Jessica HallLa tensión y la emoción llenaban el aire, le habían avisado también a la familia de Taylor y eran muchos, más hombres que mujeres, y allí estaban su madre, padre, tíos, era una completa locura, temía que terminaran echándonos por el alboroto que estábamos causando.La familia llegó al hospital y se dirigió rápidamente a la sala de espera al frente de la sala maternidad. Mientras aguardaban, oyeron voces de la enfermera.—¿Vieron a esa mujer? Se vino conduciendo mientras su bebé nacía en el auto ¡Es increíble!La madre de Taylor, quien se encontraba en la sala de espera oyendo, rodó los ojos con incredulidad.—¿Escucharon eso? ¡Qué locura! ¿Te lo puedes creer? Esa paciente debe estar loca para conducir con contracciones, a punto de dar a luz. ¿Qué clase de lunática haría algo así? —dijo, sin sospechar que se refería a su propia hija.Landon rió suavemente y palmeó el hombro de la mujer.—Bueno, lo peor es que... en realidad, conoces a esta mujer. Es tu hija, Taylor —confes
Dos años después.Alexis KontosDesde la terraza de mi casa observaba a toda la familia, incluso a mis hermanos y todos los miembros de la familia Hall, celebrando un nuevo cumpleaños de las gemelas. Jamás imaginé que esa mujer que llegó a interrumpir el matrimonio de mi hija, nos daría tanta felicidad.Veía los niños corriendo de un lado a otro hasta ahora. Eran tres niños, Paul, Carter y Diallo, y seis niñas, Alexandra, Kejsi, Sarai, Elena, Tanya y Leandra, y si a ellos le sumamos a Emiliana, la hija de Gregory y Malcolm, el hijo de Maxwell. Eran cuatro contra siete en total.Los observaba y, a excepción de Paul y Carter que se parecían a mí, los demás eran puro Hall, sobre todo los pequeños Kejsi y Diallo, que parecían mellizos, eran idénticos, solo cambiaban en su sex0, eran adorables, y él, a pesar de ser más pequeño, siempre la protegía. En cuanto a las gemelas de Levi, Tanya era la más tímida y Leandra un vendaval como su tía Tarah. Sarai era una mezcla de su madre y su tía G
Tarah O'Kelly—Señorita Tarah, usted ha sido designada para el traslado de los invitados a la isla donde se celebrará la boda de la hija del señor Alexis Kontos —pronunció mi jefa con seriedad.Aunque todas mis compañeras habían esperado ser designadas, yo no, por eso no pude evitar oponerme.—Pero ¿Por qué yo? Ya estaba destinada para el vuelo de Berlín —protesté.Me molestaba tener que lidiar con un montón de gente rica, snob, que se creían un regalo para la humanidad, esa tarea sería demasiado latosa para mí, ya los había tenido demasiado en mi vida y me negaba a seguir soportándolos.—Usted lo ha dicho, estaba, ahora prepárese que desde mañana a primera hora tendrá que hacer el traslado y deberá quedarse en la isla durante dos días, si no está interesada siempre podemos despedirla —sentenció mi jefa con tono severo, sin darme tiempo a ninguna réplica.Puse mis ojos en blanco con resignación, lamentablemente no tenía otra opción.Salí de allí en silencio y comencé a marcar a mi nov
Tarah O'KellyMi grito resonó en la ceremonia de la boda, dejando a todos los presentes paralizados. La novia comenzó a llorar, me miró con una expresión de sorpresa y confusión, mientras Anthony, parecía un ciervo atrapado en los faros de un automóvil.Yo tambaleándome un poco por la mezcla de alcohol y emociones, di un paso hacia adelante y miré fijamente a Anthony. Mis ojos se encontraron, y en ese momento, un torrente de sentimientos encontrados inundó mi mente. La traición, la ira y el dolor luchaban contra el amor y la confusión.—¡Tony! ¿Qué carajos haces vestido de novio, en una boda donde yo no soy la novia? —dijeí, esta vez en un tono más bajo pero lleno de intensidad. Mi voz estaba llena de preguntas, mi mirada exigía respuestas, me parecía una pesadilla lo que estaba viviendo.La novia, pugnando por contener las lágrimas se acercó y se quedó viéndome.—¿Quién es esta mujer, Anthony? —preguntó con voz temblorosa.Anthony, nervioso y sin saber qué hacer, me miró y luego a
Alexis Nickolai Kontos Me moví con pereza, negándome a levantarme de la cama, cuando de pronto sentí un cuerpo femenino a mi lado, que me rodeaba con sus piernas. Cuando Abrí los ojos vi a la mujer que había intentado interrumpir la boda, me incorporé de un salto en la cama y la miré con desdén. Debí contenerme para no sacarla de la cama, y echarla fuera de allí, no era más que una desvergonzada, primero se daba de víctima haciendo creer que Tony se había burlado de ella, y a los minutos se estaba revolcando conmigo. Estaba claro que solo pretendía arruinarle la vida a Thalía, pero eso no se lo permitiría. Así que me levanté y me puse los pantalones, cuando me vestía, miré a la mujer que seguía acostada y dormida en la cama, era una joven muy atractiva, pero no estaba interesado en ello. Tomé mi chequera, emití un cheque, salí del camerino y me dirigí a cubierta, mientras caminaba me encontré con el capitán del barco.—¡Despiértala y sácala de aquí! Mándala a llevar a tierra y dile
Tarah O'KellyLa sensación de abandono y desesperación se apoderó de mí mientras me encontraba sola en la costa, mi tobillo lastimado y el corazón hecho añicos. Me sentía vulnerable y perdida, como si hubiera caído en un abismo sin fondo. No tenía idea de cómo manejar esta situación ni a quién recurrir. Finalmente, reuní fuerzas para recoger los objetos que salieron de mi maleta y terminaron esparcidos por el suelo. Al hacerlo, me di cuenta de que mi teléfono móvil había quedado Con lágrimas en los ojos, abrí el cheque que había sido arrojado a mis pies. La cantidad escrita en él era considerable, pero no significaba nada para mí en ese momento. El dolor, y lo que había perdido, era mucho más valioso que cualquier suma de dinero. Me había dejado llevar por la pasión y el deseo, sin pensar en las consecuencias que esto tendría para mi vida. Sentada en la orilla, miré el horizonte con ojos vidriosos, tratando de buscar una salida, tomé mi maleta con mucho esfuerzo, me puse de pie y c
Tarah O'KellyLa sorpresa en la habitación era palpable. Alexis Kontos y yo nos miramos fijamente, con una mezcla de incredulidad y asombro en nuestros rostros. La tensión en el aire era tan pesada que casi se podía cortar con un cuchillo.Alexis rompió el silencio primero, levantando una ceja con una expresión irónica en el rostro.—Vaya, vaya, vaya, esto es inesperado. A decir verdad no esperaba verte de nuevo después de aquella noche en la isla ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me engañaste para venir a verme diciendo que eras la asistente de la jefa de sobrecargos? ¿Acaso quieres repetir la experiencia de la isla? Porque si es así lamento decirte que no estoy interesado —articuló con desprecio.Mis emociones fluctuaron entre la confusión y la rabia. No podía creer que el hombre con el que había terminado pasando la noche y que me humilló pagándome por acostarme con él, fuera el mismo dueño de la aerolínea y el padre de la novia, el mismo que me acababa de despedir de manera injusta.—Dime
Tarah O'KellyDespués de dos semanas que habían pasado desde que salí de la oficina de Alexis Kontos, por fin mi amiga había logrado reunir a los periodistas y en cuestión de minutos iniciaría una rueda de prensa, donde expondría la verdad y la injusticia que había cometido la familia Kontos conmigo. No podía evitar estar nerviosa, mis manos me sudaban tanto que debí limpiarlas con cuidado en mi ropa, caminaba de un lado a otro en la antesala donde daría la rueda de prensa.Aunque sola no podía enfrentar a la poderosa familia Kontos, esperaba que con la ayuda de los medios de comunicación, tuviera una oportunidad real de mostrar sus verdaderos colores y limpiar mi nombre.Un momento después, Sarah entró.—Amiga, ya es hora… suerte.Asentí y comencé a caminar hacia el salón, tuve una sensación amarga en mi garganta, sentía que estaba a punto de vomitar, respiré profundo y me obligué a pensar en otra cosa, me armé de valor y me paré en el podium.Me recibió un silencio absoluto, tanto