MATEO.
Estaba realmente preocupado, porque por más que marcaba su número nadie lo cogía al otro lado, y estaba empezando a impacientarme.
Colgué el teléfono después de intentarlo por enésima vez, y me volví hacia la puerta, tirando el cigarrillo al asfalto. Yo no fumaba, no solía hacerlo, a no ser que estuviese realmente histérico, y aquel por supuesto era el caso.
Miré hacia la barra, observando a Mario y a Sandra, tonteando, como de costumbre, sintiendo como los nervios se me crispaban un poco más.
Volví a salir a la puerta y me encendí otro cigarro, le había robado el paquete a Sandra, y no pensaba devolvérselo hasta haberme fumado hasta el último, sería mi pequeña venganza por todo aquello. Sabía que eso era lo que ella pretendía, ponerme celoso con mi amigo, pero no le daría el gust
(CALIPSO)Podía sentir la brisa nocturna sobre mi rostro, intentando secar mis lágrimas, pero era en vano, mis lágrimas aún no dejaban de salir.En otras circunstancias habría pensado que todo era mentira, que tan sólo era algo que mi hermano inventaba para separarme de Teo. Pero en aquella ocasión no, porque había tenido aquella sensación, aquel miedo casi desde que le conocí, y la sombra de Sandra siempre estaba por ahí, rondando, aunque él asegurase que no era nada para él.Ella era la persona que calentaba su cama, y yo la que calentaba su corazón. Sabía que era de esa forma, sabía que aquella chica le daba algo que yo nunca podría darle. Yo no era de esa manera, no podía estar con alguien que me mentía, no quería compartir a esa persona con nadie más, y él parecía ser de esa clase de hombres de los
MATEO.Estaba borracho, muy borracho, y destrozado, totalmente hundido, era incapaz de mirar hacia la chica que tenía delante, incapaz de dejar de llorar frente a ella.No te preocupes, Matty – me aseguraba ella, mientras me desabrochaba el cinturón y el botón del pantalón, para luego sacar mi pene a escena – voy a hacer que te olvides de esa idiota – insistió, para luego meter mi miembro en su boca y comenzar a hacer su magia. Pero aquella vez ni siquiera eso podía sanarme, y supe que si eso no lo hacía ya nada jamás lo haría.Necesito verla – le dije, apartando a Sandra, subiéndome los pantalones, y saliendo de la casa, dejándola sorprendida con ello.Me monté en la moto, con dificultad, y conduje poniendo gran atención en no pegármela, hasta llegar al campus, y e
Caminaba hacia mi habitación, estaba cansada después de un largo día en el instituto y en las actividades extraescolares a las que me había apuntado. ¿A quién se le ocurría apuntarse a esgrima, a tiro con arco y a defensa personal en la misma tarde? Sólo a mí. Siempre me interesaron los deportes con armas, cosas que por regla general solían gustarles más a los chicos. Pero yo era diferente al resto de mis amigas, a mí no me gustaban las mismas cosas que a ellas: el yoga, el baile, el maquillaje y las redes sociales.Me detuve antes de haber llegado a la escalera que daba a la parte de arriba, escuchando los gritos acalorados de mi madre. Parecía estar discutiendo con Javier, el único que se había portado como un verdadero padre conmigo, desde que tenía uso de razón.Ellos son hermanos, Ariel, por el amor de dios – se quejaba él, inte
Narrado por Diego.Tumbado en mi habitación, mirando por la ventana hacia la lluvia que caía en aquella oscura noche, con ella tumbada sobre mí, totalmente dormida. Era preciosa – me percaté al observarla - ¿cómo no me había dado cuenta antes de lo terriblemente hermosa que era? Tenía el cabello moreno y corto; le llegaba más o menos por encima de los hombros, de piel media, ojos marrones, de estatura mediana y complexión delgada, con una sonrisa siempre en el rostro, a pesar de las adversidades.Ella llevaba conmigo toda mi vida, desde mis siete años de edad, y aún estaba a mi lado, aunque no como entonces. Antes nuestros padres estaban casados, ahora, divorciados y casados con otras personas. Pero eso no impedía que nos buscásemos y fuésemos como hermanos.Aún podía recordar cuando la vi por primer
(CALIPSO)No entendía en qué momento me había dejado arrastrar a aquella tontería, pero allí estaba, junto a mi mejor amiga, Marina, esperando en la puerta del cine a que llegasen Teo y Diego.Iba muy normal, no me había arreglado en exceso aquel domingo, tan sólo quería que pasase rápido, tenía trabajos que preparar para el día siguiente, para la universidad, y pocas ganas de aquella encerrona. Al contrario que mi amiga, que estaba entusiasmada con aquella salida, como si siempre hubiese querido salir con mi hermano, pero nunca se hubiese atrevido a decírmelo.¿te gusta Diego? – pregunté, haciendo que ella mirase hacia mí, algo cobarde, como si se sintiese descubierta – no pasa nada si te gusta, yo …Me gusta – aseguró ella – claro que me gusta, está buenísimo. &ndash
(DIEGO)La película fue incómoda, no por la película en sí, sino por la conversación que habíamos mantenido antes. No podía dejar de pensar en lo que Cali había dicho, en lo que Teo había dicho sobre ella, y yo me sentía realmente estúpido.La miraba por el rabillo del ojo, estaba sentada junto a mí y junto a Teo, y parecía inmersa en la trama. Aunque mi amigo, al igual que yo, no le quitaba ojo, y pude apreciar que lo que ella dijo aquella vez, sobre que la mayoría de los chicos tenían grandes tentáculos como pulpos era cierto, y mi amigo no era la excepción, pues sin saber muy bien como su mano derecha acabó sobre la izquierda de ella, haciéndola sentir incómoda.No podía quitar la mirada de ahí, de ese justo punto en el que él acababa de tocarla, y me sentía realmente molesto por ello. Era mi s
(CALIPSO)Cenamos en su casa, con su padre y Tamara, las coles de Bruselas estaban deliciosas y el pastel de carne también. Y luego tomamos una copa junto a ellos, por lo que nos fuimos a dormir bastante tarde.Deberíamos ducharnos antes de irnos a dormir – comenzó él, haciéndome salir de mis pensamientos, mientras caminábamos por el pasillo de la planta superior hacia las habitaciones – así se nos pasará un poco la borrachera.Me duché en el baño de su habitación, sintiendo como el agua bajaba un poco la calentura que la borrachera me había aportado. Debía controlarme, o todo por lo que había luchado se iría a la mierda.Miré hacia el espejo empañado, con el cuerpo totalmente desnudo, observando con detenimiento mi cuerpo, por primera vez en la vida, dándome cuenta de que no est
(DIEGO)“Diego” “Diego” la escuchaba llamarme, mientras se lo metía bien duro, hasta el fondo. ¡Dios! Se sentía tan rico, que no quería detenerme, me daba igual todo lo demás, tan sólo quería follármela así, sintiendo sus gemidos debajo de mí.Miré hacia su rostro, pues quería verla estremecerse al sentirme de aquella manera dentro de ella, pero tan pronto como vi el rostro de ella, de Calipso, debajo de mí, desencajado por el placer que le proporcionaba me detuve.Y entonces, desperté.¡Dios! ¿Cómo podía soñar cosas tan atroces como aquella?La busqué en mi habitación, pero no podía hallarla por ninguna parte. ¿no se había quedado ella a dormir conmigo? Igual sólo lo había imaginado, ya que no podía recordar muy bien mucho después de