Este hombre observaba mis fotografías cuando de pronto se detuvo frente a una fotografía de un colibrí en pleno vuelo, la imagen estaba bastante nítida y en realidad incluso a mí me sorprende el haberla tomado de forma tan profesional. Él puso una expresión como si mi imagen lo hubiera conmovido profundamente, despertando en él una mezcla de admiración y asombro, con esa misma expresión caminó lentamente hacia la fotografía, perdiéndose en los detalles.
-Es impresionante, ¿verdad? –dije y él se sobresaltó un poco, pero al verme por un momento sonrió.
-Sí, ciertamente es muy impresionante. Admiraba los detalles de las alas del colibrí, sus plumas irisadas reflejando la luz en un caleidoscopio de colores. Me pregunto quién será la persona capaz de capturar tal momento con tanta perfección –Su comentario me hizo bastante gracia, pero la contuve, sin embargo, aunque quiera seguir con la conversación, no puedo, realmente me produce mucha curiosidad, pero Ana comenzó a hacerme señas llamándome, por lo que tuve que irme rápido sin poder hablar más con aquel hombre.
Mientras me dirigía hacia Ana, sentía que todo estaba en cámara lenta, mi corazón comenzó a latir con mucha fuerza, mi cuerpo me está avisando sobre mi discurso inminente, pero creo que por el momento, todavía falta un rato… pienso en las palabras de aquel hombre que admiraba mi fotografía del colibrí, y en mi rostro se dibujó una sonrisa, al acercarme a Ana ella tenía una expresión de euforia y complicidad.
-¿Qué sucede? Aun no es tiempo para mi discurso ¿hay algún inconveniente? –Pregunté algo preocupada porque tenía algún presentimiento extraño, esa voz en tu cabeza que te hace dudar de las cosas. Ana me toma del brazo entusiasmada y me dice –No, quiero presentarte a alguien especial -¿Alguien especial, a qué se refiere? Me quedé un momento procesando y de pronto nos acercamos a el hombre que me observaba de forma extraña cuando estaba en la barra del mini bar, su mirada es muy intensa, es un hombre de estatura alta, alrededor de 1.85 metros, parece de unos treinta y algo, con una complexión atlética que denota su dedicación al ejercicio físico. Su cabello es oscuro, ligeramente ondulado. Tiene ojos de un color marrón profundo, que pueden resultar tanto atractivos como intimidantes. Su rostro está bien definido, con una mandíbula fuerte y un semblante que refleja tanto su confianza como su determinación. Luce algo prepotente e intimidante, pero ciertamente es atractivo, aunque algo mayor para mí, Ana nos mira a cada uno como si fuera un ventilador y con cara de complicidad Ya quiere que ligue con este hombre… pero la pregunta es ¿Por qué?
Ana se para firme y dice -Sr. Alejandro, ella es un amiga muy cercana mía, su nombre es Valeria Núñez y es la fotógrafa profesional que organizó esta galería, ella ha recorrido el mundo y –Le corte el dialogo jalándola del brazo y susurrándole de forma enojada al oído -¿Qué haces? –Pero parece que no susurré bien, pues el hombre sonrió y dijo –Te está presentando a mí ¿Qué más? No seas tímida o modesta, está muy bien formulado tu curriculum –aflojé un poco la mano y lo miré directamente a los ojos desconcertada –Gracias Ana, pero quisiera ir a un lugar a solas con la Srta. Valeria –Dijo él de forma muy educada y elocuente. Esto es muy extraño.
-Enseguida Sr. Alejandro. Valeria, ve con él a los locales del segundo piso por favor y hazle compañía –ese último “Hazle compañía” no me gustó mucho, pero Ana es muy terca así que mejor no me pongo a pelear con ella y solo haré lo que me dice, por lo que de forma casi obligada y echándole una mirada de rabia a Ana tomé la mano de Alejandro y lo encaminé a la terraza antes mencionada, si de por si en el segundo piso no hay prácticamente nadie, la terraza está en una zona mucho más alejada.
Nos dirigimos a las escaleras y él me indica que yo suba primero, no me encanta la idea, pero igual asentí con la cabeza y procedí a subir, sentía algo raro en el pecho, tal vez eran los nervios o la ansiedad de no saber qué va a pasar. Por fin llegamos al segundo piso, en el cual hay unos pequeños locales y nada más, entramos a una oficina y al observar hacia afuera por una pequeña ventada, pude ver un poco la plaza Campo Elías, al darme vuelta Alejandro estaba mirándome fijamente –Bueno, ya estamos aquí ¿Qué puedo hacer por usted? –Pregunté de forma seria y el comenzó a explorar la oficina oscilando entre una pared y otra mientras contestaba –Interesante vestuario el que trae Srta. Valeria –instintivamente bajé mi mirada a mi vestido y ya con una expresión de extrañeza levanté la mirada para preguntar -¿Qué sucede con mi vestido, tiene algo de malo? –Él se detuvo un momento y tomó un libro del escritorio para ojearlo a la par de que desviaba su mirada hacia mí de forma intermitente – Está luciendo un vestido de gala corto que refleja su elegancia y sencillez. El vestido es de un tono rojo vino, un color atractivo que resalta su piel y su cabello. El diseño es sencillo pero sexy, con un escote en V moderado y tirantes finos que dejan al descubierto sus hombros, lamentablemente me gustaría ver un poco más de dicho escote. La falda cae suavemente hasta la mitad de sus muslos, con un ligero vuelo que le da movimiento y gracia al caminar –Mientras recibo esta descarga de información y análisis sobre mi vestimenta, no puedo evitar sentirme con algo de vergüenza, incomodidad y acoso de su parte, pero él sigue -El tejido del vestido es de satén, lo que le da un brillo sutil y sofisticado sin ser demasiado llamativo. Está complementando su look con unos pendientes pequeños y delicados, y unos zapatos de tacón bajo en un tono neutro, que le permiten moverse con comodidad, pero sin perder la elegancia, tiene buen gusto, pero podría mejorar un poco –al terminar de decir eso, cierra el libro con fuerza y lo coloca en el escritorio para luego dirigirse hacia mí.
-Srta. Valeria, soy el Alejandro Ramírez, dueño de la empresa Ramírez Fashion Group, es una empresa líder en la industria de la moda y la confección, conocida por su lujo, innovación y exclusividad. Fundada y dirigida por mí, la compañía ha crecido hasta convertirse en una de las más influyentes y prestigiosas del mundo. Necesito fotografías suyas, usted tiene mucho potencial, nadie más puede hacerlo, la quiero a usted –Me dice estando a poca distancia de mí, con su estatura aproximada de 185 cm ante mi estatura de 160 cm, me hace sentir intimidada, pero a pesar de ello ignoro esa incomodidad y me alegro un poco por el hecho de que alguien tan importante quiera trabajar conmigo, no puedo ocultar mi sonrisa y en un estado más relajado que antes le contesto.
-¿Enserio? Sería un honor, nunca he trabajado con modelos directamente, pero no será nada difícil- Alejandro me mira un segundo con una expresión de confusión y de pronto su cara muestra una epifanía absoluta.
-Oh, ya entiendo. No Srta. Valeria, sus fotografías son una auténtica manifestación de talento, revelando con exquisitez la capacidad de capturar la belleza intrínseca en los detalles más sencillos. Cada imagen no solo refleja una maestría técnica, sino también una sensibilidad artística que transforma lo cotidiano en algo extraordinario. Su habilidad para inmortalizar momentos efímeros en obras de arte visuales es verdaderamente asombrosa. PERO, no estoy interesado en ese trabajo al menos en este preciso momento. Hablo de que quiero fotografías suyas, de su cuerpo –Al entender progresivamente cada palabra me sentí extraña y al escuchar que quería fotos mías “DE MI CUERPO” me hizo sentir muy avergonzada, lograba percibir el calor en mis mejillas, de forma instintiva coloqué uno de mis brazos sutilmente sobre mi escote y desvié la mirada, él al darse cuenta de mi incomodidad retrocede un poco, pero no deja su mirada fulminante esperando una respuesta.
-No estoy segura, me alaga demasiado, pero, nunca he estado del otro lado del lente, por lo que me sentiría muy incómoda al hacerlo. Además de que no entiendo por qué yo, de lo que sí estoy segura es que hay muchas mujeres más lindas que yo –Dije con la voz algo apagada.
Alejandro me miró intensamente y soltó un suspiro antes de decir de nuevo de forma seria –Srta. Valeria, es lamentable que tenga su realidad tan alterada o tal vez una dismorfia figurativa presente, usted es muy hermosa y entiendo su posición. No obstante, nunca acepto un NO por respuesta, no me importa si se toma dos meses practicando y tomando confianza, pero necesito esto. Y, quisiera que nos pudiéramos conocer un poco mejor –me tensé un poco y solté una pequeña risa incomoda, por lo menos eso me ayudo a liberar la tensión, pero de forma entrecortada respondí –No sé, tal vez podría intentarlo- él sonrió y se acercó un poco a mi rostro inclinándose para quedar a mi altura.
-¿Alguna vez ha tenido una aventura sexual en una oficina, Srta. Valeria? –su pregunta me sacó de onda y ya no me gustaba mucho el tono que estaba tomando esta conversación, es muy prematuro como para hacer algo así, aunque a decir verdad, sí es muy atractivo –No, la verdad no, pero no entiendo qué tiene que ver esto con todo lo anterior dicho –respondí mirando fijamente a sus ojos, era como si los suyos penetraran mi alma.
-¿No le gustaría intentarlo? –Me preguntó de una forma tan seria que no creo que esté jugando, me tensé un poco, pero antes de que pudiera objetar algo Alejandro se abalanza sobre mí y me roba un beso, al hacerlo me toma con ambas manos de la cintura con una fuerza impresionante, pero sin llegar a lastimarme, en un estado de sumisión extraña me quedó ligeramente paralizada mientras él me besa, no es algo que acostumbraría a hacer, pero esto se siente muy electrizante, por lo que luego de unos segundo de forma intermitentemente pausada voy subiendo mis manos hacia su cuello.
Luego de unos segundos, él me toma de los muslos y me levanta llevándome al escritorio, ¿Qué sucede? Siento mucho calor en este momento, jamás me había sentido así. Alejandro mete su lengua en mi boca y yo me pongo un poco rígida, pero de cierta manera comienzo a excitarme. De repente él baja su mano, la apoya en mi muslo derecho y comienza a subir hacia mi entrepierna lo cual hace que yo lo aparte con rudeza -¿QUÉ HACES? –Pregunté exaltada.
-Quería masturbarla –Yo me sobresalté y rápidamente me bajé de escritorio evadiéndolo totalmente, pero sin darle la espalda –¡NO, NO, NO, NO, NO! JAMÁS HE HECHO ALGO ASÍ, ESO YA ES DEMASIADO –Alejandro abrió los ojos con asombro ante mi comentario -¿Cómo que nunca has hecho algo así? ¿Eres virgen? –Mi mente colapsó ¿Enserio dije eso? En estado rígido tartamudeé –No, es lo que quise decir –Trataba desesperadamente ocultar mi mirada de la de él, pero me era imposible.
Alejandro se me acercó y dijo de forma seria –No responda Srta. Valeria, ya sé la respuesta, en realidad me sorprende, pero está bien, veo poco ético desvirgarla en una oficina tan sucia como esta, por lo que le propongo tener una comida conmigo para así poder charlar más si gusta –Su rudeza para decir las cosas me hace sentir incomoda, pero agradezco que se haya calmado un poco y me dé tiempo para ver si de verdad pasará algo más, con la cara todavía caliente me acomodo la falda del vestido –Srta. Valeria –Antes de que Alejandro pudiera continuar le hice una seña colocando mi dedo índice sobre mis labios en señal de silencio, él se quedó un momento a la espera de una razón y yo hablé negando con la cabeza al iniciar –Por favor no me diga “Srta.” Me hace sentir extraña, solo “Valeria” si es tan amable –Alejandro sonrió de forma pícara por mi comentario –Está bien Valeria, espero que en esa comida podamos hablar más sobre las fotos –solté una risita incomoda nuevamente y me di
La Victoria despertaba bajo el manto de un amanecer en tonos de coral y dorado, como si el cielo mismo celebrara el retorno de Valeria a su tierra natal. Tras años de recorrer selvas inexploradas y capturar con su cámara la esencia indómita de la naturaleza, Valeria sentía una mezcla de emociones al pisar nuevamente las calles empedradas de su infancia. Los aromas familiares de la ciudad la envolvieron, cada rincón y cada esquina evocando recuerdos de tiempos más simples y despreocupados. Había algo en La Victoria que siempre le había parecido mágico, una cualidad intangible que hacía de esta ciudad un lugar especial. El bullicio del mercado central, los colores vibrantes de los puestos de frutas, el murmullo constante de la vida cotidiana; todo parecía más intenso aquí. Sin embargo, tras años de ausencia, Valeria no podía evitar sentir una punzada de incertidumbre. ¿Se habría mantenido intacta la esencia de su hogar, o el tiempo habría erosionado lo que una vez co
El amanecer en La Victoria pintaba el cielo con tonos de coral y dorado, mientras yo observaba el paisaje desde la ventanilla del autobús. El camino serpenteaba a través de campos de caña de azúcar y plantaciones de cacao, reminiscencias de un pasado que nunca había olvidado. Cada kilómetro que me acercaba a mi destino hacía que mi corazón latiera con más fuerza, una mezcla de emoción y nerviosismo llenando mi pecho. Tras varios años viviendo en el extranjero, recorriendo selvas inexploradas y capturando con mi cámara la esencia indómita de la naturaleza, regresaba a mi ciudad natal. La idea de volver a pisar las calles empedradas de mi infancia me provocaba un torrente de emociones. Las caras conocidas, los aromas y los sonidos familiares de la ciudad habían habitado en mis recuerdos, anclados en un tiempo que ahora me parecía lejano. El autobús finalmente llegó a su destino, y me bajé con una mochila al hombro y mi cámara colgando del cuello, como una e
Desperté temprano el día de hoy, a pesar de que ayer me acosté tarde, por mi caminata loca y mi encuentro con aquel chico ahora que lo pienso, nunca supe su nombre La luz del sol se filtraba por las cortinas de mi habitación, anunciando el inicio de una jornada que había estado esperado con ansias y nervios. Me levanté con energía, impulsada solamente por la emoción y el nerviosismo que me acompañaban desde mi llegada a La Victoria. Al llegar a la cocina mi madre se encontraba ya despierta –Buenos días mamá ¿Pero qué haces despierta? A penas son las 4:00 –Ella me sonrió con mucha energía mientras sacaba los huevos fritos de la estufa y me dijo –Quería prepararte el desayuno antes de tu gran día, sé que es muy importante para ti y es lo menos que puedo hacer –su comentario me llenó de ternura y me hizo sentir muy alegre, nada mejor para empezar este maravilloso día, acariciando su cabeza le dije –Gracias mamá, no sabes lo que significa para mí, pero el simple hecho de que est