque estaba jodida, pensé.La
Tarah O'Kelly—Sabía que eras un miserable falta de testículos, pero no sabía que tan bajo eras… antes de estar contigo nunca había estado con otro hombre… Me quedé callada por varios segundos tratando de controlar mi creciente ira, porque juro que si seguía allí iba a terminar haciéndole exodoncia en sus perfectos dientes, porque ganas de sacárselos uno a uno no me faltaban.Sin embargo, me di cuenta que no tenía sentido seguir tratando de razonar con este hombre, él había sacado conclusiones y tomado su decisión.—Sabías que solo querías dinero, ¿Es eso lo que busca? ¿Convertirte en la mantenida de un millonario? —inquirió con una expresión divertida.Aunque era un hombre extremadamente hermoso, con uno de los mejores físicos que había visto en mi vida, su actitud lo hacía un ser insensible, cruel y sin corazón.No valía la pena seguir discutiendo, lo miré con desdén mientras me acercaba a él, lentamente y en un susurro le hablé.—¿Crees que necesito de tus millones para vivir? ¿Ve