Era miércoles por la mañana, esta era una mañana soleada que pintaba ser agradable; Axel se despertó muy temprano como de costumbre, se duchó tranquilamente y al finalizar dicha ducha, se puso el traje negro que había elegido para esa mañana con la corbata color vino, después de estar listo, bajó a desayunar como era su costumbre antes de ir a la oficina, tomó su maletín y salió de aquella casa, suspiró un poco cansado al subirse a su coche pensando que sería un día nuevamente largo y cansado, ya que una tarde antes había despedido a su nueva secretaria, el motivo del despido para cualquiera era simple y quizás sin importancia, pero para él no lo era, ella había tirado su pluma esa tarde con la intención de agacharse ante él, mientras su busto salía a relucir, no negaba que estos era súmante atrayentes, pero la acción le colmó la paciencia, por qué sabía que lo había hecho a propósito y ya con ella llevaba 10 secretarías, que por una u otra razón no cumplían con sus expectativas; en ese punto estaba cansado de elegir, suspiró
"¿No estaré exagerando en despedirlas solo por un poco de atrevimiento?"
Trató de convencerse de que quizás estaba siendo muy estricto.
Siguió su camino a la empresa familiar, estacionó su carro en el lugar de siempre, vio la hora eran las 7:40 de la mañana, subió por las escaleras, ya que el ascensor estaba averiado, miró a varias chicas esperando para hacer entrevistadas, saludó a la secretaria que estaba ayudándole a recibir los currículos, pero ella pertenecía a otra área, más específicamente al de Recursos Humanos. Axel finalmente entró a su oficina y comenzó con las entrevistas.
Todas las chicas a quien había visto eran iguales, buscaban solo estar a solas con él, o tratar de tener una conversación personal con él, esa era la razón del despido de las demás, pensó que incluso también los hombres eran acosados y más cuando pertenecían a un estatus envidiado, solo buscaban seducirlo por su posición él, solo quería estar tranquilo y trabajar le molestaba que fueran tan obvias y no esperarán ni lo suficiente para demostrar sus intenciones, solo quería a alguien que de verdad quisiera trabajar, ya estaba cansado cuando entró la señorita González, la vio a entrar con ese caminar espectacular, era muy hermosa, vestía una minifalda que mostraban sus largas piernas, pero comenzó a hablar y él pensó que era igual que todas.
—Señorita González dígame ¿Usted que busca en este trabajo?
Vio a la chica que tenía frente a él.
—Sinceramente, conocerlo, me parece un hombre muy interesante, muy apuesto, claro que también sería interesante trabajar para usted.
Ella respondió sin titubear, pues sabía que ella era bella y traía a muchos hombres a sus pies.
Él suspiró, A pesar de que ella era muy franca, estaba harto de esa situación, ella se levantó de su asiento, se dirigió hacia donde estaba Axel y al sentarse sobre el escritorio frente a él, clavó su mirada a esos ojos cafés tan penetrantes que él tenía, él desvió la mirada, pero seguía frente de ella, después de unos minutos ella se acercó a él sin una pizca de timidez, buscó que le diera un beso, él no hizo ningún movimiento entonces así que ella lo besó tomando la iniciativa.
Él se sorprendió, esos labios eran muy lindos, pero al estar al contacto con los suyos, no sintió absolutamente nada, haciendo que inmediatamente él se separara de aquellos labios.
—Si usted me contrata tendrá más de eso.
—Ok, gracias, lo tendré en consideración, muchas gracias por su solicitud se puede retirar.
—Si señor.
Respondió pensando que había salido victoriosa.
La chica salió de la oficina, él realmente ya estaba molesto, llamó a la secretaria, preguntando con fastidio quién era la siguiente.
— La señorita Torres, Señor.
— Hágala pasar por favor.
— Si señor.
Él se puso de espaldas viendo hacia la ventana esperando que llegara la calma por lo molesto que estaba, escuchó la puerta abrirse y antes de que la chica que estaba a sus espaldas digiera algo, le ordenó que tomara asiento, suspiró y al voltear vio a aquella mujer con su cabellera castaña clara larga, tenía unos labios gruesos aquellos ojos castaños, pero notó que sus ojos estaban ligeramente hinchados, vio su currículum que la secretaria había dejado previamente sobre su escritorio y no entendía por qué la chica frente a él buscaba trabajo si no tenía ninguna experiencia laboral.
"Primero, chicas que no quieren trabajar y ahora, ¿una incompetente?"
Él estaba pensando con su enojo que aún seguía vigente.
Él comenzó a decirle todo lo que opinaba sin un poco de delicadeza, de pronto esta chica se levantó mirándolo con fuego en los ojos, ella le comenzó a decir cosas que nadie en su vida le había dicho, o más bien personas en la posición de aquella mujer no se atrevían a decirle, quiso volver a poner en su lugar a esta mujer, pero no lo dejó, tenía un carácter algo fuerte, él quedó sorprendido de todo lo que le dijo, ella molesta se despidió dando media vuelta, él pensó que era la única que le había dicho que quería trabajar y pues al final daba igual a quién contratara probablemente la despediría igual que a las demás solo era cuestión de tiempo, además estaba cansado de las entrevistas de ese día, y estaba atrasado en su agenda, así que no lo pensó más, cuando él le dijo que la esperaba en la mañana ella quedó parada ahí ante él, el logro ver en aquella mirada un poco de felicidad ella se despidió y salió de la habitación.
Axel suspiró
— ¿En qué me he metido?... Espero si sepa trabajar y no cause inconvenientes.
Se dijo un poco serio, con un tono de preocupación, pero que rápidamente trató de disipar al pensar que una vez más estaba exagerando.
Él regresó de nuevo hacia la ventana, miró hacia el exterior, como acostumbraba hacer, vio a aquella chica cruzar la calle y mirar su reloj con aparente prisa, un suspiro cansado salió de él.
Alicia miró su reloj para después caminar hacia la parada del autobús, donde después de esperar un tiempo a que este llegara, se subió para irse directo a la casa de su suegra; al llegar a esta, tocó la puerta, sutilmente, al abrir, su suegra, sonrió al ver que era ella. –¡Hija! Pasa. — Mamá, ¿Cómo estás? Alicia abrazó a celeste efusivamente. —Bien, hija, pero a ti no te veo bien, te veo un poco pálida, ¿Acaso no estás durmiendo bien? ¿Estás comiendo verdad, hija? — Si mamá, si estoy durmiendo y si estoy comiendo no te preocupes. En ese momento las lágrimas brotaron de sus ojos, no podía contenerlas detestaba seguir llorando, pero no podía parar, el dolor siempre sobrepasaba su voluntad. —Hija, no llores me rompes el corazón, ese hijo mío verá ahora que venga como es posible que haga llorar a esos ojos tan bellos, no lo puedo permitir voy a hablar con él me va a tener que explicar qué está pasando. — No mamá, no te preocupes, no le digas nada, él tomó su decisión, yo ya no soy
Habían pasado ya tres meses desde que Alicia había firmado el divorcio con Gabriel, ella no había visto a Gabriel en todo ese tiempo a pesar de que ya se habían organizado con Abril, habían quedado de acuerdo en que él la tendría lunes, martes y miércoles y ella los días restantes, los días jueves y viernes, su suegra iría por ella a la escuela y ya Alicia pasaría por ella después del trabajo, los sábados Alicia salía más temprano, los domingos lo tenía libre así podía pasar toda la mañana y la tarde con Abril antes dejarla en casa de Celeste. Gabriel siempre que pasaba por la niña nunca bajaba del carro, ella solo lo miraba a través del cristal del auto, él no le dirigía la mirada, era como si no quisiera enfrentarla, en esos tres meses una sola vez lo vio que fue para lo del divorcio y dos ocasiones había hablado con él por teléfono solo para escuchar la misma letanía, del porqué la dejo, parecía que disfrutaba verla sufrir, realmente no entendía la actitud de Gabriel, ya que por ll
Alicia se levantó más temprano que de costumbre, ya que quería tener organizado su maleta para el viaje a Miami. Estaba emocionada por el viaje, desde que se casó con Gabriel no viajó más, siempre había un pretexto nuevo. Ya que arregló todo lo de su maleta, ella se fue a la empresa. — Buenos días, Laura. Saludó a la recepcionista de la entrada. En su primer mes Luis se había encargado de presentarles a todos los trabajadores y había empezado amistad con muchos de ellos. — Buenos días, Alicia. Respondió Laura con una sonrisa. —¿Cómo estás? — Muy bien, ¿ya llegó el jefe? —Sí, acaba de llegar. — Ah, ok gracias, entonces mejor subo. Alicia llegó a su escritorio, vio varios papeles y uno de ellos era el contrato de la secretaria que quedaría de suplente en su puesto, Axel debía firmarlo. Así que Alicia lo tomó y tocó la puerta de la oficina. —¡Adelante! Se escuchó desde el interior de la oficina, Alicia entró y se dirigió al escritorio de Axel en donde se encontraba sentado. —
Axel estaba sentado en el aeropuerto, se encontraba esperando a Alicia, vio su reloj este marcaba la 1: 15 de la madrugada, suspiró con un poco de cansancio. —¿No, acaso me dijo que a la 1:00 nos veríamos acá? A lo lejos vio a Alicia con su maleta, se notaba apresurada, se acercó a él un poco agitada, se agachó poniendo sus manos sobre su rodilla, trataba de recuperar el aliento, Axel esperaba a que eso sucedería. —Disculpe jefe, lo siento por venir tarde, venía bien, incluso salí temprano para estar aquí a las 12:00, pero el taxi chocó con otro auto y en lo que llegó el seguro y mi declaración, se fue el tiempo, apenas si puede zafarme de la situación., tuve que explicarle al policía que tenía un vuelo. Axel se levantó de su asiento un poco preocupado por lo que había dicho Alicia con respecto a un choque, rápidamente la vio de pies a cabeza buscando algún golpe, no se atrevió a tocarla así que solo lo hizo con su mirada. —¿Pero está bien? —Si estoy bien, no fue grave el acciden
Axel se encontraba sentado en una banca del parque que se encontraba justo al lado del hotel; recordó que al entrar a su habitación se recostó en la cama, se sentía un poco cansado, había querido dormir durante el viaje, lo cual había conseguido, pero solo por unas horas, ya que se despertó por qué escucho pequeños ronquidos a su lado. "¿Cómo puede roncar así una chica?... Tal vez estaba muy cansada" Entonces tomó un pantalón y una camisa tipo polo se duchó y decidió ir a caminar encontrando ese parque donde se sentó a observar las aves, las personas que estaban ahí. Axel suspiró y al girar su mirada vio a esa mujer con un vestido blanco con flores rosas y unas sandalias rosas igual que esas flores, realmente era bajita, el cabello castaño hasta la cintura, él la siguió con la mirada, ella iba caminando observando su alrededor, observó que un anciano acompañado de una niña pequeña se acercó a ella este le ofrecía algo, ella negó con la cabeza, la pequeña niña jalo el pantalón del an
Y ahí estaba Axel sentado nuevamente en una banca con un helado en su mano, preguntándose cómo había terminado en esa situación. "Realmente no pude negarme, cuando ella sonrió y me dio el helado". Pensó Axel suspirando, él volteó a ver a Alicia, ella estaba comiendo su helado con las mejillas ruborizadas con la mirada perdida en los arbustos. "¿Qué acabo de hacer? ¿Por qué tome su mano? ¿Estará pensando que soy una atrevida?, estaba tan emocionada por el helado que no pensé y ¿Ahora que digo?" Alicia volteó a verlo solo para encontrarse con su mirada y una ligera sonrisa que puso su piel de gallina, ese día él se miraba muy bien, siempre lo había visto de traje y ese día lucía más relajado. —¿Acaso no le gusta el helado? Disculpe, no le pregunté si le gustaba, solo se lo di. —No se preocupe, si me gusta está rico, solamente que no acostumbro a comer cosas dulces muy seguido. — ¡Ah! Respondió Alicia desviando la mirada de la de él. Estuvieron en silencio mientras comían el hela
Alicia entró a su habitación después de esa reunión, se quitó su ropa, buscó entre su maleta y encontró su short y una camisa que había empacado para estar cómoda, se sentó en su cama, recordó aquel pequeño instante que estuvo cerca de su jefe. 'Realmente mi corazón estaba muy agitado, ¿qué me pasa el día de hoy?". Se levantó, se vio en un espejo y notó que estaba colorada de las mejillas, al pensar en su jefe finalmente sacudió la cabeza para ahuyentar sus pensamientos que involucraban a su jefe. —¿Qué haré? Estoy aburrida, además tengo hambre. Se dijo a sí misma. Alicia tomó el control de la TV, observó que había películas. —Tiene mucho que no veo una película. Si eso haré. Alicia tomó el teléfono que estaba en la habitación, preguntó en recepción si podía pedir una pizza, la recepcionista amablemente le respondió que sí podía hacerlo. — Puede darme su pedido y yo me encargo. —¿En serio? Muchas gracias. Pasaron unos minutos cuando tocaron la puerta de la habitación, su pizz
El celular de Alicia sonó, ella se despertó un poco cansada, tomó su celular al ponerla a la altura de su vista, vio una notificación de mensaje de Luis, instantáneamente sonrió. "Hola, espero te la estés pasando bien, que hayas conseguido el contrato, te he extrañado tanto, a decir verdad demasiado." Alicia sonrió más aún, después escribió: "Yo también te he extrañado..." Después de haber mandado el mensaje, vio la hora, eran las 9 de la mañana, tomo su celular para marcarle a Celeste. —Mama... Buenos días, solo para preguntar por Abril, es sábado y es mi día, ¿ya llegó a tu casa? —No hija. Me habló Gabriel, que hoy la pasaría con ella, irían al cine. —Ah, ok, entonces le hablo mañana, ¿SI mamá? Para saludarla. —Si hija, espero te esté yendo muy bien. — Si mamá ya te cuento cuando regrese, ¿vale?, entonces hablamos mañana. Estaba terminando la llamada cuando recordó, que tenía que llamar al ingeniero y al área legal de la empresa, después de unos minutos de haber realizado l