Maxwell Crane La mención del nombre de Stiller Kempless causó un impacto en la habitación, el aire se había vuelto denso y tenso. El rostro de Emma palideció, y el choque que recibió fue tanto que terminó sentándose en el sofá mientras se llevaba las manos a la cabeza. —No puede ser… Stiller Kempless era… ¿El otro hombre? ¿El amante de mi madre? —Emma pronunció las palabras como si fueran piedras pesadas, y la desesperación se notaba en su rostro. Yo negué con la cabeza, leyendo la confusión en su rostro. Era un terreno delicado y sabía que cada pieza de información nueva era como una bomba de emociones que estallaba en su interior. —Es lo que necesitamos conocer, no sé si había un triángulo amoroso en ese momento… —mis palabras fueron interrumpidas por ella. —Al parecer era más de un triángulo —dijo con pesar. —No lo sé Emma, no la juzgues, investiga, lo que sí puedo decirte ahora que tengo conciencia de eso, que el parecido entre Lissa y tú es asombroso ¿La has visto? —pregunté
Emma Leyton.Estaba tan cerca de él que podía ver sus hermosos ojos azules, mi corazón palpitó en mi pecho galopante, me quedé en silencio, mirándolo con sorpresa y confusión, tratando de soportar la intensidad de ese momento. Por un instante, sentí que el mundo se detenía a nuestro alrededor. Deseaba con ansiedad que él me besara, y como si hubiese leído mi pensamiento, me tomó por la cintura y unió sus labios con los míos, y yo sentí mi cuerpo temblar como si fueras hojas mecidas por el viento.Sus labios eran dulces, cálidos, suaves, y cuando comenzó a acariciarme la espalda con sus manos, sentí que el deseo se apoderaba de mí, impidiéndome pensar con claridad. Nuestras lenguas se entrelazaron con pasión, y la sensación era tan intensa que me hacía sentir viva y con un fuego que se avivaba furiosamente en mi interior.Me aferré a él con fuerza, apretando mi cuerpo contra el suyo, sintiendo sus manos, deslizarse por mi espalda hasta llegar a mi trasero, donde apretó suavemente, lev
Emma Leyton.Lo impactante de aquellas palabras me dejó sin aliento. La fotografía que sostenía era un enigma, una adolescente que se parecía sorprendentemente a mí. Sentí un nudo en la garganta al leer la nota, tratando de procesar la revelación que acabábamos de descubrir.—Esto es... es increíble —murmuré, mi voz apenas más que un susurro lleno de conmoción.Maxwell tomó la foto y la examinó leyendo la nota conmigo. Su expresión reflejaba el mismo asombro que sentía yo en ese momento.—¿Lissa? ¿Una hija que nunca murió? ¿Quién podría haber escrito esto y por qué estaría entre las cosas de tu padre? —cuestionó, perplejo por el contenido del mensaje.Mis pensamientos se agolpaban, tratando de encontrar respuestas a las preguntas que aquella nota planteaba. Era una revelación inesperada, una historia que había permanecido oculta y que ahora salía a la luz de la manera más desconcertante.—No sé qué pensar. ¿Quién le envió esto a mi madre? ¿Por qué la tiene mi padre? Jamás imaginé que
Lissa KemplessLuego de mi llegada a la casa de mi tía Marieh, y del descubrimiento sobre mi madre, y después de haberle preguntado a ella sobre lo que vi y de haberme negado conocer algo, comí en silencio, ella salió un momento, cuando regresó se veía nerviosa.—¿Qué ocurre tía? ¿Pasa algo? —preguntó y negó con la cabeza.—No es nada mi niña, cuando termines de comer, si quieres algo más me dices —yo asentí, aunque no creía que iba a querer algo, todo lo contrario estaba luchando por no devolver lo que me había comido.Luego de ese momento incómodo con mi tía, terminé mi comida lo más rápido que pude, a pesar de sentirme un poco mal por la tensión en el ambiente, estaba ansiosa, por eso caminé de vuelta a mi habitación, corrí a buscar en mi bolso las fotografías que había encontrado, pero cuando lo hice no estaban.—No puede ser —dije y saqué todo el contenido del morral, busqué debajo de la cama, en las gavetas y no los encontré, es como si todo hubiese sido producto de mi imaginac
Lissa Kempless.Salí del consultorio médico con la mente llena de preguntas. A pesar de que una parte de mí deseaba huir, alejarse de todo lo que estaba ocurriendo, sabía que había algo que no podía ignorar: tenía que contarle la verdad a Gregory. Él merecía saber que iba a tener un hijo y ese niño o niña tenía derecho a conocer a su padre. Además, debía conocer la verdad de lo que le había ocurrido a mi madre, decidí regresar a la casa de mi tía Marieh, cuando entré, me di cuenta de una nota en la mesa de la mesa de centro en la casa que me dejó mi tía.“Querida sobrina, siento ausentarme, pero hay cosas que debo resolver, nos vemos mañana. Tu tía Marieh”.Releí la nota, y no pude evitar sentir una corazonada, una intuición de que algo no estaba bien, no sabía que era, pero no me gustaba esa sensación.Enseguida pensé que como mi tía se había ido, quizás podría aprovechar la ocasión para revisar la habitación, tal vez encontraría algo importarte para dar respuestas a mi pregunta.Cu
Lissa Kempless.Gregory se aproximó rápidamente hacia mí, como si el tiempo se hubiera detenido por un momento y solo existiéramos los dos. Corrió hacia mí y me envolvió en un abrazo tan cálido y reconfortante que por un instante olvidé todo lo que estaba sucediendo a mí alrededor. Sentí su aroma, la familiaridad de su abrazo, y todo se calmó.—Lissa, por fin te encuentro. Lo siento mi amor, por creerle a tu padre, me sentí herido y fue después cuando fui a buscarte que me di cuenta de la verdad que habías huido y que todo había sido una trampa suya. Estaba tan preocupado, te he buscado por todas partes. ¿Estás bien? —dijo, apartándose para mirarme a los ojos, tomando mi mejilla con su mano, mostrando una evidente angustia en su rostro y un profundo amor.Sentí cómo sus palabras y su preocupación me conmovieron profundamente. Quise responder, pero las palabras se atascaron en mi garganta, mi corazón latía con fuerza, y solo asentí con la cabeza, incapaz de encontrar las palabras adec
Gregory JacksonLos empleados miraban con sorpresa y alegría la escena que se desarrollaba frente a ellos. Entretanto, yo seguía gritando con emoción mientras algunos de ellos se acercaban con sonrisas y felicitaciones, contagiados por mi energía contagiosa. Algunos reían, otros murmuraban entre sí, pero todos parecían compartir la alegría del momento.Lissa me miraba atónita, se cubría la boca mientras se reía, sin poder creer la reacción que había provocado en mí la noticia. Regresé a la oficina emitiendo unos gritos y sin poder contener la sonrisa e invité a Lissa a entrar, cuando lo hice cerré la puerta tras de mí, me giré y la abracé, mientras escondía mi cabeza en su cuello. —Lo siento, si te parecí un loco. Es solo que... es una noticia tan increíble, Lissa. No puedo contener mi felicidad, es como un sueño ¿Sabes lo que significa para mí ser padre de tus hijos? —expliqué, intentando disculparme por mi efusividad.Ella sonrió, con una mezcla de sorpresa y emoción por mi alegr
Lissa Kempless—¿Qué? ¿Mi hermana? —exclamé visiblemente impactada, mirando a la mujer frente a mí con una mezcla de incredulidad y emoción, aunque una parte de mí se negaba a creer lo que estaba escuchando.—Eso es lo pensamos, porque Emma es hija de Emerith, tu madre —explicó Tarah, manteniendo la calma y tratando de hacer comprensible la noticia—, por eso es necesario que le practiquemos una prueba de ADN.Yo me quedé sin aliento mientras veía los ojos de Emma bañados en lágrimas, tratando de procesar la revelación que acababa de escuchar. No podía apartar la mirada de Emma, analizando cada rasgo de su rostro en busca de similitudes con los míos.—¿Cómo es posible? —pregunté con la voz entrecortada por la emoción y el asombro, estaba tan impactada que no podía ni procesar lo que decía —. Siempre creí que era hija única, nunca supe de la existencia de una hermana ¿Cómo es esto posible? ¿Eres hija de mi padre? ¿De Stiller Kempless? Pregunté mientras miraba a Emma, mirándome con una