Absorta en la muy grata conversación con Sebastián, de pronto mi teléfono sonó y lo saqué de un bolsillo secreto de mi vestido, al ver tenía un mensaje de Ana {¿Cómo vas, ya hicieron cositas? No tardes mucho que en un rato daremos el cierre} es cierto, por mucho que quiera permanecer horas aquí debemos volver en unos minutos -¿Debes volver ya? –Preguntó Sebastián algo desilusionado –No… sí, pero aún tengo algo de tiempo –él me mira fijamente y toma mis manos llevándolas cerca de su pecho –En realidad, sí me gustaste Valeria, desde el primer momento que te vi y cuando te vi dar tu discurso mi interés en ti se intensificó, pero esa no era la verdadera razón por la que te pedí una audiencia privada –mi interés aumentó en un instante y él continuó –Realmente quería pedirte un favor -¿Un favor, a qué se referirá? –No entiendo ¿Cómo así, en qué podría ayudarte yo? –Le pregunté casualmente confundida –Te quiero como mi musa, te necesito para mi siguiente galería –¿Otra oferta? Aunqu
-Uy… por fin llegamos madre –Le dije a mi mamá con todo el cansancio y la flojera acompañando cada palabra –Por lo menos ya saliste de la galería y todo salió bien, ya es un peso menos –Dijo Daniel de forma seria, pero agradable mientras mi madre abría la puerta. Al entrar solo me deje caer boca abajo sobre el sofá de la sala en señal de agotamiento, esta mañana la he sentido muy larga y estresante, después de todo estar parada por horas sonriendo, saludando invitados, viendo que todo salga bien y aparte de eso, está el hecho de que tuve que lidiar con tres hombres muy diferentes entre sí, cabe destacar que cada uno mostró interés en mí, puede que no precisamente de forma romántica, pero lo que sí sé, es que cada uno de ellos me produjo curiosidad, además, de la pregunta… ¿por qué se fijan en mí? Si es exactamente de forma sexual o romántica, no es que yo sea específicamente fea, pero… ¿por qué yo?, ¿por qué tres pretendientes casi al mismo tiempo? Ni en el extranjero que yo era “exóti
Comimos juntos hablando de frivolidades y cosas cotidianas, de un momento a otro me quedé viendo fijamente un punto en la nada y no escuché lo último que dijeron, pero hice como que sí escuché y creo que no se dieron cuenta. Después de reposar unos minutos la comida, me levanté para lavar los platos –Deja esos corotos ahí Valeria, yo los frego –dijo mi madre y yo solo le di un beso en la frente –Ya tú hiciste toda la comida, déjame al menos lavar los platos –ella me miró sabiendo que no lograría hacerme cambiar de opinión de ninguna forma posible, por lo que se resignó –Está bien, entonces me iré a acostar. Daniel ¿Tú qué harás horita? –Daniel me miró solo para hacer un gesto como diciendo “Yo qué sé” para luego volver la vista a mi madre como esperando que ella respondiera por él –Por lo que intervine –Déjalo que se quede un rato, yo hablo con él antes de que tenga que salir en la tarde –Mi madre asintió con la cabeza y se retiró a su habitación.-Oh, ¿qué quiere la Srta. Va
Desperté, que flojera tengo, no quisiera salir, pero Alejandro técnicamente me insistió mucho y supuestamente me prometió que no pasaría nada raro, pero yo no le creo. Bueno, ¿ya qué? Tal vez y sí la pase agradable. Me quedé un rato viendo al techo antes de levantarme, permanecí algunos minutos embobada observando, el sol de la tarde se filtraba a través de las cortinas, llenando la habitación con una cálida luz dorada. Las sombras de los árboles afuera creaban patrones cambiantes en las paredes, como si fueran pinceladas de un artista invisible. Me sentía atrapada en un limbo entre el sueño y la vigilia, donde los pensamientos y recuerdos fluían libremente. Imaginé que el techo era un vasto lienzo en blanco, esperando ser llenado con las imágenes de mis sueños y las historias que aún no había contado. Cada pequeño detalle en el techo, desde las texturas hasta las sombras, parecía cobrar vida, transformándose en figuras abstractas que narraban cuentos silenciosos. Cerré los oj
-Me alegra que te guste –Dijo Alejandro rompiendo el silencio que llevaba apenas unos segundos, suavemente y de forma relajada abrí mis ojos -¿A dónde iremos Alejandro? –Él sonrió mientras sus manos firmemente sujetaban el volante. El motor del Shelby GT500 rugía suavemente bajo nosotros, como un felino satisfecho. El interior del auto, con su tapicería de cuero y el suave aroma a lujo, nos envolvía en una burbuja de exclusividad y sofisticación.-A un lugar especial. –Respondió, sus ojos destellando con un brillo misterioso -Quiero que sea una sorpresa –Miré por la ventana, observando cómo las luces de la ciudad pasaban rápidamente, transformándose en trazos de color en la noche. La melodía de una canción melancólica y electrizante llenaba el espacio, resonando con el pulso de nuestros corazones.-Cuando dijiste especial, realmente lo es –Murmuré, más para mí misma que para él. Alejandro soltó una risa suave y continuó conduciendo. La ciudad nos rodeaba con su vibrante energ
Me quedé un momento observando el suelo buscando respuestas, pero rápidamente solo comencé a caminar tratando de perderle el paso. El nerviosismo y la tensión en el aire eran palpables. Alejandro me seguía de cerca, tratando desesperadamente de reparar lo que había roto con sus palabras.-Valeria, por favor, déjame explicarte... —intentó nuevamente, pero yo me giré, cortándole de inmediato.-Alejandro, ¿no entiendes que no quiero hablar ahora? —mi voz se alzó con una mezcla de rabia y frustración. Suspiré profundamente, intentando calmarme un poco. La noche había comenzado con expectativas de conocer a alguien nuevo y especial, pero había terminado siendo un desastre. Al mirar alrededor, vi que el joven que había intervenido seguía observándonos desde la distancia. Me sentí un poco más segura sabiendo que alguien estaba pendiente por si necesitaba ayuda.-Escucha, solo quiero entender por qué esas fotos son tan importantes para ti —continué, mi tono algo más suave pero lleno
No puede ser, cada minuto que pasa llueve con más fuerza. No me gusta, nunca me ha gustado el ruido espantoso de las gotas fuertemente golpeando el techo, pero debo mantener la compostura. Al ver que Alejandro no regresaba, me empecé a impacientar y la curiosidad me invadió velozmente. ¿Qué estará haciendo? Con mucha cautela de no ser vista para no parecer chismosa, me acerqué a la habitación a la que entró Alejandro. Al llegar a la puerta, me detuve un momento, dudando si debía entrar o no. Finalmente, la curiosidad ganó la batalla y empujé la puerta lentamente. Al cruzar el umbral, me encontré con una escena que no esperaba. Alejandro estaba parado en medio de la habitación, mojado y desnudo. El agua goteaba de su cabello y su piel brillaba bajo la luz tenue de la lámpara y mi visión fue directo a su miembro viril por accidente. Me quedé paralizada por un instante, sin saber cómo reaccionar. Mi rostro se puso rojo como un tomate y rápidamente me di la vuelta, cubriendo mis
Me desperté en la cama de Alejandro, usando una de sus camisas de botones de color celeste, me queda algo corta y debajo no traigo nada, no me gusta mucho, mis pechos son muy grandes y aunque están firmes, eso no quiere decir que no pesen sin brasier, pero no lo veo por ningún lado. Decido levantarme y caminando descalza me fui hasta llegar a la cocina, allí estaba Alejandro sirviendo en dos platos una comida que había ordenado a domicilio. Él me miró y me sonrió Me desperté en la cama de Alejandro, usando una de sus camisas de botones de color celeste. Me queda algo corta y, debajo, no traigo nada. No me gusta mucho, mis pechos son muy grandes y, aunque están firmes, eso no quiere decir que no pesen sin brasier. Decidí levantarme y, caminando descalza, me fui hasta la cocina. Allí estaba Alejandro sirviendo en dos platos una comida que había ordenado a domicilio. Él me miró y me sonrió.-Buenos días, dormilona —dijo con una sonrisa cálida -Espero que tengas hambre –su manera