Sarah Brown Me desperté y me encontraba mal, me sentía débil, como si el cuerpo me pensara. Tenía frío, temblaba no tenía ganas de nada, solo de estar en la cama y no moverme. Las cortinas estaba cerradas y la luz traspasaba la tela de esas cortinas beige. Pero sinceramente, no quería salir de esta cama, quería seguir durmiendo. María había entrado con el desayuno, pero mi estómago no deseaba comer. Tampoco supe de Vladimir desde ayer, desde que me dio las buenas noches. Pero tampoco deseaba hablar con nadie, solo quería cama. Cerré los ojos para seguir durmiendo, pero escuché la puerta. No me moví, escuchaba esos pasos acercándose a mí y de pronto, sentí una mano sobre mi frente. Juro que sentir esa mano, sobre mi piel, me dio tranquilidad y paz. Sabía de quién. Se trataba y quién había pasado a mi habitación, no era difícil adivinarlo. —Maria, me ha dicho que no has probado bocado. - la voz de Vladimir, rompió aquel silencio. -¿Te encuentras mal?Me gi
Vladimir Sokolov Sé que tiene miedo a mi hermano, pero no dejaré que le haga daño. Si me llegará a enterar, sabría conocerme como enemigo y no se lo recomiendo. Le dejé claro, que ella era intocable. Allá él si quiere arriesgarse a tocarme los cojones. Ella muchas veces no habla, pero te pide ayuda con la mirada o con un gesto. Sarah le tiene miedo, se le ve en la cara cuando lo tiene cerca. Baja la mirada y tiembla y mira con pidiéndome ayuda. Sé que que de mi lado, no sé apartará, no dejará que me aparte de ella. Estoy casi seguro, que querrá dormir conmigo, no querrá dormir sola. Cuando terminó de desayunar, la cogí de la mano y nos fuimos a su habitación, ella entró primero y yo detrás de ella. Me acerqué y la abracé, me abrazaba apoyando su cabeza en mi pecho. —No dejaré que se acerque a tí. — la susurré. —No tengas miedo.—No siempre estás en casa, ¿Cómo lo harás? — preguntó.—Aunque esté lejos, siempre estaré pendiente de tí, pequeña. — ella me
Sarah Brown Abrí mis ojos y todo estaba oscuro, miré hacía la ventana y aún era de noche. Encendí la lámpara de la mesita de noche y miré la hora, eran las cuatro de la mañana. Me giré y Vlad no estaba a mi lado, de hecho, no la había tocado. Me levanté de la cama y salí de la habitación, fui en su busca. En el salón no estaba, así que, caminé hasta el despacho. Por la parte de abajo de la puerta, salía luz. Llamé, pero no hubo respuesta, así que abrí y cuando metí mi cabeza, me encontré con Vlad tumbado en el sofá durmiendo, con unos papeles sobre su pecho. Fui cercando a él y me puse a su altura. —¿Vlad? — le despertaba con cautela. —Vlad. — mi voz salía en un susurro, el abrió sus ojos y me observó con esos ojos que me descontrolan. —Hola. — le sonreí. —Hola. — me respondió. —¿Qué haces despierta? —Pues no te noté a mí lado y me desperté. — respondí. —Ven, vamos a la cama. — él solo asintió.Cogió sus papeles y los dejo sobre el escritorio, apa
Sarah Brown Hace dos días que Vlad se fue, se despidió de mi y no volví a saber de él. No sé si está bien o sí le ha pasado algo, pero espero que esté bien y llegue sano y salvo. ¿Por qué me preocupo por él? Fácil, porque me cuida, porque me trata bien y es súper cariñoso. También como se comportó aquella noche, cuando me hizo suya, cuando me entregué a él. No me arrepiento, no me arrepiento de nada. Me cuidó, me trató bien, dulce y amable. Vlad es un hombre serio, pero con un corazón de oro. Puede ser que por fuera tenga esa actitud de hombre frío, serio y destructivo. Pero por dentro, es dulce, carismático y amable. Noto como se me dibuja una sonrisa en los labios, muerdo mis labios con excitación. Camino hacia la ventana, me abrazo a mi misma y observo todo nevado. Cómo caen los copos de nieve al suelo y cuaja, toda la calle está cubierta de blanco y el frio se nota. Lo malo, que así no puedo salir, no puedo coger una pulmonía. Después de un ra
Sarah Brown El médico revisaba a Vlad, yo me mantenía alejada, sufriendo por como sacaba la bala. Vlad no dejó que me fuese, quiso que me quedase en la habitación. Ver cómo el doctor le sacaba la bala, me erizaba la piel, sufría en mis adentros. Pero no quiero separarme de él, quiero cuidarlo, no se merece morir.El médico le vendo el hombro y guardó todo en su maletín, se acercó a mi limpiándose las manos con papel.—Le extraído la bala y pondrá bien. — asentí agradecida y aliviada. —Te he dejado unos botes para calmar el dolor. Se va a recuperar, pero tendrá que estar en cama unos días —Gracias, doctor, yo me ocuparé de él. — el hombre asintió con una sonrisa.—Me alegro que te encuentres bien, Vlad se preocupó mucho por ti. — le sonreí. —Pues ahora me toca a mí. — respondí, él asintió y salió de la habitación. Fui hacia la cama y me puse a su lado, la herida la tenía vendada y dormía profundamente. Lo bueno, que dijo que se recuperaría y eso, es
Vladimir Sokolov Desperté por un fuerte dolor sobre mi hombro, gemi antes aquel dolor intenso. Me incorporé un poco sobre la cama y al mirar hacia mi lado, me encuentro con la imagen que más deseaba ver. Sarah duerme como un bebé, su cabello esparcido por la almohada, su boca entreabierta y su respiración es tranquila. La observé unos segundos, mirando cada detalle de su rostro. Tiene un lunar sobre su mejilla derecha, no me había fijado en eso. Pero lo que más me sorprendió fue si labio rojo, tenía una herida sobre su labio. Arrugué mi ceño y me acerqué a un más, su pómulo estaba hinchado, morado y rojo. Apreté mis labios con rabia, la ira entraba por mis venas. Alguien la había golpeado, le habían hecho daño y conociéndola, no me lo iba a decir. Pero tengo una leve sospecha de mi hermano, él había cambiado la opinión sobre ella y se volvió más rebelde. Sarah empezó a moverse y abrió sus ojos, esos ojos conectaron con los míos y su sonrisa, se dejó v
Sarah Brown Desperté y la luz del sol, empezó a deslumbrarme, me estiré y me gire, pero Vlad no estaba a mi lado. Me incorporé y miré por toda la habitación, levanté de la cama y fui hacia el baño, pero tampoco estaba. Salí de la habitación y cuando llegue al final de las escaleras, escuché unas voces, una de ellas era de Vladimir y la otra de su hermano. Me acerqué más y les vi discutiendo, hablaban en su idioma y no entendía absolutamente nada. Pero puedo imaginarme, que Vlad le está reclamando lo que me hizo, conociéndole, era imposible para él quedarse callado.Andrei se esta riendo, era como si hiciera gracia todo, como si no le importara nada. Andrei parecía bueno, dulce. Pero no, me equivoqué, es peor que su hermano. Es un ser malévolo, cruel y creo que él fue el culpable de la muerte de su esposa y eso, lo tengo que averiguar y salvar la vida de mi padre. Poner ante los ojos de Vladimir que mi padre es inocente y su hermano el verdadero culpa
Sarah Brown Caminaba por el jardín cubierto de nieve, caminaba como podía entre tanta nieve. Hacia frío, pero me encantaba sentir ese aire fresco, lleno de paz y tanta calma. Mirase donde mirase, estaba lleno de escoltas, entrar aquí, es imposible. Desde esta mañana no sé nada de Vlad, no le vi y sinceramente, no sé en donde anda metido.Creo que no le gustó echar a su hermano ni discutir con él, al fin al cabo, es su hermano. La tranquilidad de este lugar, me encanta, no hay ruidos y eso, es lo mejor de esta casa. Pero extraño a mí familia, a mis padres, a mí amiga. No sé nada de ellos y los necesito tanto, tengo miedo de morir y no verles junto a mi. Vlad no me deja llamarles, me tiene controlada y en cierto modo, es normal. Aunque este más cariñoso y haya cambiado conmigo, no significa que confíe en mi ciegamente. —Señorita. — la voz de un hombre, hizo girarme asustada. —El señor, dice que entre. —Enseguida voy. — el hombre se fue, dejándom