Alicia miró su reloj para después caminar hacia la parada del autobús, donde después de esperar un tiempo a que este llegara, se subió para irse directo a la casa de su suegra; al llegar a esta, tocó la puerta, sutilmente, al abrir, su suegra, sonrió al ver que era ella.
–¡Hija! Pasa.
— Mamá, ¿Cómo estás?
Alicia abrazó a celeste efusivamente.
—Bien, hija, pero a ti no te veo bien, te veo un poco pálida, ¿Acaso no estás durmiendo bien? ¿Estás comiendo verdad, hija?
— Si mamá, si estoy durmiendo y si estoy comiendo no te preocupes.
En ese momento las lágrimas brotaron de sus ojos, no podía contenerlas detestaba seguir llorando, pero no podía parar, el dolor siempre sobrepasaba su voluntad.
—Hija, no llores me rompes el corazón, ese hijo mío verá ahora que venga como es posible que haga llorar a esos ojos tan bellos, no lo puedo permitir voy a hablar con él me va a tener que explicar qué está pasando.
— No mamá, no te preocupes, no le digas nada, él tomó su decisión, yo ya no soy nadie para él y está bien, entiendo, solo que aún no puedo dejar de llorar.
— Es normal lo amas, hija quiero que sepas que pase lo que pase siempre serás como una hija para mí, siempre contarás conmigo solo quiero verte feliz, le prometí a tus padres que cuidaría de ti mientras ellos no estuvieran aquí y eso fue ya hace 8 años.
— Lo sé mamá, te lo agradezco no sabes cuanto.
Los padres de Alicia habían fallecido hacía 8 años en un accidente, la madre de Alicia la amaba con locura y cuando emprendió el viaje pidió a Celeste que cuidara de ella hasta su retorno, pero eso nunca paso, Celeste cumplió aquella promesa, además comenzó a querer a aquella chica, ya que veía su alma noble.
Alicia limpió sus lágrimas.
—Mamá y ¿Abril?.
— Está tomando una siesta.
— A ok, mamá ¿puedo pasar a ver a papá?.
—Sí, claro hija, vamos.
Entraron a aquella habitación donde una enfermera estaba sentada a lado de la cama donde estaba aquel hombre descansando, la enfermera sé puso de pie del asiento y salió junto a Celeste dejando sola a Alicia, Alicia tomó la mano de aquel hombre colocándola sobre su mejilla, cerró sus ojos.
—Papá te quiero.
Alicia quería a Carlos como si fuera su papá, ya que al igual que Celeste, siempre la trató como una hija.
— ¿Qué haces aquí?
Preguntaron fríamente.
— ¿Gabriel? Viene a ver a papá y atraer ropa para Abril que se quedará hasta el domingo con mamá.
—Ah ok, que bueno que te veo para decirle a Abril sobre el divorcio ahora.
—Pero dijiste que mañana.
—Sí, no quería verte hasta mañana, pero, puesto que estás aquí, es mejor que sea de una vez... Ya quiero acabar con esto.
—Está bien.
Respondió Alicia a punto de llorar, pero no le daría el gusto.
—Abril despertó, hija.
Entró diciendo Celeste.
—Mamá dile que pase a la sala Alicia y yo hablaremos con ella.
Dijo, Gabriel, con lo cual Alicia solo suspiró, sacudió la cabeza antes de que brotaran las lágrimas, debía ser fuerte por su hija.
Abril llegó a la sala.
—Hija debemos hablar contigo sobre un tema un poco delicado, pero importante que sepas.
—¿Sobre qué Papi?
Abril preguntó extrañada.
—Tu mamá y yo ya no estaremos más juntos, dejaremos de ser esposos, a veces los esposos dejan de sentir el amor ¿Si entiendes verdad hija?
—Mmm, si papi.
Contestó un poco triste, Alicia hasta ese momento no había dicho ni una sola palabra luchaba por no llorar.
—Mami ¿Tú estarás bien?
Alicia respiró hondo.
—Si hija no te preocupes mi vida, a pesar de esto siempre estaremos juntos, tu papá siempre estará a tu lado y yo también eso no cambiará jamás.
—Está bien papis lo entiendo.
Abril los abrazó a los dos, el corazón de Alicia ya no podía más.
—¿Mami puedo ir a ver videos a la habitación?
—Si mi amor.
Alicia le sorprendió como lo había tomado Abril, le daba tranquilidad que su hija no estaba sufriendo como ella lo hacía.
—Bueno no lo tomó tan mal, me siento más tranquila.
Alicia le dijo a Gabriel.
—Pues listo terminado el asunto.
Dijo Gabriel dando la vuelta para irse.
—Espera.
Dijo Alicia acercando su mano a la de él, pero la alejo con temor antes de tocarlo, Gabriel se dio la vuelta.
—Alicia ya te dije que no ¿Por qué no entiendes? ¿Por qué sigues insistiendo?
— Hijo no seas grosero con Alicia.
Celeste reprendió a Gabriel.
—No te preocupes mamá, no pasa nada, no es eso de lo que quiero hablar ya me quedo claro, lo que pasa es que encontré un trabajo y comienzo mañana y pues ...
—¿Empezarás a trabajar? ¿Tú? Que no sabes hacer nada.
Él comenzó a reír.
—Ok, sí, solo dime tus horarios y nos acomodamos con la niña... Bye.
Gabriel besó a su mamá salió de la casa Alicia quedó ahí parada sin poder terminar de hablar.
—¡Oh! Empezarás a trabajar hija que gusto, eso te ayudará a despejar la mente y distraerte. No te preocupes de la niña tú sabes nos acomodamos.
—Si mamá gracias.
— Y dime hija ¿Dónde trabajarás?
— Es una empresa se llama "Caballeros Tours"
—¡Así!, si la conozco dirigida por. Rodrigo Caballero; tu padre hace algunos años hizo acuerdos con ellos, pero desde hace tiempo ya no supe nada de esa compañía, papá enfermo y exclusivamente me ocupo de eso.
__ Si el antiguo jefe falleció y su hijo tomó el puesto.
__ Si recuerdo que tenía dos hijos ¿Quién de ellos quedó cargo.
— Axel Caballero.
—Ah, pues espero trate bien a mi hija amada.
Alicia pensó que si solo supiera que su primer encuentro no fue tan bueno y que no tuvo una buena impresión de él.
—Si mamá ojalá.
Alicia se despidió de Abril le dio muchos besos y se fue a casa, se duchó y durmió ...
Eran las 6:00 de la mañana cuando volvió a levantarse, tomó una taza de café, se duchó, se cambió en esta ocasión eligió un vestido blanco, llegaba hasta las rodillas y unos zapatos color plata igual con poco tacón, ella no usaba tacones altos; tomó sus llaves y se dirigió a la oficina donde al llegar encontró la secretaria del día anterior.
— Hola, buenos días soy Alicia Torres.
— Mucho gusto me llamo Esmeralda Smith, yo soy secretaria del área de recursos humanos, esta será tu escritorio, aquí está tu teléfono donde te hablara el señor. Caballero, cualquier cosa que necesites me avisas, nos vemos.
Esmeralda se despidió de Alicia,
Alicia apenas estaba sentándose en su escritorio cuando el teléfono sonó.
—Señorita puede pasar a mi oficina.
Dijó aquella voz varonil.
— Si señor.
Respondió Alicia, sintiendo mucha vergüenza por lo de un día antes, así que pensaba disculparse.
Alicia entró a la oficina ahí esta nuevamente ese hombre esta vez sentado escribiendo en unos documentos realmente era muy guapo que era difícil no notarlo.
—Señor, buenos días.
Saludó Alicia amablemente
Aquel hombre no respondió. Alicia estaba ahí de pie e inmóvil y después de un rato escuchó nuevamente esa voz.
— Siéntese.
Alicia se acercó al asiento que estaba enfrente de aquel escritorio.
—¿Qué acaso no le enseñaron a responder?
Susurró Alicia mientras se sentaba,
Axel levantó la mirada.
—¿Cómo dijo? No la escuché.
Realmente si la había escuchado, pero sabía que si le decía eso, ella no tendría el valor de volver a decir lo que había dicho.
—¿Que si acaso no le enseñaron a responder un saludo? Eso es de mala educación.
Axel se había equivocado ella si mantuvo la palabra, él solo sonrió.
— Buenos días, señorita Torres ¿Verdad?.
—Así es, Torres.
—Bueno, señorita Torres le explico, esta compañía es una de las más grandes en cuestión de viajes, ya sea de negocios o por placer, con origen latino, mis padres lo fundaron con mucho orgullo, ahora estoy buscando expandirla más y necesito a alguien que cumpla con mis exigencias así que lo que usted hará en este trabajo, prácticamente llevará mi agenda, realizará citas con algunos socios y organizará mis viajes, tomara notas en mis juntas de trabajo y lo que se vaya presentando ¿Este claro señorita?
—Si señor.
Respondió Alicia con una sonrisa.
Axel suspiró, tenía curiosidad cuánto tiempo tardaría ella en molestarlo, ya que la que más había tardado en tratar de querer algo con él había sido solo 2 días.
Había pasado dos semanas con esa situación, antes de eso él mantenía la secretaria que su papá había dejado, pero para desgracia de él, tenía que jubilarse y ahí había comenzado su letanía.
— Bueno, señorita, puede regresar a su escritorio, necesito que me haga unas llamadas y me las pase a mi teléfono, en su escritorio están los números, eso es todo,
Alicia se levantó.
—¡Sí, señor, ahora me pongo en eso, no se preocupe!
Alicia se dio la media vuelta, Axel volvió a sus documentos. Cuando escuchó una voz que lo llamaba.
— ¿Señor?
Dijo Alicia sin aún voltearse
Axel levantó la mirada, ella volteó con una sonrisa y sus mejillas mostraban un ligero rubor, haciendo que se mirara linda; de todas las mujeres que él había conocido, ella era diferente, lucia adorable con esas mejillas ruborizadas.
— Dígame.
—Quiero discúlpame por lo de ayer, no fue mi día.
— Está bien, no se preocupe, pero no me vuelva a hablar así o la despediré.
—Gracias.
Nuevamente, le dio la espalda para huir de la oficina.
Axel quedó viendo hacia la puerta, en efecto era la secretaria más rara que había tenido, era muy particular, no era como las demás, ella vestía sencilla, no era llamativa, era bajita, incluso las otras tenían unas curvas envidiables, pero ella no, pero las demás carecían de carácter, personalidad eran del montón además esa sonrisa no la había visto nunca era muy cálida y linda, Axel dejó de pensar en eso.
"¿Por qué le doy tanta importancia a mi simple secretaria?"
Reflexionó Axel.
Toda la mañana Axel respondió llamadas, ya estaba algo cansado, el reloj marcaban las 11:00 de la mañana, era hora del almuerzo.
—Señorita Torres se puede ir a almorzar.
— Sí, señor, gracias.
Alicia se paró de su escritorio agarrando su bolsa cuando ella bajaba, Luis iba subiendo.
— ¿Luis?
—Alicia, vengo por mi café que me debes de ayer.
— Está bien, vamos,
Comenzó a reír Alicia.
Luis vio la sonrisa más hermosa que jamás había visto, era la misma que recordaba de aquellas épocas donde eran estudiantes y ella era la chica más linda que sus ojos había visto, desde que la vio. Vio en ella esa luz y esa timidez.
—¿Te pasa algo Luis?
Alicia preguntó al ver que se había ausentado.
—No nada, vamos aquí, enfrente hay un café, podemos ir a almorzar, ahí casi todos los de la empresa desayunan.
—Ok vamos.
Alicia y Luis tomaron asiento cerca de una ventana y ordenaron jugo y unos huevos al gusto.
Al terminar el almuerzo regresaron a la oficina, se despidieron en el primer piso y ella subió las escaleras. Al llegar a su escritorio vio que correo había llegado, eran unos documentos que necesitaba la firma del jefe, Alicia tomó los documentos, tocó la puerta de oficina y le dieron pase
—Señor le traigo unos documentos, debe firmar son para hoy,
— A ver, déjeme verlos.
Axel los tomó y comenzó a leer, Alicia se dio media vuelta para retirarse.
— Espere, no le he dicho que se vaya o ¿Sí?
—No, señor disculpé.
Alicia pensó que su jefe era un poco irritable. Axel firmó los papeles y volvió a entregárselos a Alicia.
—Por cierto, señorita, no hemos hablado de los horarios de esta empresa, la entrada es a las 8:00 de la mañana, la salida a las 6:00 de la tarde, la hora del almuerzo, a las 11:00 de la mañana, la hora de la comida a las 2:00 de la tarde; debe avisarme si se irá a almorzar y comer, los días sábados la salida es a las 4:00 y domingo es descanso.
—Bien señor. Este…
Alicia titubeó un poco.
—¿Hay algún problema?
Preguntó Axel.
— Señor Caballero, quería pedirle una consideración, ¿podría venir 10 minutos después de la hora de entrada?, solo algunos días y prometo compensarlo con la hora de salida.
—¿Qué acaso no tiene reloj para despertar temprano para venir al trabajo?, y... ¿Por qué solo unos días?
— Si tengo reloj, si puedo levantarme temprano para trabajar.
Contestó un poco molesta Alicia.
— Lo que pasa es que la hora de entrada de la escuela de mi hija es de 7:30 a. 8:00.
— Entonces, ¿Tiene una hija?,
—Si señor.
—Bueno, y¿por qué solo unos días?, ¿Acaso su hija no va todos los días a la escuela?
—Si va todos los días a la escuela, solo que mi espo... digo mi exesposo, la tendrá unos días él y unos días yo.
—Está bien. Pero ya dijo que lo compensará con la salida.
—Sí, señor, muchas gracias.
Alicia salió de la oficina, la tarde pasó de lo más tranquilo a las 6:00 de la tarde, Alicia tocó la oficina de su jefe, él le dio el pase.
—Señor, me retiro, ¿necesita algo más?
— No, señorita, puede irse, gracias.
—Que pase buenas noches, señor, hasta mañana.
Axel suspiró pensando que por fin podría trabajar sin tener encima a una mujer que estuviera tratando de estar con él. Hasta ese momento todo pintaba bien.
Alicia salió de la oficina, tomó su bolso y bajó de las escaleras, se despidió de Luis con una sonrisa al irse. Después de un largo camino llegó a su casa, se duchó y al terminar tomó el teléfono y habló un poco con su suegra y con su hija que estaba muy feliz de estar con su mamá Celeste. Alicia le dijo a su hija que la amaba, que se portará bien, se despidieron con un “te quiero", se tiró a la cama, escuchó sonar nuevamente, el celular percatándose de que era Gabriel, estaba demasiada cansada para aguantarlo así que dejó que el celular sonará para tratar de dormir, por fin pudo dormir esa noche después de días de estar en la soledad de su habitación.
Habían pasado ya tres meses desde que Alicia había firmado el divorcio con Gabriel, ella no había visto a Gabriel en todo ese tiempo a pesar de que ya se habían organizado con Abril, habían quedado de acuerdo en que él la tendría lunes, martes y miércoles y ella los días restantes, los días jueves y viernes, su suegra iría por ella a la escuela y ya Alicia pasaría por ella después del trabajo, los sábados Alicia salía más temprano, los domingos lo tenía libre así podía pasar toda la mañana y la tarde con Abril antes dejarla en casa de Celeste. Gabriel siempre que pasaba por la niña nunca bajaba del carro, ella solo lo miraba a través del cristal del auto, él no le dirigía la mirada, era como si no quisiera enfrentarla, en esos tres meses una sola vez lo vio que fue para lo del divorcio y dos ocasiones había hablado con él por teléfono solo para escuchar la misma letanía, del porqué la dejo, parecía que disfrutaba verla sufrir, realmente no entendía la actitud de Gabriel, ya que por ll
Alicia se levantó más temprano que de costumbre, ya que quería tener organizado su maleta para el viaje a Miami. Estaba emocionada por el viaje, desde que se casó con Gabriel no viajó más, siempre había un pretexto nuevo. Ya que arregló todo lo de su maleta, ella se fue a la empresa. — Buenos días, Laura. Saludó a la recepcionista de la entrada. En su primer mes Luis se había encargado de presentarles a todos los trabajadores y había empezado amistad con muchos de ellos. — Buenos días, Alicia. Respondió Laura con una sonrisa. —¿Cómo estás? — Muy bien, ¿ya llegó el jefe? —Sí, acaba de llegar. — Ah, ok gracias, entonces mejor subo. Alicia llegó a su escritorio, vio varios papeles y uno de ellos era el contrato de la secretaria que quedaría de suplente en su puesto, Axel debía firmarlo. Así que Alicia lo tomó y tocó la puerta de la oficina. —¡Adelante! Se escuchó desde el interior de la oficina, Alicia entró y se dirigió al escritorio de Axel en donde se encontraba sentado. —
Axel estaba sentado en el aeropuerto, se encontraba esperando a Alicia, vio su reloj este marcaba la 1: 15 de la madrugada, suspiró con un poco de cansancio. —¿No, acaso me dijo que a la 1:00 nos veríamos acá? A lo lejos vio a Alicia con su maleta, se notaba apresurada, se acercó a él un poco agitada, se agachó poniendo sus manos sobre su rodilla, trataba de recuperar el aliento, Axel esperaba a que eso sucedería. —Disculpe jefe, lo siento por venir tarde, venía bien, incluso salí temprano para estar aquí a las 12:00, pero el taxi chocó con otro auto y en lo que llegó el seguro y mi declaración, se fue el tiempo, apenas si puede zafarme de la situación., tuve que explicarle al policía que tenía un vuelo. Axel se levantó de su asiento un poco preocupado por lo que había dicho Alicia con respecto a un choque, rápidamente la vio de pies a cabeza buscando algún golpe, no se atrevió a tocarla así que solo lo hizo con su mirada. —¿Pero está bien? —Si estoy bien, no fue grave el acciden
Axel se encontraba sentado en una banca del parque que se encontraba justo al lado del hotel; recordó que al entrar a su habitación se recostó en la cama, se sentía un poco cansado, había querido dormir durante el viaje, lo cual había conseguido, pero solo por unas horas, ya que se despertó por qué escucho pequeños ronquidos a su lado. "¿Cómo puede roncar así una chica?... Tal vez estaba muy cansada" Entonces tomó un pantalón y una camisa tipo polo se duchó y decidió ir a caminar encontrando ese parque donde se sentó a observar las aves, las personas que estaban ahí. Axel suspiró y al girar su mirada vio a esa mujer con un vestido blanco con flores rosas y unas sandalias rosas igual que esas flores, realmente era bajita, el cabello castaño hasta la cintura, él la siguió con la mirada, ella iba caminando observando su alrededor, observó que un anciano acompañado de una niña pequeña se acercó a ella este le ofrecía algo, ella negó con la cabeza, la pequeña niña jalo el pantalón del an
Y ahí estaba Axel sentado nuevamente en una banca con un helado en su mano, preguntándose cómo había terminado en esa situación. "Realmente no pude negarme, cuando ella sonrió y me dio el helado". Pensó Axel suspirando, él volteó a ver a Alicia, ella estaba comiendo su helado con las mejillas ruborizadas con la mirada perdida en los arbustos. "¿Qué acabo de hacer? ¿Por qué tome su mano? ¿Estará pensando que soy una atrevida?, estaba tan emocionada por el helado que no pensé y ¿Ahora que digo?" Alicia volteó a verlo solo para encontrarse con su mirada y una ligera sonrisa que puso su piel de gallina, ese día él se miraba muy bien, siempre lo había visto de traje y ese día lucía más relajado. —¿Acaso no le gusta el helado? Disculpe, no le pregunté si le gustaba, solo se lo di. —No se preocupe, si me gusta está rico, solamente que no acostumbro a comer cosas dulces muy seguido. — ¡Ah! Respondió Alicia desviando la mirada de la de él. Estuvieron en silencio mientras comían el hela
Alicia entró a su habitación después de esa reunión, se quitó su ropa, buscó entre su maleta y encontró su short y una camisa que había empacado para estar cómoda, se sentó en su cama, recordó aquel pequeño instante que estuvo cerca de su jefe. 'Realmente mi corazón estaba muy agitado, ¿qué me pasa el día de hoy?". Se levantó, se vio en un espejo y notó que estaba colorada de las mejillas, al pensar en su jefe finalmente sacudió la cabeza para ahuyentar sus pensamientos que involucraban a su jefe. —¿Qué haré? Estoy aburrida, además tengo hambre. Se dijo a sí misma. Alicia tomó el control de la TV, observó que había películas. —Tiene mucho que no veo una película. Si eso haré. Alicia tomó el teléfono que estaba en la habitación, preguntó en recepción si podía pedir una pizza, la recepcionista amablemente le respondió que sí podía hacerlo. — Puede darme su pedido y yo me encargo. —¿En serio? Muchas gracias. Pasaron unos minutos cuando tocaron la puerta de la habitación, su pizz
El celular de Alicia sonó, ella se despertó un poco cansada, tomó su celular al ponerla a la altura de su vista, vio una notificación de mensaje de Luis, instantáneamente sonrió. "Hola, espero te la estés pasando bien, que hayas conseguido el contrato, te he extrañado tanto, a decir verdad demasiado." Alicia sonrió más aún, después escribió: "Yo también te he extrañado..." Después de haber mandado el mensaje, vio la hora, eran las 9 de la mañana, tomo su celular para marcarle a Celeste. —Mama... Buenos días, solo para preguntar por Abril, es sábado y es mi día, ¿ya llegó a tu casa? —No hija. Me habló Gabriel, que hoy la pasaría con ella, irían al cine. —Ah, ok, entonces le hablo mañana, ¿SI mamá? Para saludarla. —Si hija, espero te esté yendo muy bien. — Si mamá ya te cuento cuando regrese, ¿vale?, entonces hablamos mañana. Estaba terminando la llamada cuando recordó, que tenía que llamar al ingeniero y al área legal de la empresa, después de unos minutos de haber realizado l
Eran las 7 de la mañana, Alicia ya estaba lista, se había levantado temprano ese día, no iba a permitir que se retrasará en su trabajo nuevamente, tomo el teléfono e hizo una llamada. —Buenos días, ¿En qué le puedo ayudar?. Contestaron del otro lado del teléfono. —¿Bueno, señor Enrique?, soy Alicia Torres, secretaria del señor Axel Caballero, el motivo de mi llamada es para confirmar la hora para ver el terreno de construcción, ¿Recuerda que le comenté que si cerrábamos trato usted construiría las nuevas oficinas aquí en Miami? — ¡Ah, sí!, ya recuerdo señorita Torres, si claro. —Sí, señor Enrique, el señor Caballero, firmó el contrato y quiere ver hoy el espacio, ¿En qué horario podríamos ir? —¿Le parece a las 2 de la tarde? — Me parece perfecto, le envío la ubicación y nos vemos ahí. —Sí, señorita, entonces nos vemos que tenga buen día. – Igualmente. Respondió Alicia. Alicia salió de la habitación, tocó la puerta de Axel, pero no salió nadie. – ¿Dónde estará? ¿Habrá bajado