El amanecer en el Rancho Blackwell trajo consigo una visión que Tony Treviño jamás olvidaría. Blake Thompson, el sofisticado hombre de negocios de Nueva York, emergió de la casa grande vestido con lo que él consideraba un "auténtico" atuendo de vaquero.Tony, que estaba en el corral revisando a los caballos, casi se ahogó con su propia saliva al verlo.— Santo cielo —murmuró para sí mismo— parece que el Llanero Solitario se encontró con un arcoíris y perdió una apuesta.Blake se pavoneaba con un sombrero de vaquero demasiado grande, una camisa de cuadros tan brillante que podía verse desde el espacio, y botas de cowboy recién compradas que chirriaban con cada paso. A su lado, Danna no se quedaba atrás, con un sombrero de cowgirl rosa chillón y botas de serpiente que claramente le apretaban.— ¡Buenos días, Tony! —saludó Blake con falso entusiasmo— ¿Qué te parece? Nos hemos vestido para la ocasión.Tony tuvo que morderse el interior de la mejilla para no reír.— Vaya, vaya, si no lo v
Por la mañana, Tony, Marjorie, Blake y Danna estaban sentados alrededor de la mesa de la cocina, disfrutando del desayuno preparado por Guadalupe, cuando el sonido de un vehículo acercándose llamó su atención.Tony se levantó, mirando por la ventana.— Vaya, vaya. Parece que tenemos visitas. Blake, aún adolorido por sus aventuras del día anterior, gruñó.— ¿Más sorpresas del rancho? Espero que no sea otro animal que quiera darme una paliza.Tony sonrió, guiñando un ojo.— No te preocupes, citadino, los animales ya tuvieron su diversión contigo ayer. Hoy les toca descanso.El recién llegado resultó ser Don Pedro, el dueño del Rusty Spur, Tony salió a recibirlo.— Don Pedro, qué sorpresa, ¿Pasó algo en el bar? ¿Las chicas finalmente se dieron cuenta de que no soy real y soy producto de su imaginación colectiva?Don Pedro rió, sacudiendo la cabeza.— Ojalá fuera eso, Toño, la verdad es que las cosas no han ido muy bien desde que dejaste de bailar, el bar está más frío que un iglú en inv
Lo que siguió fue una pelea que quedaría en la leyenda del Rusty Spur por años. Tony y Blake rodaron por el suelo, intercambiando golpes mientras la multitud los rodeaba, gritando y apostando.— ¡Veinte dólares al vaquero! —gritó un hombre corpulento con sombrero de cowboy.— ¡Cincuenta al citadino! —respondió una mujer con un vestido de flecos.El caos reinaba en el bar, botellas y vasos caían al suelo, rompiéndose en mil pedazos. La música country que sonaba de fondo parecía una banda sonora irónica para la violenta escena que se desarrollaba.Marjorie intentaba desesperadamente separarlos, su voz era apenas audible sobre el tumulto.— ¡Tony, Blake, por favor! ¡Deténganse! ¡Esto es una locura!Mientras tanto, Danna observaba con horror lo que sucedía, sus ojos seguían cada movimiento de los hombres en el suelo. Su corazón latía con fuerza, dividida entre su lealtad a Blake y la innegable atracción que sentía por Tony.Don Pedro, el dueño del bar, gritaba algo sobre llamar al sheriff
Por un momento, el tiempo pareció detenerse, como si el mundo entero contuviera la respiración. Luego, como si alguien hubiera presionado el botón de reproducción, el caos se desató.Tony Treviño, con la agilidad de un felino, se lanzó hacia adelante, su cuerpo moviéndose por puro instinto. En un abrir y cerrar de ojos, había desarmado a Blake Thompson de un golpe certero.Mientras tanto, Marjorie Blackwell, con el rostro pálido y los ojos abiertos de par en par, corrió hacia donde Danna Mitchell yacía en el suelo. Un charco de sangre se formaba rápidamente bajo el cuerpo inmóvil de la pelirroja.— ¡Alguien llame a una ambulancia! —gritó Marjorie, sin pensarlo dos veces, presionó sus manos temblorosas sobre la herida en el hombro de Danna, intentando detener la hemorragia.Blake, ahora desarmado pero lejos de estar arrepentido, observaba la escena con ira, sus ojos, fríos como el hielo, recorrieron el bar, deteniéndose brevemente en Marjorie antes de volver a Danna.— Esto no habría p
Los días siguientes en el Rancho Blackwell transcurrieron con normalidad. Danna, instalada cómodamente en la habitación de invitados, parecía estar recuperándose bien, pero su presencia había alterado sutilmente la dinámica entre Tony y Marjorie.Una mañana, mientras Tony trabajaba en el establo, Marjorie se acercó.— Tony, ¿Tienes un momento? —preguntó, su voz era apenas audible sobre el relincho de los caballos.Tony dejó el cepillo que estaba usando y se giró hacia ella, limpiándose las manos en los jeans.— Claro, princesa, ¿Qué pasa? Pareces más preocupada que una gallina en un restaurante de pollo frito.Marjorie esbozó una sonrisa débil, pero rápidamente volvió a su expresión seria.— Es sobre Danna... y Blake, algo no me cuadra en toda esta situación.Tony frunció el ceño, apoyándose contra la pared del establo.— ¿A qué te refieres?— No lo sé exactamente —confesó Marjorie, pasándose una mano por el cabello en un gesto de frustración— es solo una sensación. Danna parece... di
La noche había caído sobre el Rancho Blackwell, Marjorie se encontraba en la cocina de la casa grande, preparando una taza de té de manzanilla, esperando que la bebida calmara sus nervios alterados.El sonido de pasos suaves la alertó de la presencia de alguien más. Danna apareció en el umbral de la puerta, su cabello rojo brillaba bajo la tenue luz de la cocina.— Hey, Marj —saludó Danna con una sonrisa que parecía demasiado dulce— ¿No puedes dormir?Marjorie negó con la cabeza.— Solo quería un té, ¿Y tú? ¿Cómo te sientes?Danna se acercó, apoyándose contra la encimera.— Mucho mejor, gracias, de hecho, quería hablar contigo.Marjorie sintió un nudo en el estómago, pero se esforzó por mantener una expresión neutral.— Claro, ¿Qué pasa?Danna tomó una respiración profunda, como si estuviera preparándose para decir algo importante.— Primero, quiero agradecerte por ser una amiga tan maravillosa, Marj. No sé qué habría hecho sin ti durante todo esto.— No tienes que agradecer nada, Dan
Danna se sentía molesta, el plan no estaba saliendo como esperaba, pero no se rendiría tan fácilmente, tenía que lograr separar a Marjorie de Tony definitivamente, además ese vaquero se le había metido en la sangre.Por supuesto que no pararía hasta que Tony cayera bajo sus encantos, no le importaba lo que tuviera que hacer para lograrlo.A la mañana siguiente, después del desayuno, Danna decidió poner en marcha su nuevo plan.— Tony —dijo con voz melosa— ¿Podrías llevarme a dar un paseo a caballo? Me encantaría ver más del rancho.Marjorie miró a Danna con sospecha, sabía que a su amiga no le agradaban los caballos.Tony, siempre amable, asintió con una sonrisa.— Claro, pelirroja, será un placer mostrarte los alrededores, aunque espero que no te importe si vamos a paso de tortuga. No queremos que te asustes y salgas corriendo de vuelta a Nueva York.Danna rió, fingiendo nerviosismo.— Oh, Tony, eres terrible, pero confío en ti, quiero aprender nuevas cosas, la vida del rancho no es
La mañana siguiente comenzó como cualquier otra en el Rancho Blackwell, Tony se dirigió a la cocina, anticipando el aroma del café recién hecho y los huevos rancheros que su madre, Guadalupe, preparaba cada mañana. Sin embargo, al entrar, se encontró con una escena que le heló la sangre.Guadalupe estaba de pie frente a la estufa, una mano apoyada en el mostrador y la otra sosteniendo un trapo contra su nariz. El trapo, que solía ser blanco, estaba teñido de rojo.— ¡Amá! —gritó Tony, corriendo hacia ella.Guadalupe intentó sonreír, pero el gesto se convirtió en una mueca de dolor.— No es nada, m'hijo. Solo un poco de...Antes de que pudiera terminar la frase, sus ojos se pusieron en blanco y se desplomó. Tony la atrapó justo antes de que golpeara el suelo.— ¡María! —llamó Tony, su voz cargada de pánico— ¡Llama al doctor Johnson!María apareció en la puerta de la cocina, con Lupita en brazos, al ver la escena, sus ojos se abrieron de par en par.— ¡Dios mío! ¿Qué pasó?— No lo sé —r