Me arrodillé frente a él para estar a su misma altura, su mirada seguía perdida mirando a todos lados en busca de una respuesta. Los minutos pasaron y el olor de la sangre me comenzaba a marear.—¿Cuánto tiempo ha pasado? —preguntó Nathan.—Una hora, necesito que te cambies, no soporto el olor.—Lo lamento, es solo que…—No entiendo —lo interrumpí y me miró sorprendido—. Me refiero a tu comportamiento, mencionaste que ya habías hecho esto antes, pero actúas como si fuera tu primera vez y como si tuvieras una especie de remordimiento.—Porque nunca he sido un asesino como Jaime. Mis primera veces fueron mucho peor y él se reía.—¿Cómo puede?—Estaba en todo su derecho porque yo sabía en que me estaba metiendo cuando empecé a trabajar para él, y lo que se esperaba era que estuviera a su altura.—¿Y luego de las primeras veces te comenzó a gustar?—Sí.—También me comenzó a pasar…—¿Qué? —se acercó e intentó cogerme de las manos, pero me separé de él—. No sabía que estaba pasando por lo
Regresé a la cama con miedo, aunque Jaime lucía tranquilo, su afán por tenerme a su lado todo el tiempo me desconcertaba, ¿a qué jugaba? Recibió una llamada a su celular lo que me permitió ir a su baño. Nada había cambiado, seguía siendo la misma casa, los mismo cuartos, y el mismo baño lujoso de su cuarto. Durante los primeros días, pocas veces me escapaba de mi cuarto que ahora es el de Lupe, y me escondía en su baño hasta que él se calmara, nunca estuvo acostumbrado a que yo le desobedeciera o llevara la contraria, pero no lo soportaba y por dicho comportamiento mi cuello tiene ahora marcas. Una parte de mí quiso creer que no lo hizo a propósito, pero otra parte me decía que su temperamento lo bloqueaba para ser un hombre consciente.—¿Hija? —preguntó Jaime.—Salgo en un momento.—Nathan ya trajo el canguil.—Un momento.Me miré en el espejo y vi mi reflejo de hace seis años minutos antes de que sucediera todo. Era un reflejo distinto, estaba muy asustada, nerviosa y tenía ganas de
Terminamos de comer y nos dirigimos al cine. Había una fila gigantesca mientras esperábamos, intenté ver de reojo que película se estaba estrenando, y vi el nombre de Asesino sin memoria por Liam Neeson, me pareció interesante por la portada y halé del brazo de Nathan.—¿Podemos verla? —pregunté.—¿Estás segura? ¿no prefieres ver Jurassic World?—No, quiero ver la de Neeson.—Está bien, esa será.—¿Jaime no se…?—No diga su nombre.Lo miré enojada, era imposible que me pidiera tal cosa, había muchos Jaime en la ciudad y cómo sabrían que justamente hablo del asesino y secuestrador de mi padrastro. Evité su mirada y esperé hasta que comprara la entrada. Luego entramos e hicimos otra fila para la comida, él pidió el combo más grande, realmente quería que la pasara bien a su lado. Pagó la comida e ingresamos a la sala, la cual estaba repleta, pero aún así los rostros no eran fáciles de ver en la oscuridad. La publicidad comenzó y esperamos hasta que la película iniciara. Cuando empezó hub
Llegó la noche y Carlos, Emmanuel, Alex y sus guardaespaldas estaban esperando que Luis trajera los resultados de los reportes al estudio. Todos estaban nerviosos, estaban seguros de que ellos fueron los padrastros de Jaime, pero cuando Luis dijo que el nombre real de Jaime era otro, perdieron las esperanzas. Tomó al menos media hora más de lo imprevisto hasta que Luis se unió a ellos en el estudio. Colocó un sobre gigante sobre la mesa y miró a todos.—¿Los resultados son buenos? —preguntó Alex.—Sí, si son los padrastros de Jaime, lo que no comprendemos es porque los mató.—De pronto algún secreto… —dijo Emmanuel—Eran sus padrastros, saben todo de él, de seguro fueron amenazados para que no hablaran, y no lo hicieron, pero aún así ¿por qué los mataría? —preguntó Carlos.—Probablemente por la edad ya no le pareció útiles… —dijo Alex fríamente. Todos se lo quedaron mirando.—Es una posibilidad —dijo Luis al notar que nadie más decía algo—. Debe haber otra razón.—¿Cree que Adriana te
—Los golpes no mejorarán nada, ella se pondrá más terca de lo normal —dijo Nathan.—¿Ahora la proteges de mí? —dijo Jaime furioso.—Señor, usted me pidió cuidarla y si debo hacerlo de usted lo haré.—No seas estúpido, yo tengo control sobre ella y como quiera.—Déjalo —dije mientras lo apartaba a Nathan—, que haga lo que quiera. Sabía que no decía la verdad sobre ser el padre estrella y recuperar a su hija, todo era una mentira desde el inicio.—Hija, no era lo que tenía en mente, no me pude controlar y…—Señor, su mejilla no se ve nada bien —intentó tocarme el rostro, pero lo rechacé.—No me interrumpas, ya veo lo que planean entre los dos…—No le comprendo, señor, ¿a qué se refiere?—Adriana, ven acá… —dijo mientras se acercaba. Su cuerpo se agrandó y tenía los ojos llenos de furia. Nathan no pudo interponerse, Jaime estaba en completo descontrol.—No te me acerques —dije con convicción para olvidar el miedo que me recorría todo el cuerpo—. No quiero que me vuelvas a poner una mano
No sé en qué momento Nathan salió de mi habitación, era de mañana y me levanté sola en la cama, no sentía dolor en el brazo y hombro, pero si podía sentir mi mejilla hinchada, esto no se va a ver bien, me dije a mí misma. Me dirigí a la puerta y llamé a Lupe para que me pudiera ayudar a cambiarme, pero en su lugar contestó Nathan.—¿Señorita Adriana? —preguntó al subir las escaleras.—¿Dónde está Lupe?—Salió con Daniel.—¿Y Jaime?—Salieron los tres y no regresarán hasta la noche.—Genial, entonces solo somos nosotros —dije sarcásticamente.—Así parece, ¿necesita ayuda en algo?—Quiero tomar una ducha, pero no puedo sola.—Su mejilla —dijo con preocupación—. ¿Le duele?—Sí, ¿está bien hinchada?—Sí, un poco. Tendré que ponerle un poco de hielo otra vez.—Pero me ayuda primero a bañarme, en verdad lo necesito…—¿Se encuentra bien?—No, la verdad.Mi cuerpo se tambaleaba, y solo ocurría cuando me enfermaba de la regla, cogí mi vientre y sentía como me ardía por dentro. Reí sin parar al
Llegamos a casa y dejé las cosas en el baño, revisé mi rostro y estaba menos hinchado, me pregunto si alguien lo habrá notado. Me toqué para saber que tanto me dolía, y el dolor era menos, era aceptable, los cuidados de Nathan eran efectivos. Me cambié la toalla y bajé a la sala. Nathan estaba esperándome y percibió mi perfume. Se me acercó y me susurró—Huele muy rico.—Nathan…—¿Se lo puso a propósito?—Soy una chica, Nathan, puedo hacerlo ya que es muy normal entre nosotras.—Sé también que lo hacen cuando quieren probar, pero no estoy seguro de qué.—¿Qué tal si lo adivina mientras le indico cómo cocinar?—Sé cocinar.—Pero no con mi sazón.—Usted gana, me enseñará cómo cocinar su plato estrella.—No te burles.—Me parece muy graciosa que se porte de esta forma.—Puedo ser mala si me lo propongo.—No cabe duda. ¿Qué planea que cocinemos?—Chaulafán especial.—Una elección muy rica.—Solo me pregunto si Jaime tendrá todos los ingredientes.—¿Qué necesitamos? —preguntó fingiendo que
Me levanté en medio de la noche cuando noté que Nathan aún estaba a mi lado durmiendo plácidamente como un bebé. Se lo veía tan sexy y encantador que no pude evitar contemplarlo en silencio. Muchas veces le picaba la nariz y se rascaba, me reía cuando lo hacía parecía todo un infante. Me acerqué más y podía sentir su respiración sobre mi rostro, sus labios estaban un poco resecos, pero muy provocativos, definitivamente su boca no era pequeña. No pude aguantar las ganas de besarlo, ni siquiera abrió los ojos, como si lo estuviera esperando, y me dejó que lo besara, me rodeó con los brazos mientras me sobaba la espalda.—¿Qué hace señorita Adriana? —dijo con la respiración entrecortada.—Lo he soñado algunas veces…—¿Soñado? —preguntó confundido—. Adriana, ¿usted?—Me gustas Nathan… —Se sentó en frente de mí y me acarició la mejilla—. No tienes que corresponder, sé que no valgo…—No digas eso, estoy obsesionado contigo, Adriana.—¿Obsesionado conmigo o con mi caso? Son dos cosas distint