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CAPITULO 2 : Todo termina.

Después de llorar por casi una hora, Alicia se levantó, limpió sus lágrimas y comenzó a hacer el almuerzo; cuando Gabriel y ella se casaron, él prometió que siempre se haría un espacio para almorzar con ella, por años lo cumplió, pero hacía 6 meses siempre decía que tenía alguna reunión de trabajo; aun así ella pensó que iría a almorzar ese día porque tal vez se había arrepentido de lo de la noche anterior. Aún mantenía la esperanza. Cuando terminó de preparar el almuerzo, esperó a que él llegara, pero nunca lo hizo, así que terminó almorzando sola. Cuando terminó, levantó los platos para después dirigirse nuevamente a su habitación y recostarse en la cama a esperar a que fuera hora de ir por su hija a la escuela. Perdida en sus recuerdos,  uno de su esposo  se depositó en su mente.

—¿Te quieres casar conmigo?

Gabriel preguntó a Alicia con una gran sonrisa en su rostro.

— ¡Sí, amor, claro que sí!

Gabriel colocó el anillo en el dedo de Alicia; el compromiso lo sellaron con un beso.

—Nos casaremos lo más pronto posible.

Dijo Gabriel, provocando que Alicia meditara por un momento, puesto que le sorprendía que Gabriel quisiera casarse de inmediato, ya que ellos aún eran jóvenes; a penas tenían 19 años; ella creyó que esperarían un poco más, sin embargo, no le importó, porque lo amaba.

—Está bien, amor.

Dijo Alicia enamorada.

Ringggg...

Sonó el mismo reloj de mesa de la mañana; ya era hora de ir por su hija a la escuela, se limpió las lágrimas que habían vuelto a salir de sus ojos, se levantó, pero antes de tomar las llaves de la casa, sonó su celular.

—¿Bueno?, ¿Gabriel?

Respondió Alicia.

—Sí, soy yo, quería saber, ¿si hoy podemos hablar?

Preguntó Gabriel; Alicia suspiró de felicidad; en sus pensamientos cruzaron muchas ideas; "tal vez él ya se arrepintió".

—Sí, por supuesto que sí, te esperó en la noche, amor.

—OK, entonces nos vemos en la noche.

Respondió Gabriel; Alicia estaba muy feliz, ya que él no corrigió cuando le dijo "amor"; y eso le daba esperanza. Tomó su celular de nuevo y le marcó a su suegra; ella era la madre de su esposo, pero la consideraba como suya. Siempre fue muy dulce con ella. Desde el momento que se casó, tenían una relación de confianza y amor; siempre fue así celeste con ella.

— ¿Mamá?

Preguntó Alicia a través del teléfono.

—Hija, ¿cómo estás? ¿Qué pasó?

Preguntó Celeste.

—Estoy muy bien, mamá, ¿podría pedirte un favor?

__ Si, hija, dime.

— ¿Podrías recoger a Abril hoy de la escuela? Ella sale en 20 minutos, y ¿podría quedar esta noche contigo?

Alicia esperó la respuesta de Celeste.

—Sí, hija, no hay problema, me imagino que tú y mi hijo tendrán una cita romántica.

Alicia estaba sorprendida, ya que su suegra no sabía nada aún de los problemas con su hijo. Eso le dio más ilusiones, ya que Gabriel le contaba todo a su madre y él no había hablado con ella de un posible divorcio.

—Sí, mamá, le quiero hacer una cena romántica.

Alicia contestó feliz.

—Ok, entonces yo iré por Abril, no te preocupes, que disfruten la noche, hija, te quiero besos.

—Sí, mamá, gracias, igual te quiero, dale un beso a Abril de mi parte, bye.

— Bye.

Se despidió Celeste. Alicia emocionada fue al súper para comprar lo que haría de cenar. Estaba pensando en hacer un espagueti a la boloñesa, la comida favorita de Gabriel, así que cuando regresó a casa se dispuso a preparar la cena con mucho entusiasmo y al esta estar lista se dispuso a tomar un largo baño. Se vistió con un camisón negro que tenía entre su ropa interior; tenía muchísimo tiempo que no vestía así. Recordó una noche que se lo puso para darle la sorpresa a su esposo, pero él la detuvo en seco y le dijo:

"Ese tipo de ropa ya no te queda, ya no lo luces como antes, tu cuerpo ya no combina con esa lenceria; ¿por qué no te pones otra cosa?"

Desde ese día ella no volvió a usar nada parecido, pero no le importó igual, se lo puso, se colocó por encima un vestido negro, y se maquilló un poco, ya que ella no acostumbraba a hacerlo. El reloj marcaba las 8:00 de la noche; cuando escuchó las llaves, la puerta se abrió. Era Gabriel.

— ¡Gabriel, Amor, ya viniste!

Ella se abalanzó hacia él para darle un beso, pero este se apartó.

—¿Por qué estás vestida así?

Preguntó Gabriel fríamente.

—Para ti, amor, dijiste que hablaríamos, me imagino que es para arreglar las cosas, no me importa lo que hayas dicho ayer, no me importa nada, solo quiero estar contigo.

— ¡Ay! "Al" te dije que quería hablar contigo, pero era para lo del divorcio.

Soltó con fastidio Gabriel y después de buscar dentro de su maletín sacó unos documentos y se los entregó a Alicia.

—¿Qué es esto? ¿papeles del divorcio? Apenas hablamos ayer de esto, ¿cómo es que tienes listos ya los documentos? Yo sé que este año hemos estado discutiendo un poco más de lo habitual y hemos estado distanciados, bueno tú has estado de este modo. ¿Pero ya llegar al punto de divorciarnos?

—Te dije que ya lo había pensado desde antes.

Alicia mordió suavemente su labio inferior.

—¿Entonces si estás con otra? Creí que solo lo decías para qué me molestara, para que me apartara.

—Sí, si estoy con alguien más.

Respondió Gabriel. Alicia comenzó a llorar sin aguantar más las lágrimas de dolor.

—Ayer no lo contestaste, pero… ¿Desde cuándo?

Preguntó Alicia.

—¿Para qué quieres saber? Dejémoslo así.

Dijo Gabriel. Alicia estaba devastada, pero quería saber desde cuando él ya no la amaba, ella recordaba algunas cosas que él hacía hacia ella, como ya no almorzar con ella, llegar tarde y solo dormir, además ya no la tocaba igual, incluso la última vez que estuvieron juntos había sido hacía 5 meses, esa noche se acercó a él y lo besó, pero este no le respondió, ella besó su cuello, pero él no hizo ningún movimiento, Alicia se colocó arriba de él para besarlo, pero Gabriel la tomó de sus brazos bajándola de encima de su cuerpo y le dio la espalda con una frialdad absoluta; Alicia había quedado impactada, así que se giró igual que Gabriel, pero cuando las lágrimas iban a comenzar de salir sintió un jalón de su brazo, quedando cara a cara con él, Gabriel se disculpó para después darle un beso, pero no era el beso que ella quería, este era frío, ausente, triste; la acarició, pero esas caricias las sentía forzadas, pero Alicia, lo necesitaba, así que no le importó, al final la hizo suya y al terminar él se volteó y no la volvió a mirar en toda la noche. Desde esa noche ya no volvió a tocarla más; aunque ella se acercara a él, siempre había un rechazo. Trataba de convencerse de que todo se trataba del estrés del trabajo, pero finalmente se percataba de que solo se mentía a sí misma.

— Dime, Gabriel, por favor, necesito saber.

Dijo Alicia mientras sus lágrimas caían. Hubo un silencio hasta que Gabriel lo rompió.

—7 meses.

Respondió Gabriel sin una pizca de remordimiento ni consideración por quien había sido su esposa por muchos años; Alicia no pudo contenerse y comenzó a llorar aún más mientras sostenía los papeles del divorcio.

—Ya te lo he dicho, ahora, ¿me vas a firmar los papeles? No te preocupes, por Abril ella quedará contigo, tendremos custodia compartida, me ocuparé de los gastos de ella, de eso no hay problema, no quiero que ella vea a sus padres en una pelea.

Alicia, aún sin asimilar lo que estaba escuchando, no contestó. Gabriel caminó hacia su dormitorio, tomó sus maletas y comenzó a poner ropa junto a todas sus pertenencias. Después de un rato término de empacar todo. Gabriel colocó las maletas en su auto; Alicia normalmente tomaba el autobús porque Gabriel nunca le enseñó a manejar, ya que creía que lo estrellaría. No le tenía confianza ni paciencia para enseñarle.

—"Al". Ya me voy, ¿Vas a firmar?

Alicia buscó entre sus cosas para finalmente encontrar una pluma, puso los papeles del divorcio en la mesa, y con mucha duda comenzó a firmar mientras las lágrimas caían en el documento.

—¡Listo! ¡ya lo firme, vete ya!

Alicia tenía el deseo de tirarse a sus pies a pedirle que no se fuera, pero contuvo las ganas.

—Bueno, Alicia, espero que te vaya bien; cualquier cosa de la niña hablamos.

Gabriel cerró la puerta detrás de él, Alicia continuó llorando; él siempre le había dicho "Al" de cariño, desde que empezó a recibir aquellas cartas de amor, llamándola "Al" y él firmando como su admirador. ¿Ahora era simplemente "Alicia"? Como si al poner esa firma todo entre ellos hubiese terminado. Corrió a su habitación donde se tiró en la cama y lloró toda la noche hasta que el sueño la alcanzó.

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