Los labios de Daphne tenían un suave gusto a frambuesas, Dorian no podía decidir si era algo natural de ella o se debía a su labial.
Un calor embriagador recorrió su cuerpo acompañado de un delicado y electrizante cosquilleo que se concentró en el preciso lugar donde minutos antes había tenido un manojo de nudos.
Las sensaciones anularon su mente, las emociones lo transportaron al pasado, a un viejo recuerdo de una mujer de cabello color vino tinto que descansaba desnuda sobre su cama, mientras él marcaba de forma perezosa un camino de besos desde el nacimiento de su espina dorsal hacia abajo, pasando por sus omoplatos, por su espalda media, su cadera, hasta…
El recuerdo transformó el dulce sabor de aquel beso en algo amargo y frívolo, lo cual lo llevó a apartar a Daphne.
Para su sorpresa, al observar su rostro no encontró ni una pizca de reprocho, sus ojos envueltos por el salvajismo de la noche brillaban y en sus carnosos labios se dibujaba una sonrisa coqueta.
—Tardaste más de lo esperado en apartarme… Dorian — dijo ella, mientras parecía saborear cada letra.
Las oscuras cejas de él se juntaron en un gesto de enojo mientras intentaba asesinar a la mujer frente a él con su mirada azul.
—¡¿Qué demonios te sucede? ¿Acaso nadie te dijo que no quiero nada de contacto físico en el contrato?!— gruñó Dorian, exhibiendo unos poderosos caninos.
Daphne mordisqueo su labio inferior y luego pasó la lengua sobre este, para dar énfasis en lo que hizo, le dedicó una pequeña sonrisa juguetona.
—Que lástima, creo que la habríamos pasado bien.— dijo ella pasando a su lado y regalándole un guiño mientras se deslizaba en su departamento— Te toca entrar mis cosas guapo— exclamó ella desde dentro del departamento.
A Dorian le tomó unos segundos procesar lo ocurrido, antes de darse cuenta que una completa extraña a la que acababa de besar se encontraba sola en su apartamento sin compañía alguna.
Observó frente a él, una valija con ruedas que había pasado por algo; sin demorar mucho tiempo la tomó y la metió a su casa tras de sí.
En el interior, la hermosa dama ya se encontraba sentada en un mullido sillón de cuero blanco con la vista clavada en él.
—Asique es verdad que eres millonario ¿Que haces para ganar tanto dinero?— dijo Daphne recargando sus largas piernas expuestas sobre el apoyabrazos del sillón.
—Soy dueño de una aplicación—gruño Dorian aún molesto por el beso mientras dejaba la valija a un costado y cerraba la puerta a sus espaldas.
La chica sonrió mientras deslizaba sus ojos por la habitación, examinando y maravillada con cada detalle antiguo.
—Es extraño que necesites contratar una agencia para que finjan ser tu pareja, eres muy guapo y asquerosamente rico… ¿acaso tu amiguito no funciona?— dijo ella entornando levemente su rostro.
Dorian sintió como su rostro quemó por la vergüenza ante su pregunta, pero decidió no dejar el brazo a torcer y disfrazó la vergüenza entre matices de odio.
—Mi miembro está en perfectas condiciones, ahora levántate de mi sillón de inmediato— dijo él, su voz plana y fría como la muerte.
Para su sorpresa la mujer se limitó a corregir su postura, descansó sus pies en el suelo y su espalda en el respaldo del sillón; pero no se levantó de su lugar.
—Bueno, creo que es el momento ideal para que firmemos nuestro querido acuerdo de confidencialidad ¿No lo crees guapo?— contestó ella con una sonrisa lupina.
El rostro de Dorian se apretó, ella no mencionó el contrato entre ellos, el acuerdo que le decía lo que Daphne debía hacer, los límites que podía y no cruzar.
—¿Qué hay del contrato para el trabajo que se te solicitó?— volvió a decir él con el mismo tono de muerte.
—Tranquilo tigre, vamos de a poco. Primero el acuerdo de confidencialidad que te proteja tanto a ti como a mí, luego crearemos y firmaremos nuestro propio contrato, para que por fin yo sea completamente tuya guapo— contestó Daphne regalandole una preciosa sonrisa sensual.
Dorian no supo porque, aquellas palabras le generaron un nuevo cosquilleo en su estómago.
A Daphne le gustaba jugar con sus clientes, en especial cuando estos eran jóvenes y guapos, como era el caso de Dorian Fleyman.El beso había sido una prueba, para ver qué clase de hombre era, y un reto, para ver hasta dónde sería capaz de llegar.Para su asombro, él había sido la primera persona que la había alejado de forma tan rápida. Pero ella no se lo diría, prefirió hacerlo sentir culpable antes de darle motivos para vanagloriarse, después de todo era un hombre y estaba en sus instintos ser así.—¿Tu tienes los papeles para el acuerdo de confidencialidad?— dijo él, su voz tratando de sonar fría pero estaba claro que sus palabras lo habían a
Ella sabía a lo que se refería él, al parecer lo había subestimado y no era otro joven rico de cerebro hueco, este al parecer tenía un poco más de sesos que los anteriores.La respiración de Daphne era irregular, la recta nariz de Dorian estaba a escasos centímetros de su pómulo derecho; ella podía jurar olor el aroma de su colonia dulce mezclada con algo cítrico que no logró descifrar.Ella tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no golpear su entrepierna en un intento desesperado por apartarlo.—No intento jugar a nada, solo hago mi trabajo y esto es parte de mis deberes— susurró ella, no por miedo de su reacción, más bien lo susurró
El corazón de Daphne se saltó un latido y su boca se secó de forma abrupta, estaban tan cerca que podía sentir la suavidad de un oscuro mechón de cabello rebelde que se deslizaba por su mejilla.Su mente se nublo y por un instante solo logró concentrar su mirada en el océano azul vibrante en los ojos de Dorian.Pero un destello de dientes color perla, expuestos en una sonrisa lobuna le indicó que había caído en la trampa. Al parecer, él también podía jugar sus juegos imponiendo sus propias reglas.—Muy bien señor guapetón, ya entendí—contestó ella levantando las manos en el aire-ahora se que tu tambien puedes jugar con fuego y en verdad te sienta
Los ojos de Dorian se volvían brillantes mientras intentaba continuar con su historia."—No fué culpa de Elena, tampoco de Jakob, todo fue mi culpa por no tener el coraje o valor para decirle que la amaba y quería que fuéramos más que solo amigos con derecho.Pero nunca hice eso y tuve que verlos juntos, enamorándose cada día más; pero aún así Elena seguía visitando mi cama, por lo que tenía una leve esperanza de que las cosas cambiarán, no pude estar más equivocado.Jakob se recibió antes que yo y comenzó a ganar mucho dinero, el cual utilizó para llevarse a vivir con él a Elena.No tardó en dejar de visitarme, poco tie
Su respiración era irregular, su palpitante corazón frenético en medio de su pecho cantaba su propia canción mientras el acariciaba la suave piel con la yema de sus dedos trazando un mapa invisible que guiaba el camino desde la cintura baja hasta el fino cuello.Un bajo gemido fue arrancado de los labios de ella, el detonante e invitación que Dorian necesitaba.Hambre y ferocidad en sus ojos al tiempo que comenzó a besar su hombro, con deleite animal recorrió el camino hacia su clavícula escalando por su cuello,un destino claro en mente.—Elena—susurró él, una súplica atada a suspiros mientras reclamaba su boca.Co
—No lo sé Daphne—dijo finalmente Dorian observando la hoja colocada sobre la mesa mientras torcía su boca.—Vamos guapetón, no te volveré a besar solo será un paseo tomados de las manos—contestó ella desde su lugar frente a él.Habían pasado ya dos horas desde que Dorian salió del dormitorio, guiado por el embriagador aroma de los pancakes ; dos horas en las que ella había desarrollado un plan para su primera salida en público.La cita iba a ser en el parque de las rosas, un amplio lugar donde los amantes y parejas solían ir con la intención de perderse entre los laberínticos pasajes de rosa, en el centro del lugar se erguía una hermosa fuente con
Daphne de 13 años:El olor a cigarrillos y alcohol mezclados con el pútrido aroma a humedad llenaron sus fosas nasales, aún así el sentimiento de asco no la alcanzó. Ya estaba acostumbrada después de todo.—Maldita cerda asquerosa, ¡Te dije que eran los cigarrillos simples!—gritaba su madre mientras abofeteaba el rostro de Daphne con fuerza.Había cometido un error estúpido, confundió el tipo de cigarrillos que acostumbraba a fumar su madre con los de su padrastro.—Lo lamento mamá, no volverá a pasar te lo prometo—susurró la niña de trece años cuya mejilla comenzaba a tornar
Las manos sudorosas de Dorian eran la única señal visible de nerviosismo y pánico, mientras tanto, en su interior un fuerte torbellino de emociones se desataban.Unos pasos por delante de él, la sensual silueta de Elena se mecía entre las rosas vistiendo un vestido blanco hueso que parecía haber sido dibujado sobre su propia piel.«Vamos Daphne por favor ¿Dónde estás?» suplicó él en silencio, pero ella aún no aparecía.Lo cual era de esperarse, después de todo el tenía que cumplir la primera parte del plan antes de que ella se hiciera presente.Pero Dorian no podía mover un solo músculo