La Victoria despertaba bajo el manto de un amanecer en tonos de coral y dorado, como si el cielo mismo celebrara el retorno de Valeria a su tierra natal. Tras años de recorrer selvas inexploradas y capturar con su cámara la esencia indómita de la naturaleza, Valeria sentía una mezcla de emociones al pisar nuevamente las calles empedradas de su infancia. Los aromas familiares de la ciudad la envolvieron, cada rincón y cada esquina evocando recuerdos de tiempos más simples y despreocupados.
Había algo en La Victoria que siempre le había parecido mágico, una cualidad intangible que hacía de esta ciudad un lugar especial. El bullicio del mercado central, los colores vibrantes de los puestos de frutas, el murmullo constante de la vida cotidiana; todo parecía más intenso aquí. Sin embargo, tras años de ausencia, Valeria no podía evitar sentir una punzada de incertidumbre. ¿Se habría mantenido intacta la esencia de su hogar, o el tiempo habría erosionado lo que una vez conoció?
Con su cámara colgando del cuello, como una extensión de sí misma, Valeria se dirigió al centro cultural donde se llevaría a cabo su exposición. Era su primer gran evento en Venezuela después de haber ganado reconocimiento internacional, y la expectativa la llenaba de una ansiedad dulce, una mezcla de miedo y anticipación. Sabía que sus fotografías eran más que simples imágenes; eran fragmentos de historias, de lugares y criaturas que había conocido en sus viajes.
El día de la inauguración, la galería estaba llena de visitantes, cada uno absorto en las imágenes que narraban historias de rincones olvidados del mundo. Un hombre llamado Sebastián, mientras deambulaba entre las fotografías, se detuvo frente a una en particular. Era una imagen de un colibrí en pleno vuelo, capturado en un momento de gracia etérea. Algo en esa fotografía resonó profundamente en él, despertando una emoción que no lograba descifrar. Determinado a conocer a la persona capaz de capturar tal belleza, se dispuso a acercarse a Valeria, pero esto era muy difícil, con dificultad se acercó a ella.
Valeria notó la presencia de Sebastián antes de que él pronunciara una sola palabra. Había algo en su mirada, una intensidad tranquila que la hizo sentir expuesta y comprendida al mismo tiempo. Cuando finalmente se encontraron, las palabras fluyeron con naturalidad, como si ambos se hubieran conocido de toda la vida. La conversación osciló entre temas triviales y profundos, y en cuestión de minutos, una conexión invisible se formó entre ellos, un lazo que ninguno de los dos podía ignorar.
Mientras tanto, Daniel, un chico de las calles con un espíritu indomable y una admiración secreta por Valeria, observaba desde la distancia, fascinado por su presencia. Había escuchado de la misma Valeria sobre la exposición y había decidido asistir colándose de forma sutil, esperando encontrar una oportunidad para acercarse a ella, pero habría más competencia.
En otro rincón de la galería, Alejandro, un hombre adinerado y poderoso, notó a Valeria y quedó instantáneamente obsesionado con su belleza y su talento. Su mirada seguía cada uno de sus movimientos, decidido a conquistarla sin importar el costo.
A medida que la noche avanzaba, el bullicio de la galería se fue apagando y los asistentes se marcharon, dejando a Valeria casi a solas con estos tres pretendientes alternando su tiempo a cada uno, después de lograr quedar a solas con Sebastián, sumidos en una charla íntima y reveladora. La magia de La Victoria, que tanto había anhelado Valeria, parecía manifestarse en este encuentro fortuito, sellando el inicio de una historia que estaba destinada a ser contada bajo su cielo estrellado.
Sin embargo, algo se interpondría entre ellos dos y llenaría la mente de Valeria de dudas, con encuentros inesperados con sus otros pretendientes, cada uno con personalidades tan diferentes que harán que Valeria quede en vilo buscando una respuesta para sus sentimientos.
El amanecer en La Victoria pintaba el cielo con tonos de coral y dorado, mientras yo observaba el paisaje desde la ventanilla del autobús. El camino serpenteaba a través de campos de caña de azúcar y plantaciones de cacao, reminiscencias de un pasado que nunca había olvidado. Cada kilómetro que me acercaba a mi destino hacía que mi corazón latiera con más fuerza, una mezcla de emoción y nerviosismo llenando mi pecho. Tras varios años viviendo en el extranjero, recorriendo selvas inexploradas y capturando con mi cámara la esencia indómita de la naturaleza, regresaba a mi ciudad natal. La idea de volver a pisar las calles empedradas de mi infancia me provocaba un torrente de emociones. Las caras conocidas, los aromas y los sonidos familiares de la ciudad habían habitado en mis recuerdos, anclados en un tiempo que ahora me parecía lejano. El autobús finalmente llegó a su destino, y me bajé con una mochila al hombro y mi cámara colgando del cuello, como una e
Desperté temprano el día de hoy, a pesar de que ayer me acosté tarde, por mi caminata loca y mi encuentro con aquel chico ahora que lo pienso, nunca supe su nombre La luz del sol se filtraba por las cortinas de mi habitación, anunciando el inicio de una jornada que había estado esperado con ansias y nervios. Me levanté con energía, impulsada solamente por la emoción y el nerviosismo que me acompañaban desde mi llegada a La Victoria. Al llegar a la cocina mi madre se encontraba ya despierta –Buenos días mamá ¿Pero qué haces despierta? A penas son las 4:00 –Ella me sonrió con mucha energía mientras sacaba los huevos fritos de la estufa y me dijo –Quería prepararte el desayuno antes de tu gran día, sé que es muy importante para ti y es lo menos que puedo hacer –su comentario me llenó de ternura y me hizo sentir muy alegre, nada mejor para empezar este maravilloso día, acariciando su cabeza le dije –Gracias mamá, no sabes lo que significa para mí, pero el simple hecho de que est
Este hombre observaba mis fotografías cuando de pronto se detuvo frente a una fotografía de un colibrí en pleno vuelo, la imagen estaba bastante nítida y en realidad incluso a mí me sorprende el haberla tomado de forma tan profesional. Él puso una expresión como si mi imagen lo hubiera conmovido profundamente, despertando en él una mezcla de admiración y asombro, con esa misma expresión caminó lentamente hacia la fotografía, perdiéndose en los detalles.-Es impresionante, ¿verdad? –dije y él se sobresaltó un poco, pero al verme por un momento sonrió.-Sí, ciertamente es muy impresionante. Admiraba los detalles de las alas del colibrí, sus plumas irisadas reflejando la luz en un caleidoscopio de colores. Me pregunto quién será la persona capaz de capturar tal momento con tanta perfección –Su comentario me hizo bastante gracia, pero la contuve, sin embargo, aunque quiera seguir con la conversación, no puedo, realmente me produce mucha curiosidad, pero Ana comenzó a hacerme señ
Alejandro se me acercó y dijo de forma seria –No responda Srta. Valeria, ya sé la respuesta, en realidad me sorprende, pero está bien, veo poco ético desvirgarla en una oficina tan sucia como esta, por lo que le propongo tener una comida conmigo para así poder charlar más si gusta –Su rudeza para decir las cosas me hace sentir incomoda, pero agradezco que se haya calmado un poco y me dé tiempo para ver si de verdad pasará algo más, con la cara todavía caliente me acomodo la falda del vestido –Srta. Valeria –Antes de que Alejandro pudiera continuar le hice una seña colocando mi dedo índice sobre mis labios en señal de silencio, él se quedó un momento a la espera de una razón y yo hablé negando con la cabeza al iniciar –Por favor no me diga “Srta.” Me hace sentir extraña, solo “Valeria” si es tan amable –Alejandro sonrió de forma pícara por mi comentario –Está bien Valeria, espero que en esa comida podamos hablar más sobre las fotos –solté una risita incomoda nuevamente y me di
Mirándolo directamente a los ojos le pregunté -¿Una audiencia? –Él asiente con la cabeza y cuando está a punto de decirme algo, llega Daniel casi arrastrando a mi madre, esta última tiene cara de incomodidad Diablos ¿ENSERIO TE PONDRÁS CELOSO AHORA DANIEL? Daniel me abraza de forma forzada y casi gritando dice –Lo hiciste muy bien preciosa –cuando volteé hacia el hombre del colibrí este tenía una expresión de pérdida y diría que hasta triste, se dio la vuelta y se dirigió al bufet -¿Qué rayos fue eso? –Daniel voltea los ojos –Solo estoy marcando territorio –mi estado de ánimo cambió a rabia velozmente, y ya estando con una expresión de que mataría a alguien le dije –Yo no tengo dueño, y si te vas a comportar cómo un niño imprudente puedes irte –Creo que mi mirada lo asustó mucho porque retrocedió ligeramente, miré a un costado y Alejandro estaba cerca con cara de sorpresa Escuchó nuestra conversación indignada me dirigí a buscar al hombre del colibrí Debo dejar de pensar en é
Absorta en la muy grata conversación con Sebastián, de pronto mi teléfono sonó y lo saqué de un bolsillo secreto de mi vestido, al ver tenía un mensaje de Ana {¿Cómo vas, ya hicieron cositas? No tardes mucho que en un rato daremos el cierre} es cierto, por mucho que quiera permanecer horas aquí debemos volver en unos minutos -¿Debes volver ya? –Preguntó Sebastián algo desilusionado –No… sí, pero aún tengo algo de tiempo –él me mira fijamente y toma mis manos llevándolas cerca de su pecho –En realidad, sí me gustaste Valeria, desde el primer momento que te vi y cuando te vi dar tu discurso mi interés en ti se intensificó, pero esa no era la verdadera razón por la que te pedí una audiencia privada –mi interés aumentó en un instante y él continuó –Realmente quería pedirte un favor -¿Un favor, a qué se referirá? –No entiendo ¿Cómo así, en qué podría ayudarte yo? –Le pregunté casualmente confundida –Te quiero como mi musa, te necesito para mi siguiente galería –¿Otra oferta? Aunqu
-Uy… por fin llegamos madre –Le dije a mi mamá con todo el cansancio y la flojera acompañando cada palabra –Por lo menos ya saliste de la galería y todo salió bien, ya es un peso menos –Dijo Daniel de forma seria, pero agradable mientras mi madre abría la puerta. Al entrar solo me deje caer boca abajo sobre el sofá de la sala en señal de agotamiento, esta mañana la he sentido muy larga y estresante, después de todo estar parada por horas sonriendo, saludando invitados, viendo que todo salga bien y aparte de eso, está el hecho de que tuve que lidiar con tres hombres muy diferentes entre sí, cabe destacar que cada uno mostró interés en mí, puede que no precisamente de forma romántica, pero lo que sí sé, es que cada uno de ellos me produjo curiosidad, además, de la pregunta… ¿por qué se fijan en mí? Si es exactamente de forma sexual o romántica, no es que yo sea específicamente fea, pero… ¿por qué yo?, ¿por qué tres pretendientes casi al mismo tiempo? Ni en el extranjero que yo era “exóti
Comimos juntos hablando de frivolidades y cosas cotidianas, de un momento a otro me quedé viendo fijamente un punto en la nada y no escuché lo último que dijeron, pero hice como que sí escuché y creo que no se dieron cuenta. Después de reposar unos minutos la comida, me levanté para lavar los platos –Deja esos corotos ahí Valeria, yo los frego –dijo mi madre y yo solo le di un beso en la frente –Ya tú hiciste toda la comida, déjame al menos lavar los platos –ella me miró sabiendo que no lograría hacerme cambiar de opinión de ninguna forma posible, por lo que se resignó –Está bien, entonces me iré a acostar. Daniel ¿Tú qué harás horita? –Daniel me miró solo para hacer un gesto como diciendo “Yo qué sé” para luego volver la vista a mi madre como esperando que ella respondiera por él –Por lo que intervine –Déjalo que se quede un rato, yo hablo con él antes de que tenga que salir en la tarde –Mi madre asintió con la cabeza y se retiró a su habitación.-Oh, ¿qué quiere la Srta. Va