Tarah KontosMarcaba una y otra vez con los mismos resultados, no podía comunicarme con Sarah.De pronto sentí la mano de Alexis acariciar mi hombro.—Mi amor ¡Cálmate! Ese bebé va a salir muy belicoso. ¿Y ahora cuéntame a qué hora quieres que le mande el misil a Michael? —preguntó con seriedad—, sabes que tengo amigos que lo pueden hacer, puedo llamar a Walton y en poco… —lo interrumpí porque si lo dejaba avanzar mucho era capaz de hacer lo que decía.—¡Alto allí! No estoy hablando de manera literal, sino en sentido figurado, no quiero que lo mates de verdad, ¡Estás loco! Es mi hermano, aunque es lo que me provoca por ser tan bruto. Te juro que estoy preocupada de que el bruto lo hereden mis hijos.—Y debes preocuparte por eso, porque dicen que la inteligencia se hereda de la madre, y tus hermanos la heredaron seguramente de la tuya, y… —cuando vio mi cara contuvo la risa, mientras yo lo veía con caras de pocos amigos.—No me parece gracioso y andas buscando que te mande a dormir a o
Maxwell CraneHabía intentado desde el día del entierro hablar con Emma, pero se me había hecho imposible, parecía que ella me estaba evadiendo, las veces que había ido, me enviaba a una de las señoras de servicio a decir que no estaba, que dormía, que no había llegado, eran decenas las excusas, pero necesitaba conversar con ella, porque quería aclarar el misterio que encerraba su madre. Porque después de haber conversado con Tarah y Kontos, tenía la impresión de que las cosas no habían sucedido como mi padre pensaba, tenía la sensación que quizás él se había equivocado y alguien había conspirado en contra de su relación.Así que me aposté en una zona cercana a su casa, esperando verla llegar o salir, lo que fuera, tenía como casi una hora esperando dentro del auto, cuando vi un vehículo llegar y pararse a la entrada, sin pensarlo dos veces, me bajé y caminé corriendo hacia allí, cuando el portón se abrió aproveché a entrar y el auto se detuvo de repente y la pude ver con una expresi
Maxwell Crane La mención del nombre de Stiller Kempless causó un impacto en la habitación, el aire se había vuelto denso y tenso. El rostro de Emma palideció, y el choque que recibió fue tanto que terminó sentándose en el sofá mientras se llevaba las manos a la cabeza. —No puede ser… Stiller Kempless era… ¿El otro hombre? ¿El amante de mi madre? —Emma pronunció las palabras como si fueran piedras pesadas, y la desesperación se notaba en su rostro. Yo negué con la cabeza, leyendo la confusión en su rostro. Era un terreno delicado y sabía que cada pieza de información nueva era como una bomba de emociones que estallaba en su interior. —Es lo que necesitamos conocer, no sé si había un triángulo amoroso en ese momento… —mis palabras fueron interrumpidas por ella. —Al parecer era más de un triángulo —dijo con pesar. —No lo sé Emma, no la juzgues, investiga, lo que sí puedo decirte ahora que tengo conciencia de eso, que el parecido entre Lissa y tú es asombroso ¿La has visto? —pregunté
Emma Leyton.Estaba tan cerca de él que podía ver sus hermosos ojos azules, mi corazón palpitó en mi pecho galopante, me quedé en silencio, mirándolo con sorpresa y confusión, tratando de soportar la intensidad de ese momento. Por un instante, sentí que el mundo se detenía a nuestro alrededor. Deseaba con ansiedad que él me besara, y como si hubiese leído mi pensamiento, me tomó por la cintura y unió sus labios con los míos, y yo sentí mi cuerpo temblar como si fueras hojas mecidas por el viento.Sus labios eran dulces, cálidos, suaves, y cuando comenzó a acariciarme la espalda con sus manos, sentí que el deseo se apoderaba de mí, impidiéndome pensar con claridad. Nuestras lenguas se entrelazaron con pasión, y la sensación era tan intensa que me hacía sentir viva y con un fuego que se avivaba furiosamente en mi interior.Me aferré a él con fuerza, apretando mi cuerpo contra el suyo, sintiendo sus manos, deslizarse por mi espalda hasta llegar a mi trasero, donde apretó suavemente, lev
Emma Leyton.Lo impactante de aquellas palabras me dejó sin aliento. La fotografía que sostenía era un enigma, una adolescente que se parecía sorprendentemente a mí. Sentí un nudo en la garganta al leer la nota, tratando de procesar la revelación que acabábamos de descubrir.—Esto es... es increíble —murmuré, mi voz apenas más que un susurro lleno de conmoción.Maxwell tomó la foto y la examinó leyendo la nota conmigo. Su expresión reflejaba el mismo asombro que sentía yo en ese momento.—¿Lissa? ¿Una hija que nunca murió? ¿Quién podría haber escrito esto y por qué estaría entre las cosas de tu padre? —cuestionó, perplejo por el contenido del mensaje.Mis pensamientos se agolpaban, tratando de encontrar respuestas a las preguntas que aquella nota planteaba. Era una revelación inesperada, una historia que había permanecido oculta y que ahora salía a la luz de la manera más desconcertante.—No sé qué pensar. ¿Quién le envió esto a mi madre? ¿Por qué la tiene mi padre? Jamás imaginé que
Lissa KemplessLuego de mi llegada a la casa de mi tía Marieh, y del descubrimiento sobre mi madre, y después de haberle preguntado a ella sobre lo que vi y de haberme negado conocer algo, comí en silencio, ella salió un momento, cuando regresó se veía nerviosa.—¿Qué ocurre tía? ¿Pasa algo? —preguntó y negó con la cabeza.—No es nada mi niña, cuando termines de comer, si quieres algo más me dices —yo asentí, aunque no creía que iba a querer algo, todo lo contrario estaba luchando por no devolver lo que me había comido.Luego de ese momento incómodo con mi tía, terminé mi comida lo más rápido que pude, a pesar de sentirme un poco mal por la tensión en el ambiente, estaba ansiosa, por eso caminé de vuelta a mi habitación, corrí a buscar en mi bolso las fotografías que había encontrado, pero cuando lo hice no estaban.—No puede ser —dije y saqué todo el contenido del morral, busqué debajo de la cama, en las gavetas y no los encontré, es como si todo hubiese sido producto de mi imaginac
Lissa Kempless.Salí del consultorio médico con la mente llena de preguntas. A pesar de que una parte de mí deseaba huir, alejarse de todo lo que estaba ocurriendo, sabía que había algo que no podía ignorar: tenía que contarle la verdad a Gregory. Él merecía saber que iba a tener un hijo y ese niño o niña tenía derecho a conocer a su padre. Además, debía conocer la verdad de lo que le había ocurrido a mi madre, decidí regresar a la casa de mi tía Marieh, cuando entré, me di cuenta de una nota en la mesa de la mesa de centro en la casa que me dejó mi tía.“Querida sobrina, siento ausentarme, pero hay cosas que debo resolver, nos vemos mañana. Tu tía Marieh”.Releí la nota, y no pude evitar sentir una corazonada, una intuición de que algo no estaba bien, no sabía que era, pero no me gustaba esa sensación.Enseguida pensé que como mi tía se había ido, quizás podría aprovechar la ocasión para revisar la habitación, tal vez encontraría algo importarte para dar respuestas a mi pregunta.Cu
Lissa Kempless.Gregory se aproximó rápidamente hacia mí, como si el tiempo se hubiera detenido por un momento y solo existiéramos los dos. Corrió hacia mí y me envolvió en un abrazo tan cálido y reconfortante que por un instante olvidé todo lo que estaba sucediendo a mí alrededor. Sentí su aroma, la familiaridad de su abrazo, y todo se calmó.—Lissa, por fin te encuentro. Lo siento mi amor, por creerle a tu padre, me sentí herido y fue después cuando fui a buscarte que me di cuenta de la verdad que habías huido y que todo había sido una trampa suya. Estaba tan preocupado, te he buscado por todas partes. ¿Estás bien? —dijo, apartándose para mirarme a los ojos, tomando mi mejilla con su mano, mostrando una evidente angustia en su rostro y un profundo amor.Sentí cómo sus palabras y su preocupación me conmovieron profundamente. Quise responder, pero las palabras se atascaron en mi garganta, mi corazón latía con fuerza, y solo asentí con la cabeza, incapaz de encontrar las palabras adec