Después de llorar por casi una hora, Alicia se levantó, limpió sus lágrimas y comenzó a hacer el almuerzo; cuando Gabriel y ella se casaron, él prometió que siempre se haría un espacio para almorzar con ella, por años lo cumplió, pero hacía 6 meses siempre decía que tenía alguna reunión de trabajo; aun así ella pensó que iría a almorzar ese día porque tal vez se había arrepentido de lo de la noche anterior. Aún mantenía la esperanza. Cuando terminó de preparar el almuerzo, esperó a que él llegara, pero nunca lo hizo, así que terminó almorzando sola. Cuando terminó, levantó los platos para después dirigirse nuevamente a su habitación y recostarse en la cama a esperar a que fuera hora de ir por su hija a la escuela. Perdida en sus recuerdos, uno de su esposo se depositó en su mente.
—¿Te quieres casar conmigo?
Gabriel preguntó a Alicia con una gran sonrisa en su rostro.
— ¡Sí, amor, claro que sí!
Gabriel colocó el anillo en el dedo de Alicia; el compromiso lo sellaron con un beso.
—Nos casaremos lo más pronto posible.
Dijo Gabriel, provocando que Alicia meditara por un momento, puesto que le sorprendía que Gabriel quisiera casarse de inmediato, ya que ellos aún eran jóvenes; a penas tenían 19 años; ella creyó que esperarían un poco más, sin embargo, no le importó, porque lo amaba.
—Está bien, amor.
Dijo Alicia enamorada.
Ringggg...
Sonó el mismo reloj de mesa de la mañana; ya era hora de ir por su hija a la escuela, se limpió las lágrimas que habían vuelto a salir de sus ojos, se levantó, pero antes de tomar las llaves de la casa, sonó su celular.
—¿Bueno?, ¿Gabriel?
Respondió Alicia.
—Sí, soy yo, quería saber, ¿si hoy podemos hablar?
Preguntó Gabriel; Alicia suspiró de felicidad; en sus pensamientos cruzaron muchas ideas; "tal vez él ya se arrepintió".
—Sí, por supuesto que sí, te esperó en la noche, amor.
—OK, entonces nos vemos en la noche.
Respondió Gabriel; Alicia estaba muy feliz, ya que él no corrigió cuando le dijo "amor"; y eso le daba esperanza. Tomó su celular de nuevo y le marcó a su suegra; ella era la madre de su esposo, pero la consideraba como suya. Siempre fue muy dulce con ella. Desde el momento que se casó, tenían una relación de confianza y amor; siempre fue así celeste con ella.
— ¿Mamá?
Preguntó Alicia a través del teléfono.
—Hija, ¿cómo estás? ¿Qué pasó?
Preguntó Celeste.
—Estoy muy bien, mamá, ¿podría pedirte un favor?
__ Si, hija, dime.
— ¿Podrías recoger a Abril hoy de la escuela? Ella sale en 20 minutos, y ¿podría quedar esta noche contigo?
Alicia esperó la respuesta de Celeste.
—Sí, hija, no hay problema, me imagino que tú y mi hijo tendrán una cita romántica.
Alicia estaba sorprendida, ya que su suegra no sabía nada aún de los problemas con su hijo. Eso le dio más ilusiones, ya que Gabriel le contaba todo a su madre y él no había hablado con ella de un posible divorcio.
—Sí, mamá, le quiero hacer una cena romántica.
Alicia contestó feliz.
—Ok, entonces yo iré por Abril, no te preocupes, que disfruten la noche, hija, te quiero besos.
—Sí, mamá, gracias, igual te quiero, dale un beso a Abril de mi parte, bye.
— Bye.
Se despidió Celeste. Alicia emocionada fue al súper para comprar lo que haría de cenar. Estaba pensando en hacer un espagueti a la boloñesa, la comida favorita de Gabriel, así que cuando regresó a casa se dispuso a preparar la cena con mucho entusiasmo y al esta estar lista se dispuso a tomar un largo baño. Se vistió con un camisón negro que tenía entre su ropa interior; tenía muchísimo tiempo que no vestía así. Recordó una noche que se lo puso para darle la sorpresa a su esposo, pero él la detuvo en seco y le dijo:
"Ese tipo de ropa ya no te queda, ya no lo luces como antes, tu cuerpo ya no combina con esa lenceria; ¿por qué no te pones otra cosa?"
Desde ese día ella no volvió a usar nada parecido, pero no le importó igual, se lo puso, se colocó por encima un vestido negro, y se maquilló un poco, ya que ella no acostumbraba a hacerlo. El reloj marcaba las 8:00 de la noche; cuando escuchó las llaves, la puerta se abrió. Era Gabriel.
— ¡Gabriel, Amor, ya viniste!
Ella se abalanzó hacia él para darle un beso, pero este se apartó.
—¿Por qué estás vestida así?
Preguntó Gabriel fríamente.
—Para ti, amor, dijiste que hablaríamos, me imagino que es para arreglar las cosas, no me importa lo que hayas dicho ayer, no me importa nada, solo quiero estar contigo.
— ¡Ay! "Al" te dije que quería hablar contigo, pero era para lo del divorcio.
Soltó con fastidio Gabriel y después de buscar dentro de su maletín sacó unos documentos y se los entregó a Alicia.
—¿Qué es esto? ¿papeles del divorcio? Apenas hablamos ayer de esto, ¿cómo es que tienes listos ya los documentos? Yo sé que este año hemos estado discutiendo un poco más de lo habitual y hemos estado distanciados, bueno tú has estado de este modo. ¿Pero ya llegar al punto de divorciarnos?
—Te dije que ya lo había pensado desde antes.
Alicia mordió suavemente su labio inferior.
—¿Entonces si estás con otra? Creí que solo lo decías para qué me molestara, para que me apartara.
—Sí, si estoy con alguien más.
Respondió Gabriel. Alicia comenzó a llorar sin aguantar más las lágrimas de dolor.
—Ayer no lo contestaste, pero… ¿Desde cuándo?
Preguntó Alicia.
—¿Para qué quieres saber? Dejémoslo así.
Dijo Gabriel. Alicia estaba devastada, pero quería saber desde cuando él ya no la amaba, ella recordaba algunas cosas que él hacía hacia ella, como ya no almorzar con ella, llegar tarde y solo dormir, además ya no la tocaba igual, incluso la última vez que estuvieron juntos había sido hacía 5 meses, esa noche se acercó a él y lo besó, pero este no le respondió, ella besó su cuello, pero él no hizo ningún movimiento, Alicia se colocó arriba de él para besarlo, pero Gabriel la tomó de sus brazos bajándola de encima de su cuerpo y le dio la espalda con una frialdad absoluta; Alicia había quedado impactada, así que se giró igual que Gabriel, pero cuando las lágrimas iban a comenzar de salir sintió un jalón de su brazo, quedando cara a cara con él, Gabriel se disculpó para después darle un beso, pero no era el beso que ella quería, este era frío, ausente, triste; la acarició, pero esas caricias las sentía forzadas, pero Alicia, lo necesitaba, así que no le importó, al final la hizo suya y al terminar él se volteó y no la volvió a mirar en toda la noche. Desde esa noche ya no volvió a tocarla más; aunque ella se acercara a él, siempre había un rechazo. Trataba de convencerse de que todo se trataba del estrés del trabajo, pero finalmente se percataba de que solo se mentía a sí misma.
— Dime, Gabriel, por favor, necesito saber.
Dijo Alicia mientras sus lágrimas caían. Hubo un silencio hasta que Gabriel lo rompió.
—7 meses.
Respondió Gabriel sin una pizca de remordimiento ni consideración por quien había sido su esposa por muchos años; Alicia no pudo contenerse y comenzó a llorar aún más mientras sostenía los papeles del divorcio.
—Ya te lo he dicho, ahora, ¿me vas a firmar los papeles? No te preocupes, por Abril ella quedará contigo, tendremos custodia compartida, me ocuparé de los gastos de ella, de eso no hay problema, no quiero que ella vea a sus padres en una pelea.
Alicia, aún sin asimilar lo que estaba escuchando, no contestó. Gabriel caminó hacia su dormitorio, tomó sus maletas y comenzó a poner ropa junto a todas sus pertenencias. Después de un rato término de empacar todo. Gabriel colocó las maletas en su auto; Alicia normalmente tomaba el autobús porque Gabriel nunca le enseñó a manejar, ya que creía que lo estrellaría. No le tenía confianza ni paciencia para enseñarle.
—"Al". Ya me voy, ¿Vas a firmar?
Alicia buscó entre sus cosas para finalmente encontrar una pluma, puso los papeles del divorcio en la mesa, y con mucha duda comenzó a firmar mientras las lágrimas caían en el documento.
—¡Listo! ¡ya lo firme, vete ya!
Alicia tenía el deseo de tirarse a sus pies a pedirle que no se fuera, pero contuvo las ganas.
—Bueno, Alicia, espero que te vaya bien; cualquier cosa de la niña hablamos.
Gabriel cerró la puerta detrás de él, Alicia continuó llorando; él siempre le había dicho "Al" de cariño, desde que empezó a recibir aquellas cartas de amor, llamándola "Al" y él firmando como su admirador. ¿Ahora era simplemente "Alicia"? Como si al poner esa firma todo entre ellos hubiese terminado. Corrió a su habitación donde se tiró en la cama y lloró toda la noche hasta que el sueño la alcanzó.
El teléfono sonó, Alicia despertó e inmediatamente recordó todo lo de la noche anterior, sacudió su cabeza y contestó un poco desanimada.—¿Bueno?—¿Hija? Ya llevé a la escuela a la niña.Era Celeste quien llamaba. Alicia vio el reloj, extrañada de la hora, y vio que eran las 11:00 de la mañana.—¡Ah, mamá!, ok, muchas gracias.Respondió Alicia, todavía adormitada.—Hija… Hoy habló conmigo Gabriel. Me dijo lo del divorcio, que es un hecho.Celeste comenzó a escuchar del otro lado del teléfono sollozos.—Mamá, me dejó, me dejó yo, que lo amo tanto, ¿qué hice mal?Lloraba Alicia inconsolable.—Hija, no llores, él es mi hijo, lo amó demasiado, pero es un tonto en dejarte ir.—Mamá, ¿qué haré ahora? Ya no soy nada.Respondió Alicia entre lágrimas.—¡Alicia!, ¡cálmate! No digas tonterías, eres una mujer hermosa. No sé qué pasa en la cabeza de mi hijo. Él no mencionó nada más que lo del divorcio. Tal vez está confundido y estresado.Al escuchar esto, Alicia pensó que no era así, ya que su mi
Alicia despertó a las 6:00 am, antes de que el reloj sonara; había dormido muy poco a causa de los nervios, se levantó de la cama, se duchó al salir de la ducha buscó un atuendo para la entrevista, no sabía cómo vestir así que tomó una falda negra y una blusa blanca manga larga, buscó unos zapatos encontrando unos que casi no usaba estos eran negros con un poco de tacón, secó su cabello para posteriormente cepillarlo, buscó también entre sus cosas un poco de maquillaje y suspiro al solo encontrar un rubor, un delineador y un labial rojo quemado, sin pensarlo más se lo colocó. Alicia no le gustaba maquillarse, no acostumbraba hacerlo, por eso la escasez de productos, finalmente terminó de arreglarse a eso de las 7:30, se miró en el espejo, no agradándole mucho lo que veía, más cuando esas palabras resonaban en su cabeza "Has cambiado" Bajó su mirada un poco decepcionada. --No puedo hacer nada, así soy. Susurró un poco Tomó el currículum que estaba sobre la mesa de noche, le echó un
Era miércoles por la mañana, era una mañana soleada, Axel se despertó muy temprano como de costumbre, se duchó, se vistió con el traje negro que había elegido para esa mañana con la corbata color vino, después de estar listo, bajó a desayunar como era su costumbre antes de ir a la oficina, tomó su maletín y salió de aquella casa, se subió a su coche pensando que sería un día nuevamente largo y cansado, ya que una tarde antes había despedido a su nueva secretaria, el motivo del despido para cualquiera era simple y quizás sin importancia, pero para él no lo era, ella había tirado su bolígrafo esa tarde, se había agachado ante el mientras su busto salía a relucir eso le colmo la paciencia, por qué sabía que lo había hecho a propósito, ya con ella llevaba 10 en ese punto estaba cansado de elegir, suspiró con un poco de fastidió, ya que no es que le desagradaran este tipo de acciones simplemente el sabia que el trabajo era primero y que despues de la muerte de su padre tenia una gran respon
Alicia miró su reloj para después caminar hacia la parada del autobús, donde después de esperar un tiempo a que este llegara, se subió para irse directo a la casa de su suegra; al llegar a esta, tocó la puerta, sutilmente, al abrir, su suegra, sonrió al ver que era ella. –¡Hija! Pasa. — Mamá, ¿Cómo estás? Alicia abrazó a celeste efusivamente. —Bien, hija, pero a ti no te veo bien, te veo un poco pálida, ¿Acaso no estás durmiendo bien? ¿Estás comiendo verdad, hija? — Si mamá, si estoy durmiendo y si estoy comiendo no te preocupes. En ese momento las lágrimas brotaron de sus ojos, no podía contenerlas detestaba seguir llorando, pero no podía parar, el dolor siempre sobrepasaba su voluntad. —Hija, no llores me rompes el corazón, ese hijo mío verá ahora que venga como es posible que haga llorar a esos ojos tan bellos, no lo puedo permitir voy a hablar con él me va a tener que explicar qué está pasando. — No mamá, no te preocupes, no le digas nada, él tomó su decisión, yo ya no soy
Habían pasado ya tres meses desde que Alicia había firmado el divorcio con Gabriel, ella no había visto a Gabriel en todo ese tiempo a pesar de que ya se habían organizado con Abril, habían quedado de acuerdo en que él la tendría lunes, martes y miércoles y ella los días restantes, los días jueves y viernes, su suegra iría por ella a la escuela y ya Alicia pasaría por ella después del trabajo, los sábados Alicia salía más temprano, los domingos lo tenía libre así podía pasar toda la mañana y la tarde con Abril antes dejarla en casa de Celeste. Gabriel siempre que pasaba por la niña nunca bajaba del carro, ella solo lo miraba a través del cristal del auto, él no le dirigía la mirada, era como si no quisiera enfrentarla, en esos tres meses una sola vez lo vio que fue para lo del divorcio y dos ocasiones había hablado con él por teléfono solo para escuchar la misma letanía, del porqué la dejo, parecía que disfrutaba verla sufrir, realmente no entendía la actitud de Gabriel, ya que por ll
Alicia se levantó más temprano que de costumbre, ya que quería tener organizado su maleta para el viaje a Miami. Estaba emocionada por el viaje, desde que se casó con Gabriel no viajó más, siempre había un pretexto nuevo. Ya que arregló todo lo de su maleta, ella se fue a la empresa. — Buenos días, Laura. Saludó a la recepcionista de la entrada. En su primer mes Luis se había encargado de presentarles a todos los trabajadores y había empezado amistad con muchos de ellos. — Buenos días, Alicia. Respondió Laura con una sonrisa. —¿Cómo estás? — Muy bien, ¿ya llegó el jefe? —Sí, acaba de llegar. — Ah, ok gracias, entonces mejor subo. Alicia llegó a su escritorio, vio varios papeles y uno de ellos era el contrato de la secretaria que quedaría de suplente en su puesto, Axel debía firmarlo. Así que Alicia lo tomó y tocó la puerta de la oficina. —¡Adelante! Se escuchó desde el interior de la oficina, Alicia entró y se dirigió al escritorio de Axel en donde se encontraba sentado. —
Axel estaba sentado en el aeropuerto, se encontraba esperando a Alicia, vio su reloj este marcaba la 1: 15 de la madrugada, suspiró con un poco de cansancio. —¿No, acaso me dijo que a la 1:00 nos veríamos acá? A lo lejos vio a Alicia con su maleta, se notaba apresurada, se acercó a él un poco agitada, se agachó poniendo sus manos sobre su rodilla, trataba de recuperar el aliento, Axel esperaba a que eso sucedería. —Disculpe jefe, lo siento por venir tarde, venía bien, incluso salí temprano para estar aquí a las 12:00, pero el taxi chocó con otro auto y en lo que llegó el seguro y mi declaración, se fue el tiempo, apenas si puede zafarme de la situación., tuve que explicarle al policía que tenía un vuelo. Axel se levantó de su asiento un poco preocupado por lo que había dicho Alicia con respecto a un choque, rápidamente la vio de pies a cabeza buscando algún golpe, no se atrevió a tocarla así que solo lo hizo con su mirada. —¿Pero está bien? —Si estoy bien, no fue grave el acciden
Axel se encontraba sentado en una banca del parque que se encontraba justo al lado del hotel; recordó que al entrar a su habitación se recostó en la cama, se sentía un poco cansado, había querido dormir durante el viaje, lo cual había conseguido, pero solo por unas horas, ya que se despertó por qué escucho pequeños ronquidos a su lado. "¿Cómo puede roncar así una chica?... Tal vez estaba muy cansada" Entonces tomó un pantalón y una camisa tipo polo se duchó y decidió ir a caminar encontrando ese parque donde se sentó a observar las aves, las personas que estaban ahí. Axel suspiró y al girar su mirada vio a esa mujer con un vestido blanco con flores rosas y unas sandalias rosas igual que esas flores, realmente era bajita, el cabello castaño hasta la cintura, él la siguió con la mirada, ella iba caminando observando su alrededor, observó que un anciano acompañado de una niña pequeña se acercó a ella este le ofrecía algo, ella negó con la cabeza, la pequeña niña jalo el pantalón del an