Mi nombre es Aurora Russo, tengo diecinueve años, soy la hija mayor de Marco y Daniela, dos padres maravillosos, llenos de amor y comprensión. Estoy en el segundo año de medicina, porque decidí seguir los pasos de mi madre. Aunque, la verdad, es que soy la consentida de mi padre, él haría por mí lo que sea por verme feliz.
Y lo soy, a pesar de ser solitaria, porque no nunca he tenido tiempo para las amistades y mucho menos para los amores. Soy bajita, aunque no tanto como mi madre, en verdad en casa todos somos más altos que ella, pero eso no la detiene a la hora de poner orden, donde el primer caído siempre es mi padre. Aunque me he alejado de las relaciones humanas, sueño con encontrar un hombre que me respete y ame como mi padre lo hace con mi madre, ellos son para mí un ejemplo de lo que una pareja debe ser.Tengo un hermano menor, César, pero parece mi hermano mayor, es más alto incluso que mi padre y, mi madre, dice que se debe a su abuelo paterno, él era muy alto. Lo amo, ese chico es maravilloso y tiene la capacidad de hacerme reír cuando más lo necesito.Hoy me he “escapado” de la casa, aunque no sea del todo cierto, porque mi padre insiste en que vaya mi guardaespaldas a todas partes, incluso si ellos no saben que saldré a algún lugar, mi protector sí debe saberlo.Camino por el Persa Bío Bío mirando lo que ofrece y es muy variado, aquí encuentro cosas interesantes, a buen precio y a veces únicas. Hoy con mayor razón necesito algo único, es el cumpleaños de mi padre y comprarle algo caro no es de su tipo de regalo esperado, de hecho, aún conserva varios de los regalos hechos a mano por mi hermano y por mí, por lo que busco algo nada ostentoso, algo significativo de verdad y que él pueda disfrutar.Llego a un puesto de libros, sonrío y aplaudo, amo los libros tanto como mis padres, empiezo a buscar algunos que necesito para mí de inmediato. Edgar, mi guardaespaldas, se ríe y se acerca para ayudarme, porque sabe que una vez comienzo a fruncir el ceño y a aplaudir, no puedo parar.Reviso cada nombre con dedicación, hasta que doy con uno que me llama la atención, está muy viejo, “El Cantar de Mío Cid” apenas se puede leer en su costado. De inmediato recuerdo la historia que me contó tía Magaly alguna vez, sobre el libro que mi padre vendió para comprar leche y pañales para mi tía Gabriela, por quien llevo el segundo nombre, cuando era una recién nacida.Y es que la vida de mi padre fue muy dura en su niñez y gran parte de su adolescencia, vivió varios años en un orfanato, razón por la cual es voluntario en uno como entrenador de fútbol.Sonrío feliz y lo compro sin pensarlo mucho ni ver su estado en el interior, este es el regalo perfecto para mi padre, aunque no llegue a leerlo, al menos tendrá en su biblioteca aquel título que una vez le interesó. Compro algunos libros más, pago, y con ayuda de Edgar nos regresamos al auto. Le pido me lleve a casa, estoy en periodo de exámenes y debo prepararme, pero con algunos de los libros que conseguí, puedo hacerlo sin problemas.Seguir los pasos de mi madre no ha sido sencillo, estudio medicina en la Universidad Católica, la misma en la que ella obtuvo su título, luego pretendo especializarme en cirugías de alta complejidad, para eso pretendo optar a un post grado en alguna universidad de Estados Unidos u otra universidad extranjera de prestigio. En el trayecto pasamos por una tienda que vende solo envoltorios de regalo, le pido a Edgar que se detenga en algún lugar y me bajo, por supuesto acompañada de él. Busco un papel adecuado para mi padre, por supuesto que uno con animalitos es el mejor, porque todavía sigue siendo un niño en cuerpo de un hombre grande, y seguimos de camino a casa.Aprovecho el largo trayecto, para revisar los libros y comienzo a devorar uno que me viene como anillo al dedo, pero mi teléfono me saca de mi concentración, pongo los ojos en blanco cuando veo que es mi hermano.-Hola, hermanita, ¿ya tienes un regalo para padre?-Sí, acabo de encontrar uno.-¿Qué es? Para no repetir.-Un libro usado.-Oh, eso le encantará. Bueno, yo le regalaré una ciudad Lego.-Jajaja, eso también le encantará. Creo que este año será muy feliz.-Como siempre, ese hombre sonríe con todo, siempre que estemos con él – me dice mi hermano -. Bueno, nos vemos en casa, adiós.-Adiós, César.Me sumerjo en el libro otra vez, hasta que llegamos a casa. Edgar me ayuda con todas mis cosas, el libro para mi padre va en mi bolso, así que entro como si nada. Veo a mi madre en la sala, sumergida en su tablet, con el ceño fruncido, seguro lee uno de sus libros favoritos.Le indico a Edgar que deje todo en mi habitación, me acerco en silencio a mi madre, la que grita molesta.-¡Estúpido Zack! ¿Cómo le haces eso a Crisbell? – y la veo a punto de llorar -.-¿Otra vez con La Venganza del Alpha? – le digo besando su frente -.-Sí, sabes que me gusta ese libro.-Mamá, a ti te gustan todos los libros de Jeda, aún más después de que la conociste en persona.-Bueno, no todos pueden decir que tienen un libro autografiado de su autor favorito. Ese fue un lindo regalo que tu padre me hizo como aniversario de bodas.-Mi padre haría lo que fuera por ti – miro el piso algo perdida -.-¿Te pasa algo? – deja la tablet a un lado y me levanta la barbilla -.-Tengo miedo, mamá. Tengo miedo de estar tan inmersa en mis estudios, en forjarme una carrera y no encontrar el amor como tú.-Hija, lo encontrarás. Y ese día yo deberé prepararme, con cientos de paquetes de pañuelos y fruta feliz para tu padre, porque su princesa encontró a alguien más.-Tú sabes que amo a mi padre.-Pero cuando encuentres al amor de tu vida, ya no será el hombre más importante en ella y él deberá compartirte. Solo elije bien.-Por supuesto, no quisiera convertir en asesino a mi padre.Nos reímos y nos ponemos de pie, nos vamos a la cocina para iniciar con los preparativos para la fiesta, algo muy familiar donde solo están invitados mis tíos José y Magaly con sus familias. Seguro, como cada reunión familiar, veremos la demostración de fuerza entre mi tío Francisco y mi padre, hasta ahora van casi iguales, mi padre le lleva una mínima ventaja jugando a las vencidas.Nos colocamos nuestros delantales e iniciamos, una hora después se nos une César y así terminamos de preparar todo para la celebración, una que mi padre se merece totalmente porque es un esposo y un padre de otro mundo.Luego de cantar el cumpleaños feliz y que mi padre soplara las velas, sin pedir ni un deseo porque dice que tiene todo lo que puede desear justo a frente a él, le comenzamos a entregar los regalos. La primera es mi tía Magaly, quien le da un bolígrafo, pero es de madera, rústico y muy lindo. Mi tío José le da una corbata, muy bella y de una tela muy suave. Mi madre le regala una libreta con una placa de cobre en su portada, donde está tallado el logo de la empresa.
Cuando llega el turno de César, abre la caja, hasta ahora es el regalo más grande, se queda sorprendido y exclama como niño pequeño.-¡Un lego! Esto es genial, de joven siempre quise uno, pero ya estaba crecido… ahora también, pero está de moda – todos se ríen -. Supongo que me vas a ayudar a armarlo – le dice a César -. -¡Claro que sí, papá! ¿Por qué crees que lo compré? – soltamos las carcajadas y mi madre le entrega el último -.-Vamos a ver qué me dio mi princesa – abre con mucho cuidado el envoltorio, sin romper el papel y sin quitar su sonrisa de su rostro. Al sacar el libro se queda serio y paralizado -. No puede ser.-Papi, si no te gusta – comienzo a decir, porque siento que he hecho algo mal -, si no te gusta, puedo buscar algo más… - abre el libro y ve la primera hoja, mientras gruesas lágrimas comienzan a caer de sus ojos -. Ay, papito, perdona, no pensé que te pondrías triste – me acerco a él y le doy un abrazo -. Perdóname, por favor.-Es no estoy triste… hija, encontraste mi libro – me muestra la primera hoja, bajo el título, dice “Marco Contreras” y una fecha -. Esa es la fecha en que lo compré, hija, ¿dónde lo encontraste?-En el Persa… papi, pensé que no te había gustado.-Con el respeto que todos se merecen, pero este es el mejor regalo, mi niña. Gracias, no sabes lo que significa para mí, los recuerdos que me trae – cierra sus ojos sonriendo, al abrirlos, dirige su mirada a la fotografía donde están los cuatro hermanos juntos.-Por supuesto que es el mejor regalo – dice mi madre -. Ese es uno de los objetos de ese Marco del que me enamoré.Sus ojos llenos de amor se encuentran, mi padre la atrae hacia él y la abraza. Todos aplaudimos, cantamos y nos reímos. Veo que mi padre no quita las manos de los regalos que mi hermano y yo le dimos, sin duda son cosas que su mitad adolescente ansía disfrutar muy pronto.Amo a mi familia, porque a pesar de la abundancia en la que nos criaron, también nos enseñaron a valorar las cosas más sencillas y eso no se ve en todas las familias acomodadas. Yo no los cambiaría por nada, ni por nadie.Mi nombre es Alex Luciano Castelli, soy el mayor de seis hermanos, el hijo predilecto de mi padre por mi forma de ser, creo igual a él, protector de todos los míos.Desde pequeño me he preocupado de cuidar de mis hermanos, de ayudarles a elegir lo correcto y tratar de ser un apoyo más que una carga para mis padres. Verán, cuando tienes consciencia de que son muchos hijos, la verdad es que lo único que quieres es ser responsable.Mi padre, Alex Castelli, es mi ejemplo. Cuidó de nosotros, sus hijos, mientras mi madre trabajaba con mi tío Luca para seguir consolidando la empresa. Trabajó a medio tiempo como profesor de artes una vez que todos pudimos ir a la escuela, pero cuando mi madre quedó embarazada otra vez y pasó los primeros cuatro meses en cama, él no se despegó de nosotros, en especial de ella.Una vez más dejó su pasión por enseñar arte,
Me despierto temprano y decido que es mejor me levante ahora y salga de casa con tiempo a la universidad. Es un día de lluvia bastante agitado en la ciudad, una que hace años no se veía, por lo que puedo imaginar el tipo de caos que nos encontraremos de camino al campus. Me visto con unos sencillos jeans, un suéter beige y unas botas, arriba de todo me pongo un abrigo impermeable. Meto los libros que debo renovar en una bolsa sellada, para protegerlos del agua. Bajo a la cocina, donde la televisión está encendida y el desayuno preparado. Veo en el canal de noticias que el viento ha botado árboles, dejando varios sectores sin luz, semáforos apagados y retraso en el tránsito, salir temprano hoy es una verdadera necesidad. -Buenos días, princesa – un beso en la frente de mi padre me hace sonreír -. -Buenos días, papi. Tan guapo como siempre. -Me vestí así para mi novia – sonríe y me guiña un ojo -. -Afortunada tu condenada novia entonces
Me voy con la encargada, quien me acompaña hasta la recepción y me renueva la suscripción de los libros, diciendo que esa la última oportunidad y que tengo quince días. Le agradezco, mientras coloco los libros en su protección, salgo de la biblioteca hacia el auditorio con más tranquilidad, pero sin dejar de pensar en esos bellos ojos azules. Al llegar al auditorio me cambio el abrigo por uno seco que guardaba en mi mochila, busco un asiento cerca de la ventana y a media altura, todavía hay muy pocos compañeros en el lugar, por lo que decido seguir hojeando el libro de procedimientos quirúrgicos, que me mantiene ocupada, pero esta vez no consigo concentrarme del todo, porque esos ojos no me dejan en paz. He visto cientos de ellos desde pequeña, de todos los tonos y formas, pero estos son los primeros que me perturban o más bien me invitan a la calma. Cierro los ojos un momento, respiro profundo y dejo que ese recuerdo ayude a relajarme después de tres semanas de estr
La conferencia continúa por la tarde, pero a Alex no consigo verlo porque ha quedado ubicado justo detrás del podio. Además, esta vez me he sentado más cerca de la puerta, para salir en cuanto esto termine.El tiempo se me pasa más rápido, lo que agradezco porque solo quiero irme, pero a la vez quiero quedarme. en cuanto lo dan por finalizado, me paro y salgo del auditorio. Recibo un mensaje de él y sonrío, me voy hasta el estacionamiento.Pero esos ojos azules no se me salen de la mente, me hubiese gustado verlos una vez más-Aurora… hija… ¡Aurora!Me sobresalto, mi padre me hace señas con la mano libre, sin dejar de ver hacia adelante. Él ha pasado por mí hoy a la universidad, iremos a pasar tiempo de calidad entre padre e hija a un bowling.-Hija, ¿estás bien? – me mira confundido cuando nos dete
Para mi mala suerte hemos regresado a la conferencia y he quedado detrás del podio, por lo que no consigo tener mucha visión del salón, además, mi Aurora no ha ocupado el mismo lugar, no tengo idea de dónde se ha ubicado esta vez.Las exposiciones se me hacen eternas, pero terminan. En cuanto nos dejan ponernos de pie, salgo disparado y rodeo el edificio para ir por ella, quiero ver si consigo intercambiar números, para mantener contacto, salir, conocernos. Logro verla a lo lejos y comienzo a correr para alcanzarla, hasta que veo que un hombre alto, de cuerpo bien formado y mayor se acerca a ella.Ambos se abrazan, él le quita la mochila y caminan de la mano hacia el estacionamiento. Sabía que existía la posibilidad de que ella tuviera novio, porque es demasiado bella, y eso de la soledad sea una manera de alejar a otros chicos, pero nunca me imaginé que le gustaran los hombres mayores.-&ique
Llego al campus enterrada en mi abrigo, siempre los días posteriores a la lluvia son fríos, pero este me parece aún peor, porque el frío viene desde dentro. Camino hacia mi sala, como siempre soy la primera en llegar, me quedo esperando fuera, mientras me pongo unos audífonos y comienzo a estudiar, motivo por el cual no me doy cuenta de la presencia de otra persona, hasta que alguien me toca el hombro. Me quito los audífonos, porque veo a Alex sonriendo. -Lo siento, no quise molestarte. Pero me di cuenta que te gusta mucho estudiar y te traje un obsequio – me extiende una bolsa de regalo mediana, la recibo con algo de recelo, sobre todo porque no me saco de la mente la imagen de ayer -. Espero que te sirvan. Luego me dices, porque ahora llego tarde a mi clase. Sale corriendo, mientras yo me quedo sonriendo por la forma tan infantil de acercarse a mí y luego salir corriendo. Pero la curiosidad es más fuerte que la descortesía, así que miro el contenido
Han pasado algunos días desde que vi a Alex, luego de alejarme de él ese día, se me encargó la tarea de formar parte del equipo que presentará la carrera en una exposición.Ya presentados todos mis exámenes, ahora me encuentro tirada en mi cama, mirando el techo sin ganas de nada porque ese niño idiota de ojos azules me ha dejado total y completamente deprimida.En lugar de estar disfrutando mi receso de invierno entre mis libros y la clínica de mi madre, estoy aquí llorando, cantando “Duele el Amor” con todo el sentimiento acumulado toda mi vida.Llaman a la puerta, me limpio las lágrimas y me siento en la cama, tratando de ocultar mi pena.-Pase – la puerta se abre y se asoma mi hermano -.-Hola hermanita – entra con su sonrisa, pero se le borra de inmediato cuando me ve y corre hacia mí-. ¿Qué te pasó hermanita? T&uacu
Por más que Francesca me diga que mirando el techo este no va a cambiar, no puedo dejar de hacerlo. Por alguna razón Aurora me bloqueo en su teléfono, no puedo llamarla ni enviarle mensajes, lo peor de todo es que no sé a qué se debe.Agustín me dice que la busca, lo mejor es enfrentarla y preguntarle los motivos para escaparse de mí, pero no es algo que pueda hacer, aunque me muera de ganas por hacerlo, pero la realidad des la siguiente: ella y yo no tenemos más que unos pocos cruces de palabras.No estamos saliendo, no somos novios, ni siquiera podría decir que somos amigos.Y eso duele.No puedo evitar llorar por ella, porque siento un vacío en mi corazón tan grande que ni siquiera la música más deprimente ni los pasteles de yogurt de mi hermana me han ayudado. Canto bajito una canción que una vez le oí a Francesca, “Duele el Amor”&helli