Sospechas

Más tarde, Tony salió del consultorio, ajustándose el sombrero con una mueca de dolor que intentó disimular. El médico lo seguía, meneando la cabeza.

— Bueno, Treviño —dijo el doctor— Parece que esos huesos tuyos están hechos de acero, cualquier otro estaría en una cama de hospital después de una caída así.

Tony soltó una risa que sonó más como un gruñido.

— Qué le puedo decir, doc. Los vaqueros estamos hechos de material resistente.

— Aun así —advirtió el médico— Toma las cosas con calma por unos días, nada de montar toros, o vacas, o lo que sea que montes en ese rancho tuyo.

— ¿Ni siquiera una silla de montar? —bromeó Tony.

El doctor lo miró seriamente.

— Hablo en serio, Tony, tuviste suerte esta vez, pero la próxima...

Tony asintió, su expresión se volvió seria por un momento.

— Lo sé, doc, no se preocupe, me portaré bien, palabra de scout.

— Nunca fuiste scout —replicó el médico con una sonrisa.

— Bueno, palabra de vaquero entonces —respondió Tony, guiñando un ojo.

Mientras camina
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