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CAPITULO 3 : Trabajo.

El teléfono sonó, Alicia despertó e inmediatamente recordó todo lo de la noche anterior, sacudió su cabeza y contestó un poco desanimada.

—¿Bueno?

—¿Hija? Ya llevé a la escuela a la niña.

Era Celeste quien llamaba. Alicia vio el reloj, extrañada de la hora, y vio que eran las 11:00 de la mañana.

—¡Ah, mamá!, ok, muchas gracias.

Respondió Alicia, todavía adormitada.

—Hija… Hoy habló conmigo Gabriel. Me dijo lo del divorcio, que es un hecho.

Celeste comenzó a escuchar del otro lado del teléfono sollozos.

—Mamá, me dejó, me dejó yo, que lo amo tanto, ¿qué hice mal?

Lloraba Alicia inconsolable.

—Hija, no llores, él es mi hijo, lo amó demasiado, pero es un tonto en dejarte ir.

—Mamá, ¿qué haré ahora? Ya no soy nada.

Respondió Alicia entre lágrimas.

—¡Alicia!, ¡cálmate! No digas tonterías, eres una mujer hermosa. No sé qué pasa en la cabeza de mi hijo. Él no mencionó nada más que lo del divorcio. Tal vez está confundido y estresado.

Al escuchar esto, Alicia pensó que no era así, ya que su mismo esposo la había cambiado por otra, pero decidió no decirlo aún a su suegra, ya que se sentía avergonzada.

—Hija, ¿qué te parece que me quedé una semana a Abril aquí en casa? De este modo, tú te tomas tu tiempo para calmarte; busca alguna actividad; eso te ayudará.

—Está bien, Má, yo hablaré con Abril más tarde cuando regrese de la escuela.

Respondió Alicia un poco más tranquila.

Colgaron el teléfono. Alicia no se levantó de la cama en toda la mañana; seguía acurrucada en esta. La cena que había hecho para Gabriel aún se encontraba en la estufa. Lloró por horas. No podía creer que estaba sucediendo eso. Después de que se había calmado, recordó a su suegra decirle que buscaría una actividad en la cual distraerse. Después de suspirar, tomó el celular y abrió su página social. Tenía mucho tiempo que no entraba, así que tenía mensajes de viejos amigos y entre esos uno de un amigo de Gabriel de la preparatoria. Para Alicia esto se le hizo muy extraño, pero lo ignoró. Estaba buscando algo en qué entretenerse y al no encontrar nada pensaba salir, pero inesperadamente un anuncio de empleo llamó su atención: "¿Debería trabajar?" Se cuestionó al mismo tiempo que llegaba un mensaje.

"Hola".

Alicia abrió el mensaje, percatándose de que se trataba de Luis, el compañero de la escuela de Gabriel; ellos siempre estaban juntos, eran los más sociables, muchas chicas estaban enamoradas de ellos, pero después de que ella empezó a salir con Gabriel, ellos ya no salían juntos.

"Luis, ¿Eres tú?" "Cuánto tiempo de no saber de ti".

Escribió Alicia.

"Hola, si ya hace mucho tiempo, más bien tú eres la que se perdió de la sociedad".

Respondió Luis.

"Ja, ja, ja, sí, ¿verdad?"

Escribió Alicia.

"¿Cómo te ha ido?", señorita Torres, o perdón, "señora de Cruz".

Escribió Luis: Cuando Alicia leyó eso, no puedo evitar recordar el momento donde Gabriel y ella se casaron…

—Señorita Alicia Torres Luna. ¿Acepta por esposo a Gabriel Cruz Álvarez?

—Sí, acepto.

Ese día ella se convirtió en la señora de Cruz. Era la mujer más feliz del mundo; su corazón de nuevo dolió al recordar ese breve momento y no pudo evitar que aquella lágrima saliera. Sacudió la cabeza, se secó la lágrima; ella dudó si corregirlo y decirle que muy pronto sería de nuevo Torres, pero no lo hizo. Aún no podía asimilarlo, así que no lo mencionó.

"Je, je, je, sí, pues he estado muy bien, ya sabes viviendo, solo me conecté un rato para distraerme, estoy buscando alguna actividad interesante".

"Ah, ¿estás aburrida de tu vida de casada?"

"No, no es eso, he estado pensando en ocuparme de algo, ya es tiempo, mi hija ya tiene 7 años, es más fácil".

Alicia no dudó en responderle; desde lo de Gabriel y el divorcio había cruzado por su mente un trabajo. Cuando su suegra le mencionó una actividad, reforzó esa idea. Ella normalmente no era tan abierta con sus ideas y pensamientos, pero se sentía tan sola sin quien contarle sus cosas. Cuando se casó, se encerró en su casa, dejó sus amistades, y por eso no dudó en mencionarle a Luis sobre buscar un trabajo.

"Oh, estás buscando un trabajo y, ¿qué opina Gabriel sobre eso?" Hasta donde sé, siempre fue muy celoso contigo.

"Si está de acuerdo".

Alicia vio su reloj, fijándose que eran las 4:00 de la tarde. Su hija ya había salido de clases y quería hablar con ella.

"Luis, me tengo que ir, fue un placer hablar contigo nuevamente".

Escribió Alicia. Realmente Luis nunca trató mucho con ella; lo recordaba como un chico muy atento, aunque con ella no habló mucho. Las pocas veces que lo hizo, siempre le daba una sonrisa muy cálida. Aún no entendía qué había pasado entre él y Gabriel, que terminaron distanciados tanto que no asistió a la boda. Gabriel ya no mencionó nada de él.

"Sí, que tengas un buen día, igual me dio gusto hablar contigo".

Alicia cerró la conversación, e inmediatamente le marcó a su suegra.

—Má, buenas tardes. ¿Estará por ahí Abril? Quería hablar con ella.

—Hija, si déjame, le habló.

Celeste dejó el teléfono para llamar a Abril

— ¿Mami?

Respondió con una pequeña voz tan dulce después de algunos segundos de silencio.

—Sí, mi amor, ¿cómo estás, mi cielo? ¿Cómo te fue en la escuela?

Preguntó Alicia.

—Bien, mami, estuvo muy divertido hoy. Mami, dice mamá Celeste, que me quedaré aquí unos días y me llevará al parque.

—Qué bueno, mi amor, sí, te quedarás unos días ahí con mamá Celeste. Yo te mandaré tu ropa. Te portas muy bien, pásame a mamá Celeste.

—Sí, mami, te quiero, espera, ahora te la paso.

Se escuchó el silencio nuevamente.

—Sí, hija, ¿qué pasó?

—Te llevo mañana, la ropa de Abril sale; mamá quería preguntarte otra cosa: ¿Cómo sigue, papá?

Preguntó Alicia. La salud de su suegro Carlos había decaído en el último año; incluso pensó que por ese motivo Gabriel se encontraba triste y estresado; le habían detectado cáncer, estaba en las etapas finales, era cuidado las 24 horas por una enfermera.

—Pues igual, hija, esperemos, siga así, estable.

Respondió con una voz triste.

—Mañana que lleve la ropa de Abril pasaré a verlo.

—Sí, hija, entonces nos vemos mañana, me da gusto escucharte más tranquila.

—Si má, no te preocupes, te encargó a Abril… Te quiero.

Alicia colgó el teléfono y lo dejó sobre la mesa; vio en la estufa que la cena de Gabriel aún permanecía ahí; recordó que no la había levantado desde la noche anterior, así que tomó el espagueti, lo colocó en un plato, abrió su puerta donde caminó el pequeño patio y al abrir su portón vio a un perrito que venía de la calle; puso el plato sobre el piso, el perrito se acercó y comió del plato. Alicia detestaba tirar la comida; prefería que lo comiera alguien hambriento. Cuando el perrito terminó, ella levantó la basura, volvió a entrar a la casa, se desvistió, tomó un baño y al salir se puso un short con una camisa muy grande. Finalmente, se amarró el cabello, realmente así era como se sentía cómoda; se recostó en la cama vacía. Su hija no estaba y su esposo tampoco. Una tristeza la invadió. Alicia estaba sumida en su tristeza cuando escuchó sonar el teléfono. Era una notificación de mensajes, deseaba que fuera Gabriel. En todo el día no había sabido de él, pero sabía en su interior que no se trataba de él. Así que abrió la notificación, vio el nombre de Luis.

"Alicia, te tengo una noticia, me dijiste que querías un trabajo, ¿no?" Pues es tu día de suerte; en la empresa en que trabajo necesitan una secretaria. Acaban de despedir hoy a la que era secretaria del jefe y se lanzó la convocatoria de manera urgente, ya que el presidente de la empresa no puede estar sin secretaria y pensé en ti, ¿qué dices?"

Alicia leyó el mensaje; no sabía qué responder; pensó que tal vez era muy pronto porque acababa de firmar el divorcio y ¿si él se arrepentía? Se preguntó, pero igual pensó que él había dejado en claro todo, que ya no quería estar con ella, que desde hace tiempo él quería divorciarse porque ese documento ya estaba realizado desde tiempo atrás, entonces no lo pensó más.

"¿En serio?" Si me interesa, dime, ¿a dónde debo ir?"

"Qué bien, sí, mira, serían para mañana las entrevistas a las 8:00 de la mañana, ya que como te digo, él la necesita de manera urgente. La empresa es "Caballeros Tours". La dirección la puedes encontrar en Internet, con la ubicación exacta, vale".

"Ok, entonces mañana estaré por ahí, haré mi currículum, muchísimas gracias, Luis".

"No es nada, te veo mañana".

Alicia estaba emocionada, puesto que nunca había trabajado. Ella y Gabriel decidieron que se dedicaría a la casa y, si algún momento tenían hijos, cuidaría a sus hijos, lo cual fue así cuando nació Abril. Ni siquiera había estudiado en la universidad. En lugar, Gabriel, si había estudiado, se había graduado de Administración de Empresas, a pesar de que ellos vivían en una casa modesta y tenían un solo vehículo. La familia de Gabriel era bien acomodada; incluso tenía una empresa de seguros, pero él siempre quiso hacer las cosas por su cuenta, empezar desde abajo. Eso admiraba de él y, aunque así fue mucho tiempo, en el último año había quedado a cargo de la empresa por la enfermedad de su padre, ya que era hijo único.

Alicia comenzó a escribir su currículum, aunque en trabajos no escribió nada. Llegó al apartado de estado civil; ella estaba a punto de escribir casada, pero recordó aquel papel, la firma que plasmó en él, con el dolor de su alma puso "divorciada", y al imprimir el documento, se acostó a dormir; a pesar de estar en aquella cama el sueño no llegaba, pero después de algunas horas logró finalmente dormir.

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