CAPITULO 12:

Las manos sudorosas de Dorian eran la única señal visible de nerviosismo y pánico, mientras tanto, en su interior un fuerte torbellino de emociones se desataban.

Unos pasos por delante de él, la sensual silueta de Elena se mecía entre las rosas vistiendo un vestido blanco hueso que parecía haber sido dibujado sobre su propia piel.

«Vamos Daphne por favor ¿Dónde estás?» suplicó él en silencio, pero ella aún no aparecía.

Lo cual era de esperarse, después de todo el tenía que cumplir la primera parte del plan antes de que ella se hiciera presente.

Pero Dorian no podía mover un solo músculo

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