El sol apenas comenzaba a asomar por la ventana de la cocina, bañando la mesa con una luz suave y cálida. Me encontraba sentada frente a un plato de desayuno, los pequeños rayos de luz iluminando los bordes de la porcelana mientras tomaba un sorbo de café, intentando comenzar el día con calma. El aroma a pan recién horneado se mezclaba con el café, creando una sensación de tranquilidad, pero algo en el aire me decía que esta paz no duraría mucho.La guerra con Viktor seguía en pie desde hace dos semanas después de que me advirtió que debía dejar de jugar con fuego si no quería quemarme. No había vuelto a mover fichas para molestarlo, ya que este parecía estar muy ocupado con cosas de su la mafia.Estaba absorta en mis pensamientos cuando escuché unos pasos apresurados por el pasillo, seguidos de voces masculinas que se acercaban rápidamente. Mi cuerpo se tensó al instante, el café que estaba a punto de llevar a mis labios se quedó suspendido en el aire. Podía sentir la vibración en el
El aire en la mansión parecía más pesado que nunca. Cada rincón estaba lleno de ecos de palabras no dichas, de decisiones que ya no podía deshacer. Las horas que habían seguido a la aparición de Viktor y su padre, y a la revelación de Evelyn como su prometida, pasaron como un borrón confuso, y todo lo que podía sentir era un vacío abrumador.No podía dejar de pensar en Viktor. ¿Cómo había podido? ¿Cómo me había hecho creer que podíamos construir algo juntos, solo para destrozarlo con una verdad que yo nunca había imaginado? Él nunca fue libre. Su vida estaba trazada por otros, por su familia, por el destino que no podía evitar. Y yo era solo una distracción. El golpe de esa realidad me estaba destruyendo por dentro.Mi cuerpo estaba sumido en una especie de pesadez. Las lágrimas que había contenido finalmente comenzaron a caer, aunque mi mente se mantenía confusa, incapaz de procesar todo lo que estaba sucediendo. ¿Cómo podía seguir adelante después de esto?De repente, la puerta se a
Ocho meses.Ocho largos meses habían pasado desde que dejé la mansión, desde que Viktor me envió al penthouse que compró para mí, un regalo envuelto en una envoltura de frialdad y distancia. Los primeros días fueron los más difíciles. La transición de vivir a su lado, de tenerlo cerca, a no saber nada de él fue más dolorosa de lo que podría haber imaginado. El vacío que me dejó su ausencia era insoportable, y aún no había encontrado una manera de llenarlo.Los meses siguientes fueron una mezcla extraña de avanzar y quedar atrapada en un mismo lugar. Cada día parecía una repetición del anterior, pero de alguna manera, algo en mí empezó a cambiar. Al principio, intenté olvidar, intentar sumergirme en mi universidad, en las clases que tomaba, en la rutina que Viktor me había permitido crear al ponerme en este lujoso penthouse. No podía negar que el lugar era impresionante, lleno de detalles de buen gusto que me hacían sentir fuera de lugar, pero al mismo tiempo me ofrecía el espacio pa
—Dios. Pensaba que tu apartamento era más pequeño, Alina… no creo poder cubrir gastos de alquiler como roomie —dijo la chica que sea convertido en alguien importante para mí.Valeria me mira con sus labios fruncidos después de que le diera un recorrido por el penthouse. Le he pedido hace un mes que se mudara conmigo, total tengo cuatro habitaciones disponibles y en total comodidad que no utilizo. —Ya te dije que el apartamento es mío, no vas a pagar nada —digo cruzando mis piernas en el sofá que estoy sentada. —Es demasiado, Ali —se sienta a mi lado, suspiro y paso un brazo por sus hombros para acercarla a mí.—Te has convertido en una hermana, lo mínimo que puedo hacer es darte un hueco en mi casa. Además el lugar es lo bastante grande para mi sola, no me molesta tener aquí y seguir comiendo tus ricos postres —suelto, ya que he descubierto un mes después de conocerla que se le da mejor que a mí la cocina.—Es indignante que me quieras aquí para que te cocine —se queja a lo que
La música cambió de a un ritmo más lento pero igual de intenso, con un bajo que se sentía más que escucharse. Iker apoyó una mano en mi cintura y me atrajo hacia él con tanta naturalidad de alguien que está acostumbrado a manejar la cercanía sin ser rechazado. Supongo ha de ser de ese modo, con esa encantadora sonrisa ladea, dientes perfectamente blanco y esos ojos color ámbar de pestañas pobladas y mirada árabe.Sonreí y dejé que mis caderas se movieran con la música, sincronizando mis movimientos con los suyos.—Eres buena en esto —murmuró.—¿Bailando?—CoqueteandoMe reí y deslicé mis manos por sus fuertes hombros cubierto por esa camisa negra hasta entrelazar mis dedos en su cuello tan cerca de su nuca que su pelo corto de atrás de su cabeza me rozan los nudillos.—Tal vez solo me gusta divertirme.—O tal vez estás intentando olvidar a alguien —dijo alzando sus pobladas cejas en esa pregunta que no hizo.Mi cuerpo se tensó un segundo, pero no le di el gusto de ver que sus palabras
Sus dedos subiendo apenas un poco más despues de decirme eso.El semáforo cambio a verde, pero el auto no se movió en lo absoluto. La ciudad sigue su ritmo, pero en este instante, dentro de su coche, solo existíamos él y yo con una tensión lujuriosa de por medio. Por un momento siento que he ido muy lejos, no soy de ese modo, sin embargo, Viktor me cambio lo suficiente y ya han pasado ocho meses desde que estuve con alguien que no fuera el coronel.No he vivido lo suficiente, no he conocido lo que alguien debería saber a esta edad.—Iker… —murmuré, mi voz saliendo más baja de lo que esperaba.Él sonrío y volvió la vista al frente, acelerando nuevamente. Su mano no se apartó. De hecho, sus dedos comenzaron un recorrido tortuosamente lento, explorando mi piel con intenciones claras.La velocidad aumentaba, el rugido del motor fusionándose con la intensidad del momento. Yo me mordí el labio y me aferré al borde del asiento, mi respiración volviéndose irregular con cada caricia calculada.
Al ingresar al apartamento las luces continuaban apagada, lo que me hizo suponer que Valeria no ha llegado. Deje mi bolso colgado, me saque los tacones y los puse en una esquina mientras me dirijo a la cocina.—¿Te divertiste?Solté un grito al instante de escuchar esa voz.La voz grave y áspera de Viktor hizo que mi corazón diera un vuelco. Me gire bruscamente y lo vi, de pie en medio de mi sala, con los puños cerrados y la mandíbula tensa.—¿Qué demonios haces aquí? —pregunté, encendiendo la luz.Sus ojos grises brillando con una rabia y celos que siento que me asfixio.—Estaba esperándote —dijo, me crucé de brazos, tratando de ignorar el nudo de culpa que se enroscó en mi estómago. Aún podía sentir el roce de las manos de Iker en mi piel, el sabor de su boca en la mía y sus ojos ámbar mirándome con hambre contenida—. ¿Te lo follaste?—No tienes derecho a reclamarme nada. Tú fuiste quien me apartó de su vida.—¡No fue así! —su voz se quebró por la frustración—. Nunca quise…—Pero lo
El sonido insistente de golpes en la puerta me sacó de mi sueño. Me costó salir de la cama mientras que mi piel se estremeció por el frío del suelo bajo mis pies descalzo, camine con pasos firme hacia la entrada del apartamento con el ceño fruncido por la insistencia. —¿Qué mierd…? ¿Viktor? Estaba apoyado contra el marco de la puerta, con la camisa blanca algo arrugada y arremangada hasta los codos. Su cabello despeinado como si hubiera pasado con bastante insistencia la mano por este. Pero lo que más me impactó fue el olor a alcohol que flotaba en el aire entre nosotros y la intensidad de los celos que vislumbro en sus ojos grises bastantes oscuros en este momento. —Así que ahora recibes regalos de ese —su voz es grave, casi un gruñido. Genial se encuentra borracho, rodé los ojos y crucé los brazos. —No es asunto tuyo. Él soltó una risita amarga y avanzó, entrando sin esperar una invitación. —¿No es mi asunto? —repitió con sarcasmo mientras cerraba la puerta tras de sí «Por supu