Tratando de articular de forma correcta, le dije -Oh, hola Sebastián… Yo no esperaba verte aquí –Justo después de decir eso me puse nerviosa y rectifiqué muy abruptamente -¡No en un mal sentido, claro! Me refiero a que fue una sorpresa, pero me alegro de verte –Sebastián sonrió -Tranquila, yo entiendo –Vi cómo sus ojos pasaron rápidamente por mis pechos, trató de disimularlo, pero ante tal situación sentí como la sangre y el calor subió a mi cabeza. Pensé NO, NO TE SONROJES Me daba mucha vergüenza que él específicamente me viera así ¿Por qué? ¿Qué me pasa? Giré mi cabeza rápidamente en otra dirección, pero Sebastián, al darse cuenta de mi vergüenza, solo comenzó a sonreír mientras me miraba, lo que hizo que de forma forzada me diera vuelta, dándole la espalda.-AH, CIERTO… eh… no te he presentado a mi madre –Era algo muy tonto, pero fue lo primero que se me ocurrió. Caminé sin darle la cara, pero podía sentir sus pasos detrás de mí. Llegamos con mi madre y Daniel. Al verme ll
-Quería disculparme si te hice sentir incómoda antes. No era mi intención –Sentí que mi corazón se aceleraba un poco, pero intenté mantener la compostura.-Está bien, Sebastián. No te preocupes. Fue solo un momento de nervios –dije, sonriendo ligeramente. Sebastián asintió, pareciendo aliviado –Me alegra oír eso. Realmente me gustaría conocerte mejor, Valeria. Desde que nos vimos en la galería, no he podido dejar de pensar en ti –Sentí un calor recorrerme, pero esta vez era una mezcla de sorpresa y emoción -Gracias, Sebastián. También me gustaría conocerte mejor –respondí sinceramente. Sebastián sonrió y, por un momento, nos quedamos en silencio, disfrutando de la brisa y el sonido del río. Finalmente, decidimos unirnos nuevamente al grupo. Nos sumergimos en el agua fría del río, sintiendo el alivio inmediato del calor del día. Todos parecían disfrutar, incluso Daniel comenzó a relajarse y unirse a la diversión. Nos turnábamos para nadar y jugar en el agua, riendo
La Victoria despertaba bajo el manto de un amanecer en tonos de coral y dorado, como si el cielo mismo celebrara el retorno de Valeria a su tierra natal. Tras años de recorrer selvas inexploradas y capturar con su cámara la esencia indómita de la naturaleza, Valeria sentía una mezcla de emociones al pisar nuevamente las calles empedradas de su infancia. Los aromas familiares de la ciudad la envolvieron, cada rincón y cada esquina evocando recuerdos de tiempos más simples y despreocupados. Había algo en La Victoria que siempre le había parecido mágico, una cualidad intangible que hacía de esta ciudad un lugar especial. El bullicio del mercado central, los colores vibrantes de los puestos de frutas, el murmullo constante de la vida cotidiana; todo parecía más intenso aquí. Sin embargo, tras años de ausencia, Valeria no podía evitar sentir una punzada de incertidumbre. ¿Se habría mantenido intacta la esencia de su hogar, o el tiempo habría erosionado lo que una vez co
El amanecer en La Victoria pintaba el cielo con tonos de coral y dorado, mientras yo observaba el paisaje desde la ventanilla del autobús. El camino serpenteaba a través de campos de caña de azúcar y plantaciones de cacao, reminiscencias de un pasado que nunca había olvidado. Cada kilómetro que me acercaba a mi destino hacía que mi corazón latiera con más fuerza, una mezcla de emoción y nerviosismo llenando mi pecho. Tras varios años viviendo en el extranjero, recorriendo selvas inexploradas y capturando con mi cámara la esencia indómita de la naturaleza, regresaba a mi ciudad natal. La idea de volver a pisar las calles empedradas de mi infancia me provocaba un torrente de emociones. Las caras conocidas, los aromas y los sonidos familiares de la ciudad habían habitado en mis recuerdos, anclados en un tiempo que ahora me parecía lejano. El autobús finalmente llegó a su destino, y me bajé con una mochila al hombro y mi cámara colgando del cuello, como una e
Desperté temprano el día de hoy, a pesar de que ayer me acosté tarde, por mi caminata loca y mi encuentro con aquel chico ahora que lo pienso, nunca supe su nombre La luz del sol se filtraba por las cortinas de mi habitación, anunciando el inicio de una jornada que había estado esperado con ansias y nervios. Me levanté con energía, impulsada solamente por la emoción y el nerviosismo que me acompañaban desde mi llegada a La Victoria. Al llegar a la cocina mi madre se encontraba ya despierta –Buenos días mamá ¿Pero qué haces despierta? A penas son las 4:00 –Ella me sonrió con mucha energía mientras sacaba los huevos fritos de la estufa y me dijo –Quería prepararte el desayuno antes de tu gran día, sé que es muy importante para ti y es lo menos que puedo hacer –su comentario me llenó de ternura y me hizo sentir muy alegre, nada mejor para empezar este maravilloso día, acariciando su cabeza le dije –Gracias mamá, no sabes lo que significa para mí, pero el simple hecho de que est
Este hombre observaba mis fotografías cuando de pronto se detuvo frente a una fotografía de un colibrí en pleno vuelo, la imagen estaba bastante nítida y en realidad incluso a mí me sorprende el haberla tomado de forma tan profesional. Él puso una expresión como si mi imagen lo hubiera conmovido profundamente, despertando en él una mezcla de admiración y asombro, con esa misma expresión caminó lentamente hacia la fotografía, perdiéndose en los detalles.-Es impresionante, ¿verdad? –dije y él se sobresaltó un poco, pero al verme por un momento sonrió.-Sí, ciertamente es muy impresionante. Admiraba los detalles de las alas del colibrí, sus plumas irisadas reflejando la luz en un caleidoscopio de colores. Me pregunto quién será la persona capaz de capturar tal momento con tanta perfección –Su comentario me hizo bastante gracia, pero la contuve, sin embargo, aunque quiera seguir con la conversación, no puedo, realmente me produce mucha curiosidad, pero Ana comenzó a hacerme señ
Alejandro se me acercó y dijo de forma seria –No responda Srta. Valeria, ya sé la respuesta, en realidad me sorprende, pero está bien, veo poco ético desvirgarla en una oficina tan sucia como esta, por lo que le propongo tener una comida conmigo para así poder charlar más si gusta –Su rudeza para decir las cosas me hace sentir incomoda, pero agradezco que se haya calmado un poco y me dé tiempo para ver si de verdad pasará algo más, con la cara todavía caliente me acomodo la falda del vestido –Srta. Valeria –Antes de que Alejandro pudiera continuar le hice una seña colocando mi dedo índice sobre mis labios en señal de silencio, él se quedó un momento a la espera de una razón y yo hablé negando con la cabeza al iniciar –Por favor no me diga “Srta.” Me hace sentir extraña, solo “Valeria” si es tan amable –Alejandro sonrió de forma pícara por mi comentario –Está bien Valeria, espero que en esa comida podamos hablar más sobre las fotos –solté una risita incomoda nuevamente y me di
Mirándolo directamente a los ojos le pregunté -¿Una audiencia? –Él asiente con la cabeza y cuando está a punto de decirme algo, llega Daniel casi arrastrando a mi madre, esta última tiene cara de incomodidad Diablos ¿ENSERIO TE PONDRÁS CELOSO AHORA DANIEL? Daniel me abraza de forma forzada y casi gritando dice –Lo hiciste muy bien preciosa –cuando volteé hacia el hombre del colibrí este tenía una expresión de pérdida y diría que hasta triste, se dio la vuelta y se dirigió al bufet -¿Qué rayos fue eso? –Daniel voltea los ojos –Solo estoy marcando territorio –mi estado de ánimo cambió a rabia velozmente, y ya estando con una expresión de que mataría a alguien le dije –Yo no tengo dueño, y si te vas a comportar cómo un niño imprudente puedes irte –Creo que mi mirada lo asustó mucho porque retrocedió ligeramente, miré a un costado y Alejandro estaba cerca con cara de sorpresa Escuchó nuestra conversación indignada me dirigí a buscar al hombre del colibrí Debo dejar de pensar en é