Viktor VolkovDespués de que se tomara un calmante suministrado por una doctora que contrate para su cuidado personal en mi casa, Alina se quedó dormida. La observo desde un sillón mientras tomó un vaso de whisky. Había pasado horas así, sin moverme demasiado, sin atreverme a cerrar los ojos. Cada vez que lo hacía, volvía a ver su cuerpo moribundo en esa cama de hospital, su sangre tiñendo su rostro y el sonido de aquellas maquinas marcando los latidos de su corazón. Y la rabia me consumía otra vez.Mi mandíbula se tensó al momento de apretar mis dientes y mis dedos alrededor del vaso de whisky, pasé una mano por mi cabello, despeinándolo aún más. Alina se veía tan vulnerable, tan frágil… y eso me enfurecía. No sabía quién había ordenado ese ataque, pero encontraría al culpable. Haría que pagara con su vida. No importaba el costo.Un golpe en la puerta me sacó de mis pensamientos. Mi cuerpo se tensó de inmediato. Me levanté y caminé con sigilo hacia la salida de la habitación, asegurá
Alina PetrovnaHabía pasado un mes desde el incidente. Desde que mi cuerpo se estampó contra el asfalto de la calle, desde que el dolor se convirtió en mi única compañía y desde que Viktor me trajo a su mansión, negándose a dejarme sola.Un mes desde que perdí algo que nunca supe que tenía, mi bebé.A pesar de que mi cuerpo comenzaba a sanar, mi mente seguía atrapada en el momento exacto en que escuché el rugido del motor y el grito de Sergei. A veces me despertaba en la madrugada con la sensación de que el impacto volvía a repetirse, con un sudor frío pegado a mi piel. Y, sin embargo, cada mañana, Viktor seguía allí, a mi lado en la cama, con su rostro descubierto, pero una mirada llena de cosas que parece costarle admitir en voz alta.Pero el mundo no se había detenido. Y yo no podía seguir encerrada en esta burbuja.Me obligué a salir del cuarto ese día. Me duche con cuidado y luego me vestí, asegurándome de que cada movimiento no tensara demasiado mis heridas casi curadas, no me q
Esperaba que me bajara en al llegar a la habitación, pero este siguió hasta el baño en donde me deposito en el suelo mientras que lo observe con el ceño fruncido en espera de una explicación.—Estoy que apesto. Nos ducharemos —anuncio haciendo correr el agua de la ducha. Se volvió hacia a mí, se encargó de deshacerse de mi ropa y por supuesto que analizo si todo estaba en orden en las zonas afectadas por el choque.—¿Conforme? —interrogó al tenerlo de pie frente a mí, Viktor se cruzó de brazos y alzo sus cejas.—Debo asegurarme que estés en óptimas condiciones —dijo.Rodé mis ojos.Este se deshizo de su short deportivo junto a su bóxer, no puede evitar morder mi labio inferior. Se encuentra bastante erecto en este momento, esperando con paciencia, Viktor me tomo de la mano para llevarme a la ducha, nos bañó a ambos, ni siquiera me dejo tocarle y luego me envolvió en una toalla e hizo lo mismo con él.Salimos a la habitación, Viktor se fue hasta el sofá en donde se tomó asiento. —¿Qué
Al despertarme Viktor se encontraba dormido a mi lado. Era magnifico verlo sin mascara, sereno y con sus labios ligeramente separados dándole un aspecto más juvenil e incluso tierno. Sonrió al sentir su brazo rodearme la cintura como si temiera a que me fuera de su lado o lo abandonara… Dios, si me he enamorado de él y aunque no puedo mencionar con exactitud que fue lo que me cautivo puedo decir que su fuego de tener todo es algo que me apasiona.Paseo mis labios por su torso desnudo, lo recorro tocando con la punta de mi nariz su piel bronceada sintiendo como se estremece e incluso dormido reacciona a mi toque. Su olor es tan adictivo y único, me gusta demasiado como para…—No deberías despertar a un hombre peligroso de ese modo —susurró, por lo que alce mi vista observando como su mano derecha estaba sobre su arma que ni siquiera sé el momento exacto en que la saco.—Estás loco —solté enseguida, Viktor solo alzo sus cejas y dejo el arma en su mesa de noche.—Soy un hombre con muchos
Un doctor llegó a la mansión para darle sutura al hombro de Viktor, quien no hizo gesto alguno durante todo el proceso. Era como si estuviera acostumbrado al dolor, pensé al verlo. Sus ojos se mantenían fijos en la pared, su rostro inmutable mientras la aguja perforaba su piel una y otra vez.Después de que el doctor terminara, Viktor se levantó sin decir palabra y se dirigió al baño. Yo lo seguí con la mirada, notando la tensión en sus hombros antes de que cerrara la puerta tras de sí.Esperé a que terminara de ducharse y, cuando salió con una toalla alrededor de la cintura, me armé de valor.—¿Qué pasó realmente en esa reunión? —pregunté con voz firme.Viktor exhaló un suspiro pesado y se pasó una mano por el cabello aún mojado. Caminó hasta el borde de la cama y se sentó, apoyando los codos en sus rodillas.—Nos tendieron una emboscada —respondió al fin—. Pensábamos que íbamos a negociar por información sobre quién intentó matarte, pero lo único que querían era eliminarme.Me mordí
Viktor Volkov El olor a sangre impregnaba el aire del sótano. Era un aroma metálico y denso que se mezclaba con el hedor del sudor y el miedo. Las paredes de piedra apenas reflejaban la luz tenue de una lámpara colgada en el techo, proyectando sombras alargadas en el suelo de cemento. En el centro de la habitación, atado a una silla de acero, estaba el desgraciado que habíamos capturado antes de escapar de la emboscada.Estaba desnudo, su piel cubierta de hematomas y cortes superficiales que apenas comenzaban a sangrar. Sus muñecas y tobillos estaban sujetos con gruesas cadenas, y su respiración era pesada, trabajosa. Su mirada desafiante se clavó en la mía cuando me acerqué a la mesa donde tenía todo dispuesto para convertirlo en una miseria viviente.—Voy a volverte una maldita mierda, ¿lo sabes? —le dije con voz fría, sin emoción—. Cuando termine contigo, vas a desear estar muerto.El hombre escupió al suelo con desprecio y dejó escapar una risa ronca.—Vete al infierno.Dmitry so
Alina PetrovnaRecogí mi cabello en una coleta alta y me coloqué una camiseta junto con unos jeans ajustados y unos tenis deportivos. Hoy desperté y Viktor no estaba a mi lado. Se suponía que debía permanecer en cama por su herida en el hombro, pero claro, mafioso tenía que ser.Bajé hasta su oficina, encontrándolo revisando algunos documentos. Su ceño estaba fruncido en concentración, y la luz que entraba por los ventanales resaltaba la tensión en su mandíbula.—Buenos días, malyshka —su voz grave me hizo sonreír. Que me llamara pequeña siempre sería algo divino. Mis ojos recorrieron su figura, deteniéndose en la camisa de lino blanco que llevaba, con las mangas remangadas hasta los codos, dejando a la vista sus abultados bíceps que parecían tensar la tela. Me acerqué lentamente, sintiendo su mirada recorrer cada uno de mis movimientos. Viktor giró su silla para quedar frente a mí y colocó sus manos firmes en mis caderas, atrayéndome hacia él. Deslicé mis manos con suavidad por sus h
La cena transcurría en un silencio tenso. Frente a mí, Viktor cortaba su carne con la precisión meticulosa de siempre, sin prisa, sin emoción aparente, pero yo conocía demasiado bien su lenguaje corporal. Estaba tenso. Y la razón de ello se encontraba sentada al otro extremo de la mesa.Iván Volkov, el padre de Viktor.Antes de bajar, Viktor me lo advirtió, me detuvo en la habitación. Se estaba colocando la chaqueta cuando se giró hacia mí con su mirada impasible.—Cenaremos con mi padre —dijo sin rodeos.Fruncí el ceño con sorpresa. Hasta donde sabía, Iván Volkov no era precisamente un visitante habitual.—¿Por qué? —pregunté con cautela.Viktor se tomó un momento antes de responder.—Quiere conocerte.Y ahora nos encontramos aquí todos reunidos.Era la primera vez que lo veía de cerca. La sombra de su hijo estaba en él, pero su presencia era mucho más pesada. Su mirada calculadora analizaba cada detalle, cada movimiento, cada gesto. No había abierto la boca desde que se sentó, simpl