Michael HallAbrí los ojos lentamente, sintiendo el peso de una resaca agobiante, fruncí el ceño porque no recordaba haber tomado para que me doliera la cabeza.Una luz penetrante atravesaba las cortinas semiabiertas de una habitación que no conocía, y mi cabeza palpitaba con cada latido. Observé a mí alrededor, confundido y preocupado, y un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando me percaté de dos cosas, estaba en un hotel y tenía a una mujer desnuda al lado en la cama.—¿Qué diablos es esto? —susurré en voz alta.Fruncí el ceño al verla, tratando de recordar cómo había terminado allí y quién era esa mujer a mi lado. Cuando mi mirada se enfocó bien en ella, alzó el rostro y la reconocí, era Suzanne, la prima de Bárbara, lo cual me resultó desconcertante, porque lo último que recordaba era haber estado bailando con ella.Intenté incorporarme, pero un dolor punzante en mi cabeza me hizo retroceder con un gemido. Miré a Suzanne y mi gesto se tornó serio.—¿Qué demonios estamos haciendo aqu
Michael HallYo me encontraba en una espiral de confusión y desesperación. Aunque intentaba negar lo sucedido, las palabras de Suzanne y las imágenes que comenzaban a formarse en mi mente le causaban un inmenso malestar. Caminaba por las calles con una sensación de desamparo y angustia, repasando una y otra vez los eventos de esa noche, incapaz de comprender cómo había terminado en esa situación.No puede ser, me repetía en la mente una y otra vez, con ganas de llorar como si fuera un niño, sentía mi corazón destrozado, no sabía cómo iba a mirar a Sarah, ¿Qué le iba a decir? Me sentía demasiado decepcionado y avergonzado, ¿Qué le iba a decir? Ensayaba en mi mente una y otra vez mis palabras, porque si de algo estaba seguro es que un suceso como ese no podía esconderlo, debía contarle.Sin embargo, no podía evitar sentir que el miedo atenazaba mi interior, ¿Cómo ella iba a reaccionar? Eso la destrozaría, de solo imaginarme su carita de angustia, sus ojos llorosos se me partía el coraz
Michael HallTenía la sensación de estar viviendo una pesadilla, cuando escuché esos comentarios y luego los vi en las redes sociales, rogué en mi interior para que Sarah no viera esas imágenes, hasta que yo no conversara con ella, porque estaba seguro de que eso la destrozaría, como seguramente me sentiría yo, si estuviera en su lugar.Pero al escuchar ese mensaje, lamenté profundamente no haberle atendido el teléfono, porque ahora tenía la certeza de que me había ocurrido lo peor que podría haberme pasado. En ese momento repicó, pero el número de la pantalla no se reflejaba.Lo atendí de inmediato y la voz de una furiosa Tarah se escuchó al otro lado de la línea.“Dame una sola razón para no decirle a Alexis Kontos, que te mande un misil para que acabe contigo, pedazo de imbécil ¿Sabes lo que has hecho?”, dijo notoriamente enfadada, mientras yo no ni siquiera podía encontrar mi voz, ni para pedir perdón.La voz de mi hermana, Tarah, era un torbellino de furia y preocupación. Su tono
Tarah KontosMarcaba una y otra vez con los mismos resultados, no podía comunicarme con Sarah.De pronto sentí la mano de Alexis acariciar mi hombro.—Mi amor ¡Cálmate! Ese bebé va a salir muy belicoso. ¿Y ahora cuéntame a qué hora quieres que le mande el misil a Michael? —preguntó con seriedad—, sabes que tengo amigos que lo pueden hacer, puedo llamar a Walton y en poco… —lo interrumpí porque si lo dejaba avanzar mucho era capaz de hacer lo que decía.—¡Alto allí! No estoy hablando de manera literal, sino en sentido figurado, no quiero que lo mates de verdad, ¡Estás loco! Es mi hermano, aunque es lo que me provoca por ser tan bruto. Te juro que estoy preocupada de que el bruto lo hereden mis hijos.—Y debes preocuparte por eso, porque dicen que la inteligencia se hereda de la madre, y tus hermanos la heredaron seguramente de la tuya, y… —cuando vio mi cara contuvo la risa, mientras yo lo veía con caras de pocos amigos.—No me parece gracioso y andas buscando que te mande a dormir a o
Maxwell CraneHabía intentado desde el día del entierro hablar con Emma, pero se me había hecho imposible, parecía que ella me estaba evadiendo, las veces que había ido, me enviaba a una de las señoras de servicio a decir que no estaba, que dormía, que no había llegado, eran decenas las excusas, pero necesitaba conversar con ella, porque quería aclarar el misterio que encerraba su madre. Porque después de haber conversado con Tarah y Kontos, tenía la impresión de que las cosas no habían sucedido como mi padre pensaba, tenía la sensación que quizás él se había equivocado y alguien había conspirado en contra de su relación.Así que me aposté en una zona cercana a su casa, esperando verla llegar o salir, lo que fuera, tenía como casi una hora esperando dentro del auto, cuando vi un vehículo llegar y pararse a la entrada, sin pensarlo dos veces, me bajé y caminé corriendo hacia allí, cuando el portón se abrió aproveché a entrar y el auto se detuvo de repente y la pude ver con una expresi
Maxwell Crane La mención del nombre de Stiller Kempless causó un impacto en la habitación, el aire se había vuelto denso y tenso. El rostro de Emma palideció, y el choque que recibió fue tanto que terminó sentándose en el sofá mientras se llevaba las manos a la cabeza. —No puede ser… Stiller Kempless era… ¿El otro hombre? ¿El amante de mi madre? —Emma pronunció las palabras como si fueran piedras pesadas, y la desesperación se notaba en su rostro. Yo negué con la cabeza, leyendo la confusión en su rostro. Era un terreno delicado y sabía que cada pieza de información nueva era como una bomba de emociones que estallaba en su interior. —Es lo que necesitamos conocer, no sé si había un triángulo amoroso en ese momento… —mis palabras fueron interrumpidas por ella. —Al parecer era más de un triángulo —dijo con pesar. —No lo sé Emma, no la juzgues, investiga, lo que sí puedo decirte ahora que tengo conciencia de eso, que el parecido entre Lissa y tú es asombroso ¿La has visto? —pregunté
Emma Leyton.Estaba tan cerca de él que podía ver sus hermosos ojos azules, mi corazón palpitó en mi pecho galopante, me quedé en silencio, mirándolo con sorpresa y confusión, tratando de soportar la intensidad de ese momento. Por un instante, sentí que el mundo se detenía a nuestro alrededor. Deseaba con ansiedad que él me besara, y como si hubiese leído mi pensamiento, me tomó por la cintura y unió sus labios con los míos, y yo sentí mi cuerpo temblar como si fueras hojas mecidas por el viento.Sus labios eran dulces, cálidos, suaves, y cuando comenzó a acariciarme la espalda con sus manos, sentí que el deseo se apoderaba de mí, impidiéndome pensar con claridad. Nuestras lenguas se entrelazaron con pasión, y la sensación era tan intensa que me hacía sentir viva y con un fuego que se avivaba furiosamente en mi interior.Me aferré a él con fuerza, apretando mi cuerpo contra el suyo, sintiendo sus manos, deslizarse por mi espalda hasta llegar a mi trasero, donde apretó suavemente, lev
Emma Leyton.Lo impactante de aquellas palabras me dejó sin aliento. La fotografía que sostenía era un enigma, una adolescente que se parecía sorprendentemente a mí. Sentí un nudo en la garganta al leer la nota, tratando de procesar la revelación que acabábamos de descubrir.—Esto es... es increíble —murmuré, mi voz apenas más que un susurro lleno de conmoción.Maxwell tomó la foto y la examinó leyendo la nota conmigo. Su expresión reflejaba el mismo asombro que sentía yo en ese momento.—¿Lissa? ¿Una hija que nunca murió? ¿Quién podría haber escrito esto y por qué estaría entre las cosas de tu padre? —cuestionó, perplejo por el contenido del mensaje.Mis pensamientos se agolpaban, tratando de encontrar respuestas a las preguntas que aquella nota planteaba. Era una revelación inesperada, una historia que había permanecido oculta y que ahora salía a la luz de la manera más desconcertante.—No sé qué pensar. ¿Quién le envió esto a mi madre? ¿Por qué la tiene mi padre? Jamás imaginé que