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CAPITULO 5 : Entrevista.

Era miércoles por la mañana, era una mañana soleada, Axel se despertó muy temprano como de costumbre, se duchó, se vistió con el traje negro que había elegido para esa mañana con la corbata color vino, después de estar listo, bajó a desayunar como era su costumbre antes de ir a la oficina, tomó su maletín y salió de aquella casa, se subió a su coche pensando que sería un día nuevamente largo y cansado, ya que una tarde antes había despedido a su nueva secretaria, el motivo del despido para cualquiera era simple y quizás sin importancia, pero para él no lo era, ella había tirado su bolígrafo esa tarde, se había agachado ante el mientras su busto salía a relucir eso le colmo la paciencia, por qué sabía que lo había hecho a propósito, ya con ella llevaba 10 en ese punto estaba cansado de elegir, suspiró con un poco de fastidió, ya que no es que le desagradaran este tipo de acciones simplemente el sabia que el trabajo era primero y que despues de la muerte de su padre tenia una gran responsabilidad con la empresa que el habia fundado.

"¿No estaré exagerando en despedirlas solo por un poco de atrevimiento?"

Siguió su camino a la empresa familiar, estacionó su auto en el lugar de siempre; al bajar de este vio la hora en su hermoso reloj donde este marcaba las 7:40 de la mañana, subió por las escaleras, ya que el ascensor estaba averiado, y miró a varias chicas esperando para hacer entrevistas. Axel saludo cordialmente a la secretaria que estaba ayudándole a recibir los currículos, pero que pertenecía a otra área, más específicamente al de recursos humanos, entró a su oficina y comenzó con las entrevistas, todas las chicas eran iguales buscaban solo estar a solas con él, o tratar de tener una conversación personal con él, disrazaban su interes con una conversacion laboral sin saber que este era el motivo de despido de las anteriores secretarias que solonbuscaban acercarse a él por su posición y eso le molestaba, ya que muchas no cumplían con las tareas del puesto, él solo quería estar tranquilo y trabajar; le molestaba aun mas que fueran tan obvias y no esperarán ni lo suficiente para demostrar sus intenciones, él solo quería a alguien que de verdad quisiera trabajar, ya estaba cansado de prácticamente hacer el trabajo de su secretarias,  Entró la señorita González. Cuando la vio entrar se percató de inmediato que era una mujer muy hermosa. Vestía una minifalda negra que mostraba sus largas piernas, pero, al comenzar a hablar y tratar de entablar una conversación donde salía revelar su alto ego, rápidamente Axel pensó que era igual que todas.

—Señorita González, dígame ¿Usted qué busca en este trabajo?

Vio a la chica que tenía frente a él.

—Sinceramente, seré franca con usted… Conocerlo, me parece un hombre muy interesante, muy apuesto; claro que también sería interesante trabajar para usted.

Ella respondió sin titubear, pues sabía que ella era bella y traía a muchos hombres a sus pies y que si se lo proponía él también podría estar detrás de ella con tan solo un chasquido o una simple sonrisa.

Él suspiró cansado. A pesar de que ella era muy franca y eso le gustaba de las personas y más de las mujeres, estaba harto de esa situación. Ella se levantó de su asiento con una mirada de decisión, se acercó al escritorio y se sentó frente a él. Miró fijamente esos ojos cafés tan penetrantes que él tenía. Él desvió la mirada, pero seguía frente a ella. Después de unos minutos, ella se acercó a él sin una pizca de timidez. Buscó que él le diera un beso. Él no hizo ningún movimiento, entonces ella procedió a tomar la iniciativa y lo besó.

Él se sorprendió; esos labios eran muy lindos, pero al estar al contacto con los de él, Axel no sintió absolutamente nada, así que se separó de inmediato.

—Si usted me contrata, tendrá más de eso y por supuesto que haré todo lo que usted me pida, claro, hablo de trabajo.

Ella sonrió con un toque de coquetería.

—Bien, gracias, lo tendré en consideración. Muchas gracias por su solicitud. Se puede retirar.

—Sí, señor.

Respondió pensando que había salido victoriosa ante el riesgo que tomó.

La chica salió de la oficina; él realmente ya estaba molesto; llamó a la secretaria y preguntó quién era la siguiente.

—La señorita Torres, señor.

—Hágala pasar, por favor, y tráigame su currículo.

—Sí, señor.

Él se colocó de espaldas viendo hacia la ventana, esperando que llegara la calma por lo molesto que estaba. Escuchó la puerta abrirse y antes de que la chica que estaba a sus espaldas digiera algo, le ordenó que tomara asiento. Suspiró y al voltear vio a aquella mujer con su cabellera castaña clara y larga, tenía unos labios gruesos y aquellos ojos castaños, pero notó que sus ojos estaban ligeramente hinchados. Vio su currículum que la secretaria había dejado previamente sobre su escritorio y no entendía por qué la chica frente a él buscaba trabajo si no tenía ninguna experiencia laboral…

"Primero, chicas que no quieren trabajar y ahora, ¿una incompetente?"

Él estaba pensando con su enojo que aún seguía vigente.

Él comenzó a decirle todo lo que opinaba sin un poco de delicadeza, de pronto esta chica se levantó mirándolo con fuego en los ojos, ella le comenzó a decir cosas que nadie en su vida le había dicho o más bien personas en la posición de aquella mujer no se atrevían a decirle, quiso volver a poner en su lugar a esta mujer, pero no lo dejó tenía un carácter algo fuerte, él quedó sorprendido de todo lo que le dijo, ella molesta se despidió dio media vuelta,  pensó que era la única que le había dicho que quería trabajar y pues al final daba igual a quién contratara probablemente la despediría igual que a las demás solo era cuestión de tiempo además estaba cansado de las entrevistas de ese día, y estaba atrasado en su agenda, así que no lo pensó más, cuando él le dijo que la esperaba en la mañana ella quedó parada ahí ante él,  logro ver en aquella mirada un poco de felicidad, ella se despidió y salió de la habitación.

Axel suspiró.

—¿En qué me he metido?

Espero que sepa trabajar y no cause inconvenientes.

Se dijo un poco serio con un tono de preocupación, pero que rápidamente trató de disipar al pensar que una vez más estaba exagerando.

Él regresó de nuevo hacia la ventana, miró hacia el exterior como acostumbraba hacer y vio a aquella chica cruzar la calle y mirar su reloj. Un suspiro cansado salió de él.

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