Axel se encontraba sentado en una banca del parque que se encontraba justo al lado del hotel; recordó que al entrar a su habitación se recostó en la cama, se sentía un poco cansado, había querido dormir durante el viaje, lo cual había conseguido, pero solo por unas horas, ya que se despertó por qué escucho pequeños ronquidos a su lado. "¿Cómo puede roncar así una chica?... Tal vez estaba muy cansada" Entonces tomó un pantalón y una camisa tipo polo se duchó y decidió ir a caminar encontrando ese parque donde se sentó a observar las aves, las personas que estaban ahí. Axel suspiró y al girar su mirada vio a esa mujer con un vestido blanco con flores rosas y unas sandalias rosas igual que esas flores, realmente era bajita, el cabello castaño hasta la cintura, él la siguió con la mirada, ella iba caminando observando su alrededor, observó que un anciano acompañado de una niña pequeña se acercó a ella este le ofrecía algo, ella negó con la cabeza, la pequeña niña jalo el pantalón del an
Y ahí estaba Axel sentado nuevamente en una banca con un helado en su mano, preguntándose cómo había terminado en esa situación. "Realmente no pude negarme, cuando ella sonrió y me dio el helado". Pensó Axel suspirando, él volteó a ver a Alicia, ella estaba comiendo su helado con las mejillas ruborizadas con la mirada perdida en los arbustos. "¿Qué acabo de hacer? ¿Por qué tome su mano? ¿Estará pensando que soy una atrevida?, estaba tan emocionada por el helado que no pensé y ¿Ahora que digo?" Alicia volteó a verlo solo para encontrarse con su mirada y una ligera sonrisa que puso su piel de gallina, ese día él se miraba muy bien, siempre lo había visto de traje y ese día lucía más relajado. —¿Acaso no le gusta el helado? Disculpe, no le pregunté si le gustaba, solo se lo di. —No se preocupe, si me gusta está rico, solamente que no acostumbro a comer cosas dulces muy seguido. — ¡Ah! Respondió Alicia desviando la mirada de la de él. Estuvieron en silencio mientras comían el hela
Alicia entró a su habitación después de esa reunión, se quitó su ropa, buscó entre su maleta y encontró su short y una camisa que había empacado para estar cómoda, se sentó en su cama, recordó aquel pequeño instante que estuvo cerca de su jefe. 'Realmente mi corazón estaba muy agitado, ¿qué me pasa el día de hoy?". Se levantó, se vio en un espejo y notó que estaba colorada de las mejillas, al pensar en su jefe finalmente sacudió la cabeza para ahuyentar sus pensamientos que involucraban a su jefe. —¿Qué haré? Estoy aburrida, además tengo hambre. Se dijo a sí misma. Alicia tomó el control de la TV, observó que había películas. —Tiene mucho que no veo una película. Si eso haré. Alicia tomó el teléfono que estaba en la habitación, preguntó en recepción si podía pedir una pizza, la recepcionista amablemente le respondió que sí podía hacerlo. — Puede darme su pedido y yo me encargo. —¿En serio? Muchas gracias. Pasaron unos minutos cuando tocaron la puerta de la habitación, su pizz
El celular de Alicia sonó, ella se despertó un poco cansada, tomó su celular al ponerla a la altura de su vista, vio una notificación de mensaje de Luis, instantáneamente sonrió. "Hola, espero te la estés pasando bien, que hayas conseguido el contrato, te he extrañado tanto, a decir verdad demasiado." Alicia sonrió más aún, después escribió: "Yo también te he extrañado..." Después de haber mandado el mensaje, vio la hora, eran las 9 de la mañana, tomo su celular para marcarle a Celeste. —Mama... Buenos días, solo para preguntar por Abril, es sábado y es mi día, ¿ya llegó a tu casa? —No hija. Me habló Gabriel, que hoy la pasaría con ella, irían al cine. —Ah, ok, entonces le hablo mañana, ¿SI mamá? Para saludarla. —Si hija, espero te esté yendo muy bien. — Si mamá ya te cuento cuando regrese, ¿vale?, entonces hablamos mañana. Estaba terminando la llamada cuando recordó, que tenía que llamar al ingeniero y al área legal de la empresa, después de unos minutos de haber realizado l
Eran las 7 de la mañana, Alicia ya estaba lista, se había levantado temprano ese día, no iba a permitir que se retrasará en su trabajo nuevamente, tomo el teléfono e hizo una llamada. —Buenos días, ¿En qué le puedo ayudar?. Contestaron del otro lado del teléfono. —¿Bueno, señor Enrique?, soy Alicia Torres, secretaria del señor Axel Caballero, el motivo de mi llamada es para confirmar la hora para ver el terreno de construcción, ¿Recuerda que le comenté que si cerrábamos trato usted construiría las nuevas oficinas aquí en Miami? — ¡Ah, sí!, ya recuerdo señorita Torres, si claro. —Sí, señor Enrique, el señor Caballero, firmó el contrato y quiere ver hoy el espacio, ¿En qué horario podríamos ir? —¿Le parece a las 2 de la tarde? — Me parece perfecto, le envío la ubicación y nos vemos ahí. —Sí, señorita, entonces nos vemos que tenga buen día. – Igualmente. Respondió Alicia. Alicia salió de la habitación, tocó la puerta de Axel, pero no salió nadie. – ¿Dónde estará? ¿Habrá bajado
Ese día en la mañana, Alicia arregló todo su equipaje, pero recordó que había olvidado la muñeca que prometió a su hija, habló a la empresa, dio los nombres de los hoteles del convenio informándole que en 10 minutos le mandarían por fax los documentos. Salió de la habitación y al estar en recepción aviso que llegarían dos documentos, uno se mandaría al hotel "Esmeralda" y el otro correspondía a ese hotel, para eso su jefe se reuniría con el dueño a las 2:00 de la tarde. Alicia salió del hotel. Eran la 1:30 y ya había recorrido muchas tiendas y aún no encontraba la muñeca perfecta para su hija, vio su reloj y concluyo que no alcanzaba a llegar a la firma de convenio del hotel, tomó su celular y marcó a recepción, para pedir que la comunicaran con la habitación de su jefe, después de unos segundos de espera él por fin contestó. —¿Diga? Contestó esa voz que hizo erizar su piel, aunque no entendía ¿por qué? Si siempre hablaba con él. Finalmente ignoro esa sensación —Señor, soy Alicia
Axel y Alicia estaban en el auto cuando Axel recibió una llamada. — ¿Sí?, Aja, si ya voy para allá, la dejo en tu casa. ¿No? ¿Cómo? Pero tengo una reunión. Axel suspiró preocupado. —Si no te preocupes yo veré qué hago, si claro nos vemos. Axel colgó el teléfono. —¿Señor pasa algo malo? Preguntó Alicia preocupada. — No, no es nada malo, solo que estamos justos para llegar a la reunión. Tenía que ir por mi hija al preescolar y su mamá me pidió que si la puedo cuidar un poco más en lo que ella llega a su casa. —¿Hija? Alicia se sorprendió. —Si mi niña, ¿Le sorprende? Usted nunca preguntó. Alicia recordó que, sí, iba a preguntar aquella ocasión, pero se había distraído con el heladero. — ¿Y cómo se llama? — Gema, tiene 5 años, —¿Lo mismo que usted lleva de divorciado? — Así es, estábamos en el proceso de divorcio y ella me dijo que estaba embarazada, decidimos tenerla por qué a pesar de todo ella y yo no nos odiábamos y nos hacía ilusión a cada uno. —¿Usted cómo conoció a l
Al salir de la oficina, Alicia le pidió a Axel si podía llevarla su casa para cambiarse de ropa. Después de cambiarse con un atuendo negro, Axel y Alicia llegaron al velatorio y en la entrada de este lugar se encontraron a Celeste con un atuendo igualmente negro. — Mamá. Alicia abrazó a Celeste, ambas comenzaron a llorar. —Hija, tranquila, hay que pensar que ya dejó de sufrir esa enfermedad, lo acabo. —Si mamá, aunque duele. —Lo sé hija. Axel se acercó a Celeste apenado por la situación que atravesaban, le hizo recordar el dolor de perder un padre. —Señora mis condolencias, siento mucho lo de su esposo. —Muchas gracias... ¿Señor? Alicia se dio cuenta de que no lo había presentado a Celeste. — Lo siento, no los he presentado, mamá, él es el señor Caballero, es mi jefe, me trajo hasta aquí para no venir sola. — Señor Caballero, ella es mi mamá Celeste, bueno, realmente es mi suegra, es la mamá de mi exesposo. —Mucho gusto, señora, y siento que sea en esta situación. — El gus