Llego al campus enterrada en mi abrigo, siempre los días posteriores a la lluvia son fríos, pero este me parece aún peor, porque el frío viene desde dentro.
Camino hacia mi sala, como siempre soy la primera en llegar, me quedo esperando fuera, mientras me pongo unos audífonos y comienzo a estudiar, motivo por el cual no me doy cuenta de la presencia de otra persona, hasta que alguien me toca el hombro.
Me quito los audífonos, porque veo a Alex sonriendo.
-Lo siento, no quise molestarte. Pero me di cuenta que te gusta mucho estudiar y te traje un obsequio – me extiende una bolsa de regalo mediana, la recibo con algo de recelo, sobre todo porque no me saco de la mente la imagen de ayer -. Espero que te sirvan. Luego me dices, porque ahora llego tarde a mi clase.
Sale corriendo, mientras yo me quedo sonriendo por la forma tan infantil de acercarse a mí y luego salir corriendo. Pero la curiosidad es más fuerte que la descortesía, así que miro el contenido y no puedo evitar volver a sonreír con verdadera alegría.
Está lleno de post-it, pequeñas libretas de apuntes, destacadores, marcadores, bolígrafos… es realmente un lindo gesto, porque amo estas cosas. Veo que una de las libretas está abierta, la reviso y me encuentro con su número de teléfono, junto con un pequeño retrato de mí hecho a carboncillo, es muy hermoso…
Levanto la mirada hacia donde él se fue, sin borrar la sonrisa que me ha dejado instalada.
Los chicos que estuvieron alguna vez interesados en mí, siempre me regalaban flores, peluches, cartas, hasta joyas. Jamás acepté nada de eso, porque no son lo mío. Pero esto… esto es diferente, esto es en verdad útil, no se marchitará, no se ensuciará de polvo en un rincón… es el gesto más sincero y cercano a lo que soy.
Solo con haberme visto una vez, sabe lo que me puede gustar y le funcionó. Guardo su número de teléfono en mi móvil, luego de la clase le escribiré para darle las gracias.
Comienzan a llegar más compañeros de clases, luego el profesor y entramos a la sala, donde durante una hora y media se utiliza para despejar dudas, porque la siguiente es de examen. Y por supuesto, ocupo algunos de mis marcadores nuevos para dar énfasis a mis apuntes.
Al salir de la clase le escribo de inmediato.
“Gracias por el obsequio, debo decir que ya estrené varios de los artículos que venían dentro, es un lindo detalle.”
Y eso es todo, mantengo el teléfono escondido en mi bolsillo, con el miedo de que no responderá, porque eso es muy típico, en especial en los chicos bonitos. Pero vuelvo a equivocarme, mi teléfono comienza a vibrar y eso significa un llamado.
Lo saco y veo que es él quién llama. Mi corazón se vuelve loco, me sudan las manos y solo me está llamando. Respiro profundo y contesto.
-¿Hola? – digo bajito y con vergüenza -.
-Ho-hola – lo noto igual de nervioso a cuando vino a dejarme el regalo -. Me alegra que te gustara, supuse que las flores y peluches no son lo tuyo.
-Sí… - me da miedo -. No considero esas cosas de gran utilidad.
-Yo tampoco… - se queda en silencio, quisiera decirle muchas cosas, pero no se me ocurre nada -. Bueno, te dejo, debo entrar a un examen.
-Oh, yo también, te deseo que tu cerebro recuerde todo lo estudiado.
-Jajaja… eso es mejor que desear suerte, pero tienes toda la razón, te deseo lo mismo.
Más silencio, escucho un suspiro de su parte y una sonrisa.
-Nos vemos luego, Aurora – y mi nombre en su boca es casi un poema -.
-Nos vemos luego, Alex.
Colgamos, me quedo abrazada al teléfono, hasta que me doy cuenta que el profesor comienza a cerrar la puerta.
-Si no fuera porque me agrada y porque no le he visto esa sonrisa en más de año y medio, la habría dejado afuera.
-Disculpe, gracias.
Entro, tomo asiento en el puesto al lado de la puerta y espero a que me entreguen la hoja con el examen. Al verlo, cierro mis ojos y me permito el último pensamiento para él, al abrirlos otra vez tengo la claridad de la meta en ese trozo de papel: aprobar.
Una hora después, camino hacia el casino para comprar algo de beber, ese examen ha estado muy sencillo, bueno, si estudiaste lo suficiente. Camino con una sonrisa, pensando en Alex y si le irá bien a él también. Siento un chillido, de esos típicos de las chicas que se exhiben en el campus con sus novios, me permito mirar para aprender lo que jamás debo hacer.
Mala idea.
Me quedo helada al alcanzar a ver tras uno de los arbustos a Alex, con la misma chica de ayer.
Le dedico una mirada furiosa, justo cuando él me mira directo a los ojos. Su expresión cambia y se queda como embobado, pero no le compro ese cuento. Niego con la cabeza y sigo mi camino, necesito algo caliente y además algo dulce, porque este chico me dará un soponcio.
Tras de mí siento que alguien corre.
-¡Oye, espera! – me toman del brazo y, esta vez su contacto no me provoca nada, porque estoy furiosa con él -. ¿Por qué me miraste así?
-Alex, no sé con qué tipo de chicas estás acostumbrado a estar, pero yo no soy igual, se supone que ya lo sabías.
-N-no entiendo… - me mira y se ve realmente desconcertado -.
-Alex, solo déjame tranquila, si me ves, olvídate que existo. Agradezco que ayer me ayudaras en la biblioteca y por el regalo de esta mañana, pero lo dejamos hasta ahí. Adiós.
-Ey, espera – me toma de la mano y yo lo fulmino con la mirada, se aparta de inmediato, pero antes de que lo increpe, alguien me llama -.
-¡Aurora! – me giro y veo al asistente del profesor de la primera clase -. El profesor Estrada quiere verte en su oficina, necesita pedirte algo.
-Bien, voy de inmediato – le respondo, sin dejar de matar a Alex -. Ya sabes.
Y camino dando las zancadas más largas que mi tamaño me permite, secando las lágrimas apenas salen de mis ojos, esta es la razón por la que nunca levanté la vista de los libros.
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Estoy con Mariela jugueteando entre los arbustos cercanos al casino, ella corre de mí dando un grito chillón, que me hace fruncir el rostro. De pronto siento que alguien me mira, busco quién es y veo a una chica de unos ojos bellísimos, ella niega muy molesta y sale caminando muy rápido. Me causa curiosidad, al ver a Mariela entretenida con una amiga, salgo tras la chica, para saber qué le pasa.
En cuanto la toco, ella me da mil balazos con esos bellos ojos claros, que ahora están muy furiosos. Me dice que no es igual a las demás chicas con las que suelo andar, yo me preguntaba de dónde me conocía, pero me está confundiendo con Alex.
Así que mi gemelo la ayudó con algo y hasta le dio un regalo. Le insisto por su atención, para aclararle la situación, decirle que soy el hermano gemelo de Alex, pero ella no me deja.
Un chico la llama y se me hace que su nombre es de lo más evocativo… me encanta, y si Alex no se pone pilas con ella lo haré yo. La veo irse, luego de una advertencia y veo su figura pequeña y hermosa.
En este momento, Mariela se puede ir al carajo, Aurora es la chica con la que quiero experimentar nuevas emociones y no descansaré hasta conseguirlo.
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Hola a todos, quiero invitarlos a seguirme en mis red3s, me pueden buscar como Sofía de Orellana.
Gracias por leerme ;)
Han pasado algunos días desde que vi a Alex, luego de alejarme de él ese día, se me encargó la tarea de formar parte del equipo que presentará la carrera en una exposición.Ya presentados todos mis exámenes, ahora me encuentro tirada en mi cama, mirando el techo sin ganas de nada porque ese niño idiota de ojos azules me ha dejado total y completamente deprimida.En lugar de estar disfrutando mi receso de invierno entre mis libros y la clínica de mi madre, estoy aquí llorando, cantando “Duele el Amor” con todo el sentimiento acumulado toda mi vida.Llaman a la puerta, me limpio las lágrimas y me siento en la cama, tratando de ocultar mi pena.-Pase – la puerta se abre y se asoma mi hermano -.-Hola hermanita – entra con su sonrisa, pero se le borra de inmediato cuando me ve y corre hacia mí-. ¿Qué te pasó hermanita? T&uacu
Por más que Francesca me diga que mirando el techo este no va a cambiar, no puedo dejar de hacerlo. Por alguna razón Aurora me bloqueo en su teléfono, no puedo llamarla ni enviarle mensajes, lo peor de todo es que no sé a qué se debe.Agustín me dice que la busca, lo mejor es enfrentarla y preguntarle los motivos para escaparse de mí, pero no es algo que pueda hacer, aunque me muera de ganas por hacerlo, pero la realidad des la siguiente: ella y yo no tenemos más que unos pocos cruces de palabras.No estamos saliendo, no somos novios, ni siquiera podría decir que somos amigos.Y eso duele.No puedo evitar llorar por ella, porque siento un vacío en mi corazón tan grande que ni siquiera la música más deprimente ni los pasteles de yogurt de mi hermana me han ayudado. Canto bajito una canción que una vez le oí a Francesca, “Duele el Amor”&helli
-Aprovecharé de sacar folletos e información de todas las carreras.-No tenías que venir conmigo, padre.-No me quedaba de otra, Edgar debía llevar a tu madre a una conferencia donde quedan achispados y yo luego me beneficio de eso – su sonrisa pícara me hace poner un gesto reprobatorio -. Ella no bebe, pero me aprovecho igual.-¡Papá! – le digo chillona -.-¡¿Qué?! – me dice, imitando mi voz -. Cuando estés igual que nosotros, me vas a entender.-Puede ser, pero no te voy a dar la razón jamás.-¡Si lo hicieras, no serías hija de tu madre! – me dice y suelta una carcajada feliz -.Hoy él será mi guardaespaldas, porque Edgar está con mi madre y Anthony con César, el que se nos unirá en un rato porque fue de compras, la próxima semana se va unos días con un amigo a
-Pero que mierda… ¡Son dos! ¡Eran dos! Maldición, ¡son gemelos!-¡Papá! – se gira y ve a César -. ¿Por qué le pegaste al doble de Alex?-¿Ese no es Alex?-¡No! – gritamos César, Lorenzo y yo -.-Ustedes dos, vengan conmigo ahora – dice señalándonos con el dedo -. Tú, al auto con tu hermana, está muy triste porque vio al gemelo malvado con otra chica.-Yo no soy el gemelo malvado – dice Lorenzo poniéndose de pie con mi ayuda -.-Serás el idiota, entonces – se gira a su hijo -. No le digas nada, hasta que llegue uno de nosotros dos a aclarar las cosas.-¿Qué pasa aquí? ¿Qué hay que aclarar? – pregunto mirando al señor Russo y a mi gemelo, que baja la vista -. Maldición, Lorenzo… lo hiciste otra vez.Cierro los ojo
No puedo dejar de llorar, ver a ese tonto de nuevo con la misma chica de antes me tiene cayendo en un infierno horrible.La amenaza de mi padre me demostró que era un falso, pero verlo hoy… como no la iba a tener fácil conmigo, volvió con ella. Me entierro en el asiento, sin dejar de estremecerme por el dolor, hasta que suaves golpes en la ventana a mi lado me hacen incorporarme.-Hola, hermanita, ¿necesitas un abrazo? – dice extendiendo sus manos y una linda sonrisa -.Abro la puerta y me bajo, para enterrarme en el cariño de mi hermano. Allí vuelvo a rendirme al dolor, humedeciendo la camisa de mi hermano en pocos segundos.-Tranquila, sshhh – me dice acariciando mi cabeza -. Te prometo que cuando llegue papá, serás feliz y verás que tus lágrimas han sido en vano.-¡Claro que son en vano! Ese idiota no las merece.-El idiota al que viste no &ndas
No dejo de limpiar el sudor de mis manos en mi pantalón, agradezco la oscuridad que el auto nos ofrece, porque no creo que mi cara estuviese alguna vez tan roja. Además, un ligero silencio se ha instalado en nosotros y eso me tiene más nerviosa aún.¿Y si se aburre de mí antes de llegar a donde me lleva?-Aurora – baja la velocidad y se detiene a un costado -. ¿Te arrepientes de haber salido conmigo?Me mira fijamente y enciende la luz del auto para verme. Incluso en esta penumbra, sus ojos son un destello de luminosidad, se me olvidan los nervios, respiro con toda la normalidad que puedo y le respondo.-No, es solo que… no tengo idea de qué hablar – bajo la vista a mis manos, pero él me levanta la barbilla con su mano cálida -.-De lo que sea, universidad, música, libros, de tu familia…-No, de ellos no, por favor – vuelvo a sonrojar
Si la tierra seguía girando, ahora mismo se detuvo, sola para evitar que el tiempo avance y pueda quedarme así con mi princesa unos minutos más.Sus labios son suaves, dulces y la gloria. Un brazo se queda en su cintura, mientras que el otro sube para colocarlo en su nuca. Sus manos suben por mi espalda, este beso debe ser el más inocente del que este lugar ha sido testigo.Muevo mis labios un poco, ella hace lo mismo y por instinto nuestras lenguas comienzan juguetear, ella me pega más a su cuerpo, la subo a mis pies y comienzo a moverme al ritmo de la música y nuestro beso.La tierra comienza a girar otra vez y nosotros nos separamos solo un poco para insuflar aire a nuestros pulmones, apoyo mi frente a la de ella, con los ojos cerrados disfrutando del momento.-No tienes idea de cuanto agradezco al universo que fueras tú el primero en besarme – abro mis ojos y me encuentro los suyos aguados y felic
Me quito la chaqueta y la cubro con ella, porque pareciera que tiene frío, a pesar de la calefacción. Enciendo el auto y emprendo el rumbo a su casa, ya veré si le pido a su padre que la cargue, porque es claro que no tendría objeción, aunque feliz lo haría yo.En cada parada que me veo obligado a hacer giro la vista para observarla, se ve hermosa durmiendo, esa escena para el resto de mi vida sería mejor que el café. Con cuidado de despertarla, le quito un mechón de cabello de su rostro, es una chica dulce y delicada. Realmente frágil y por eso desde ahora me dedicaré a protegerla.Llegamos a su casa, uno de los guardias nos permite la entrada y le pido que avise a su padre.Me detengo frente a la puerta, lo más cerca posible, veo que el señor Russo sale con una bata de dormir que parece fuera de su esposa. Me bajo para hablar con él, pero recuerdo que solo traigo