Los días siguientes en el Rancho Blackwell transcurrieron con normalidad. Danna, instalada cómodamente en la habitación de invitados, parecía estar recuperándose bien, pero su presencia había alterado sutilmente la dinámica entre Tony y Marjorie.Una mañana, mientras Tony trabajaba en el establo, Marjorie se acercó.— Tony, ¿Tienes un momento? —preguntó, su voz era apenas audible sobre el relincho de los caballos.Tony dejó el cepillo que estaba usando y se giró hacia ella, limpiándose las manos en los jeans.— Claro, princesa, ¿Qué pasa? Pareces más preocupada que una gallina en un restaurante de pollo frito.Marjorie esbozó una sonrisa débil, pero rápidamente volvió a su expresión seria.— Es sobre Danna... y Blake, algo no me cuadra en toda esta situación.Tony frunció el ceño, apoyándose contra la pared del establo.— ¿A qué te refieres?— No lo sé exactamente —confesó Marjorie, pasándose una mano por el cabello en un gesto de frustración— es solo una sensación. Danna parece... di
La noche había caído sobre el Rancho Blackwell, Marjorie se encontraba en la cocina de la casa grande, preparando una taza de té de manzanilla, esperando que la bebida calmara sus nervios alterados.El sonido de pasos suaves la alertó de la presencia de alguien más. Danna apareció en el umbral de la puerta, su cabello rojo brillaba bajo la tenue luz de la cocina.— Hey, Marj —saludó Danna con una sonrisa que parecía demasiado dulce— ¿No puedes dormir?Marjorie negó con la cabeza.— Solo quería un té, ¿Y tú? ¿Cómo te sientes?Danna se acercó, apoyándose contra la encimera.— Mucho mejor, gracias, de hecho, quería hablar contigo.Marjorie sintió un nudo en el estómago, pero se esforzó por mantener una expresión neutral.— Claro, ¿Qué pasa?Danna tomó una respiración profunda, como si estuviera preparándose para decir algo importante.— Primero, quiero agradecerte por ser una amiga tan maravillosa, Marj. No sé qué habría hecho sin ti durante todo esto.— No tienes que agradecer nada, Dan
Danna se sentía molesta, el plan no estaba saliendo como esperaba, pero no se rendiría tan fácilmente, tenía que lograr separar a Marjorie de Tony definitivamente, además ese vaquero se le había metido en la sangre.Por supuesto que no pararía hasta que Tony cayera bajo sus encantos, no le importaba lo que tuviera que hacer para lograrlo.A la mañana siguiente, después del desayuno, Danna decidió poner en marcha su nuevo plan.— Tony —dijo con voz melosa— ¿Podrías llevarme a dar un paseo a caballo? Me encantaría ver más del rancho.Marjorie miró a Danna con sospecha, sabía que a su amiga no le agradaban los caballos.Tony, siempre amable, asintió con una sonrisa.— Claro, pelirroja, será un placer mostrarte los alrededores, aunque espero que no te importe si vamos a paso de tortuga. No queremos que te asustes y salgas corriendo de vuelta a Nueva York.Danna rió, fingiendo nerviosismo.— Oh, Tony, eres terrible, pero confío en ti, quiero aprender nuevas cosas, la vida del rancho no es
La mañana siguiente comenzó como cualquier otra en el Rancho Blackwell, Tony se dirigió a la cocina, anticipando el aroma del café recién hecho y los huevos rancheros que su madre, Guadalupe, preparaba cada mañana. Sin embargo, al entrar, se encontró con una escena que le heló la sangre.Guadalupe estaba de pie frente a la estufa, una mano apoyada en el mostrador y la otra sosteniendo un trapo contra su nariz. El trapo, que solía ser blanco, estaba teñido de rojo.— ¡Amá! —gritó Tony, corriendo hacia ella.Guadalupe intentó sonreír, pero el gesto se convirtió en una mueca de dolor.— No es nada, m'hijo. Solo un poco de...Antes de que pudiera terminar la frase, sus ojos se pusieron en blanco y se desplomó. Tony la atrapó justo antes de que golpeara el suelo.— ¡María! —llamó Tony, su voz cargada de pánico— ¡Llama al doctor Johnson!María apareció en la puerta de la cocina, con Lupita en brazos, al ver la escena, sus ojos se abrieron de par en par.— ¡Dios mío! ¿Qué pasó?— No lo sé —r
La noche caía el Rancho Blackwell envolviendolo en un manto de estrellas cuando Tony salió al porche, necesitaba aire fresco después de todo lo ocurrido. El aroma a tierra mojada y pasto recién cortado inundó sus sentidos, recordándole por qué amaba tanto este lugar. Sus pensamientos volaron hacia Marjorie, y una sonrisa tonta se dibujó en su rostro.— Vaya, Treviño —murmuró para sí mismo— parece que te has enamorado más rápido que un caballo desbocado.Un ruido suave llamó su atención, Marjorie estaba de pie junto a la puerta, con el pelo suelto cayendo en ondas sobre sus hombros y una mirada que hizo que el corazón de Tony diera un vuelco.— Hey, princesa —saludó, tratando de sonar casual— ¿Tampoco puedes dormir?Marjorie negó con la cabeza, acercándose a él.— Demasiadas cosas en mi mente —respondió con un suspiro— Tony, yo... necesito hablar contigo.El vaquero sintió que se le secaba la boca, ¿Acaso Marjorie iba a decirle que se marchaba? ¿Que prefería volver a Nueva York con Bl
La mañana llegó al Rancho Blackwell con el canto de los gallos y el mugido de las vacas. Tony se despertó con una sonrisa de oreja a oreja, recordando los eventos de la noche anterior. Se estiró como un gato perezoso y saltó de la cama con más energía que un potro recién nacido.— Hoy va a ser un día más dulce que la miel de abeja en primavera —murmuró para sí mismo mientras se vestía.Salió de su habitación, silbando una tonada country, en la cocina, encontró a Marjorie preparando el desayuno, con el pelo recogido en una coleta desordenada y vestida con una camiseta vieja, la visión lo dejó sin aliento.— Buenos días, princesa —saludó, acercándose para darle un beso en la mejilla— ¿Sabes? Creo que ese estilo te queda de maravilla.Marjorie se sonrojó, dándole un empujón juguetón.— Buenos días, vaquero, ¿Listo para enfrentar el día?Tony asintió, robando un trozo de tocino de la sartén.— Más listo que un zorro en un gallinero, aunque la conversación con Danna no va a ser precisamen
Tony se encontraba más atrapado que un coyote en una trampa para osos. Por un lado, tenía a la mujer loca colgada de su cuello como si fuera un collar de carne, y por el otro, Marjorie lo miraba con una expresión que prometía convertirlo en comida para vacas si no resolvía esto rápido.— Mira, cariño —dijo la mujer, ignorando completamente a Marjorie— sé que hemos tenido nuestros problemas, pero estoy lista para perdonarte por abandonarme en el altar.Tony parpadeó, más confundido que un pavo en el Día de Acción de Gracias.— ¿Altar? Señora, creo que me está confundiendo con...De repente, una idea brillante iluminó su mente como un foco de 100 watts, aquella mujer definitivamente estaba mal de sus facultades.— ¡Oh, Dios mío! —exclamó, dándose una palmada en la frente— ¡Rosita! ¡No puedo creer que te haya olvidado!La mujer sonrió, triunfante.— ¡Sabía que me recordarías, mi amor!Marjorie parecía lista para arrancarle la cabeza a Tony, pero él le guiñó un ojo, pidiéndole silenciosam
Tony casi se atragantó con su propia saliva.— ¿Casarnos? Amá, apenas estamos empezando...— Tonterías —interrumpió Guadalupe— se conocen desde hace meses, viven bajo el mismo techo, y claramente se aman. En mis tiempos, ya estarían planeando la boda.Marjorie, recuperando algo de su compostura, intervino.— Guadalupe, apreciamos su bendición, de verdad, pero quizás deberíamos tomarnos las cosas con calma, hay mucho pasando en el rancho ahora mismo...— Precisamente por eso —dijo Guadalupe— con todos los problemas que enfrentamos, ¿No creen que sería bueno tener algo que celebrar? Además —añadió con un guiño— me gustaría ver a mi hijo casado antes de... bueno, ya saben.El ambiente en la cocina se volvió sombrío por un momento, Tony apretó la mano de Marjorie, sintiendo un nudo en la garganta.— Amá, no digas eso, te vas a poner bien.Guadalupe agitó una mano, como espantando sus preocupaciones.— Por supuesto que sí, pero una madre tiene derecho a soñar, ¿No? Y mi sueño es ver a mi T