Alexis Nickolai Kontos
Me moví con pereza, negándome a levantarme de la cama, cuando de pronto sentí un cuerpo femenino a mi lado, que me rodeaba con sus piernas. Cuando Abrí los ojos vi a la mujer que había intentado interrumpir la boda, me incorporé de un salto en la cama y la miré con desdén.Debí contenerme para no sacarla de la cama, y echarla fuera de allí, no era más que una desvergonzada, primero se daba de víctima haciendo creer que Tony se había burlado de ella, y a los minutos se estaba revolcando conmigo.Estaba claro que solo pretendía arruinarle la vida a Thalía, pero eso no se lo permitiría. Así que me levanté y me puse los pantalones, cuando me vestía, miré a la mujer que seguía acostada y dormida en la cama, era una joven muy atractiva, pero no estaba interesado en ello.Tomé mi chequera, emití un cheque, salí del camerino y me dirigí a cubierta, mientras caminaba me encontré con el capitán del barco.—¡Despiértala y sácala de aquí! Mándala a llevar a tierra y dile que no quiero que se vuelva a cruzar en el camino de los Kontos, si lo hace haré su vida miserable —expresé con firmeza, mientras bajaba del yate y me subía en la lancha sin mirar atrás.A medida que me alejaba del yate, sentí que un peso se levantaba de mis hombros. Había hecho lo que consideraba necesario para proteger a Thalía y a mi familia de esa intrusa. Sin embargo, no podía quitarme esa sensación de inquietud, porque había algo en la forma en que Tarah O'Kelly se comportó, algo en su historia y en la manera en que había interrumpido en la boda que no tenía sentido, pero ya tendría tiempo de saber que era.Mi mente divagó mientras la lancha se acercaba a la costa. Había mucho en juego, y no podía permitir que un incidente como el de la boda afectara la felicidad de Thalía.Tarah O'KellyMe desperté lentamente con un intenso dolor de cabeza, intenté abrir los ojos, pero estos parecía que me los habían pegado, me los froté hasta que pude abrirlos, me di cuenta de que estaba desnuda debajo de la sábana y miré a un lado, tratando de recordar donde estaba.Estaba en una habitación lujosa, parecía la de un barco, la resaca y la confusión se sumaron al torbellino de emociones que me invadían.Me incorporé lentamente, sintiendo cómo las piezas de la noche anterior comenzaban a encajar en mi mente. Recordé la boda, la explosión de emociones, la confrontación con Anthony y, finalmente, la inesperada y apasionada interacción con el desconocido.Miré a un lado de la cama y vi un papel, lo tomé y me di cuenta de que era un cheque con una cantidad significativa emitido por la empresa Kontos.—¡Qué diablos significa esto! —exclamé mientras mi mano no dejaba de temblar.Allí me di cuenta de lo que había pasado, me había dejado un cheque con el nombre en blanco para pagarme… por haberme acostado con él, concluí con vergüenza.Me llevé la mano a la cabeza con una creciente angustia ¿Cómo pude haberme acostado con un desconocido? Uno que al parecer me había confundido con una fulana, porque de lo contrario no me había pagado por yacer con él.Apreté las manos a un lado de mi cuerpo con una mezcla de rabia y de decepción, mientras luchaba para que las lágrimas no salieran de mis ojos, pero si pensé que eso era lo peor, no era así, lo más humillante llegó, cuando la puerta se abrió de par en par y tres hombres aparecieron allí.Me cubrí de inmediato, mientras una corriente fría recorría mi espina dorsal.—¿Qué están haciendo aquí? ¿Por qué entran de esa manera? —interrogué con voz temblorosa, nerviosa ante su presencia.—¡Párese y salga de aquí! —ordenó el mayor de los hombres.Sentí cómo mi corazón latía con fuerza en mi pecho, mientras trataba de encontrar una explicación para la situación en la que me encontraba. ¿Por qué estos hombres estaban aquí? ¿Cómo habían entrado? ¿Qué querían de mí? Todas estas preguntas y muchas más se agolparon en mi mente.Me levanté poco a poco, tratando de mantener la sábana sobre mi cuerpo, mientras los hombres me rodeaban. Sentí sus miradas frías y calculadoras sobre mí.—¿Quiénes son ustedes? No pueden entrar de esa manera aquí —dije tratando de persuadirlos para que se fueran.—No tenemos por qué darte ninguna explicación, porque no eres nadie, es solo una mujerzuela que se revolcó con el señor Kontos a cambio de dinero —mencionó con desprecio. —¡No! Eso no es así,El hombre tomó el cheque y me lo agitó en la mano.—¿Aún lo niegas? Las evidencias son más que evidentes. Ahora te voy a dar cinco minutos para que te vistas, si no lo haces en este tiempo te saco de aquí, sin importarme que te eche desnuda.Los hombres salieron de la habitación y yo me traté de vestir con rapidez, pero las lágrimas me impedían ver, por lo que apenas se cumplieron volvieron a entrar.—¡Agárrenla! —exclamó el hombre.—No es necesario, puedo irme por mis propios pies —expresé indignada, tratando de liberarme, pero no pude hacerlo, eran más fuerte que yo y cada uno de ellos me tomó por un brazo.Sentí tanta vergüenza y humillación que no podía levantar la mirada, mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas.Los hombres me llevaron hasta que me hicieron subir a una lancha y el mayor me lanzó el cheque a los pies, pero no lo recogí, me abracé a mí misma, intenté discutir.—Tengo un trabajo… mi maleta está en el hotel y… —ni siquiera pude terminar mi oración, porque me lanzaron la maleta en la lancha.—¡Allí la tienes! Más te vales que no te atrevas a aparecerte, ni siquiera buscar a ningún miembro de la Familia Kontos, porque si lo haces te vas a arrepentir.No pude debatir nada porque la lancha empezó a moverse a toda velocidad, en un par de hora ya estaba en tierra firme, durante todo el trayecto, me arrepentí de haber acudido a ese trabajo, de haber confiado en Anthony y sobre todo en haberme dejado seducir por ese desconocido.Cuando llegamos, tomaron la maleta y la lanzaron a la orilla, esta se abrió desparramando todo su contenido, y como si eso fuera poco, cada uno me tomó por el brazo y me lanzaron sin ningún cuidado haciendo que me lastimara con la caída, pegué un grito de dolor, tomando mi tobillo mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas, hicieron una bola con el cheque y lo tiraron a mi lado.La lancha se alejó del muelle y yo me quedé allí, en medio de la nada, con la maleta y el cheque a mis pies. No podía creer lo que acababa de suceder y el dolor que sentía en mi corazón era insoportable.Me sentí perdida y vulnerable. En el fondo de mi corazón, sabía que lo sucedido la noche anterior cambiaría mi vida para siempre y no de la manera en la que siempre había imaginado.Mientras la lancha se alejaba de la costa, me quedé en el piso, lloré en silencio, tratando de procesar lo que acababa de suceder. No podía creer en la tragedia que había terminado mi vida, engañada por el hombre que amaba, mi inocencia perdida y mi vida destruida, todo por una noche de pasión loca con un hombre que no conocía y que seguramente nunca volvería a ver.Tarah O'KellyLa sensación de abandono y desesperación se apoderó de mí mientras me encontraba sola en la costa, mi tobillo lastimado y el corazón hecho añicos. Me sentía vulnerable y perdida, como si hubiera caído en un abismo sin fondo. No tenía idea de cómo manejar esta situación ni a quién recurrir. Finalmente, reuní fuerzas para recoger los objetos que salieron de mi maleta y terminaron esparcidos por el suelo. Al hacerlo, me di cuenta de que mi teléfono móvil había quedado Con lágrimas en los ojos, abrí el cheque que había sido arrojado a mis pies. La cantidad escrita en él era considerable, pero no significaba nada para mí en ese momento. El dolor, y lo que había perdido, era mucho más valioso que cualquier suma de dinero. Me había dejado llevar por la pasión y el deseo, sin pensar en las consecuencias que esto tendría para mi vida. Sentada en la orilla, miré el horizonte con ojos vidriosos, tratando de buscar una salida, tomé mi maleta con mucho esfuerzo, me puse de pie y c
Tarah O'KellyLa sorpresa en la habitación era palpable. Alexis Kontos y yo nos miramos fijamente, con una mezcla de incredulidad y asombro en nuestros rostros. La tensión en el aire era tan pesada que casi se podía cortar con un cuchillo.Alexis rompió el silencio primero, levantando una ceja con una expresión irónica en el rostro.—Vaya, vaya, vaya, esto es inesperado. A decir verdad no esperaba verte de nuevo después de aquella noche en la isla ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me engañaste para venir a verme diciendo que eras la asistente de la jefa de sobrecargos? ¿Acaso quieres repetir la experiencia de la isla? Porque si es así lamento decirte que no estoy interesado —articuló con desprecio.Mis emociones fluctuaron entre la confusión y la rabia. No podía creer que el hombre con el que había terminado pasando la noche y que me humilló pagándome por acostarme con él, fuera el mismo dueño de la aerolínea y el padre de la novia, el mismo que me acababa de despedir de manera injusta.—Dime
Tarah O'KellyDespués de dos semanas que habían pasado desde que salí de la oficina de Alexis Kontos, por fin mi amiga había logrado reunir a los periodistas y en cuestión de minutos iniciaría una rueda de prensa, donde expondría la verdad y la injusticia que había cometido la familia Kontos conmigo. No podía evitar estar nerviosa, mis manos me sudaban tanto que debí limpiarlas con cuidado en mi ropa, caminaba de un lado a otro en la antesala donde daría la rueda de prensa.Aunque sola no podía enfrentar a la poderosa familia Kontos, esperaba que con la ayuda de los medios de comunicación, tuviera una oportunidad real de mostrar sus verdaderos colores y limpiar mi nombre.Un momento después, Sarah entró.—Amiga, ya es hora… suerte.Asentí y comencé a caminar hacia el salón, tuve una sensación amarga en mi garganta, sentía que estaba a punto de vomitar, respiré profundo y me obligué a pensar en otra cosa, me armé de valor y me paré en el podium.Me recibió un silencio absoluto, tanto
Tarah O'KellySentí el olor del alcohol en mis fosas nasales, por un momento pensé que había tenido una pesadilla, abrí los ojos lentamente, y al ver el sitio donde estaba la realidad me golpeó fuertemente, como si me hubieran propinado un mazazo en la cabeza.¡No era un sueño, era mi realidad! Estaba allí en un consultorio, rodeada por frío olor antiséptico del lugar, las paredes blancas y el zumbido de las luces fluorescentes. Mi corazón latía con fuerza mientras intentaba procesar la situación.Me incliné para revisar bien el lugar donde me encontraba y vi al doctor sentado junto a mis pies mirándome sonriente.—Me imagino que te desmayaste de la emoción pro la noticia —me dijo el médico y yo cerré los ojos negando con la cabeza, al mismo tiempo que tocaba mi frente.—¡Claro sí! La emoción que me da tener un hijo del hombre que me despidió injustamente y arruinó mi vida —respondí con amargura, sin poder evitar que las lágrimas brotaran de mis ojos, porque estaba jodida, pensé.La
Tarah O'Kelly—Sabía que eras un miserable falta de testículos, pero no sabía que tan bajo eras… antes de estar contigo nunca había estado con otro hombre… Me quedé callada por varios segundos tratando de controlar mi creciente ira, porque juro que si seguía allí iba a terminar haciéndole exodoncia en sus perfectos dientes, porque ganas de sacárselos uno a uno no me faltaban.Sin embargo, me di cuenta que no tenía sentido seguir tratando de razonar con este hombre, él había sacado conclusiones y tomado su decisión.—Sabías que solo querías dinero, ¿Es eso lo que busca? ¿Convertirte en la mantenida de un millonario? —inquirió con una expresión divertida.Aunque era un hombre extremadamente hermoso, con uno de los mejores físicos que había visto en mi vida, su actitud lo hacía un ser insensible, cruel y sin corazón.No valía la pena seguir discutiendo, lo miré con desdén mientras me acercaba a él, lentamente y en un susurro le hablé.—¿Crees que necesito de tus millones para vivir? ¿Ve
Tarah O'Kelly—Sí, es mi hermano Michael. Pero, ¿qué estás haciendo aquí? ¿Cómo supiste dónde encontrarme? Si hasta usé el apellido de soltera de mi abuela materna —señalé sin poder creer que me hubiesen encontrado. Michael miró a Sara con una sonrisa leve mientras se soltaba de ella con cuidado.—¿Tienes un hermano y no me lo dijiste? —preguntó Sarah con reproche y una expresión de quererme matar, pero antes de poder responderle lo hizo mi hermano.—No, en realidad tiene seis hermanos y ella es la única mujer. Y en cuanto a tu pregunta de porque estoy aquí Tarah, vine por ti… es hora de que regreses a casa con tu familia, creo que ya experimentaste lo suficiente. Sabemos dónde has estado desde el mismo día que te fuiste de casa ¿Crees que papá te iba a dejar irte y olvidarse de ti? De hecho, nunca esperó que con su ultimátum te atrevieras a escoger ser sobrecargo por encima de tu familia, y que dejaras todas las comodidades…—¡Para ya! Sabes bien que eso no me importa, lo único que
Tarah O'Kelly “Respira profundo Tarah, no vayas a pelear con tu padre, porque vienes llegando, mejor cálmate y hablas”, me dije contando hasta diez, porque en verdad no quería conflictos y en mi estado no era bueno tenerlos. Así que opté por quedarme en silencio, ni siquiera supe por cuanto tiempo procesando la propuesta de mi padre. Sabía que mi familia estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para ayudarme, pero casarse con Paul Tremblay, un hombre al que nunca había visto, porque era dueño de la primera empresa fabricante de aviones del mundo era una decisión importante y comprometedora. Finalmente, cuando me sentí más calmada, levanté la mirada y me dirigí a mi padre con determinación. —Papá, entiendo que estés tratando de protegerme y a mi hijo, y sé que tu oferta viene producto de tu amor y preocupación por mí. Pero casarme con un hombre que no conozco, no lo voy a hacer, ni menos arriesgarme a exponer a mi hijo. Mi padre asintió, pero no me dio la razón. —Tarah, est
Tarah O'KellyY después de un par de semanas, estaba allí, en una ceremonia de boda sencilla en el jardín de la casa de mis padres, caminando por un pasillo para encontrarme con Paul que estaba esperándome con una sonrisa en sus labios, se veía feliz.La ceremonia fue rápida, aunque muy significativa y conmovedora. A pesar de que nuestra unión no era un matrimonio tradicional por amor, había una sensación de complicidad y respeto entre nosotros. Prometimos apoyarnos mutuamente en esta nueva etapa de nuestra vida, con todos sus desafíos y sorpresas. La presencia de mi familia en la ceremonia, significaba mucho para mí.Cuando el oficiante declaró que éramos oficialmente marido y mujer, intercambiamos sonrisas y miradas cómplices. Mis padres, hermanos y mi amiga Sara que asistieron a la ceremonia aplaudieron con alegría, celebrando esta nueva fase de nuestras vidas.Después de la ceremonia, los invitados se reunieron en el jardín para disfrutar de una comida en familia y compartir anéc