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BELLA
BELLA
Por: Wendukita
CAPITULO 1 : SOLA...

Alicia despertó de su cama por primera vez sola desde que se había casado con aquel hombre que conoció en la escuela, del cual se enamoró profundamente.

Había conocido a Gabriel en la escuela cuando estudiaban juntos la preparatoria. Él era un chico muy simpático. Era el más sociable del lugar. Media 1.80 de estatura, su cabello era obscuro al igual que sus ojos. Era atractivo. Se llevaba con todos en la escuela; en cambio, Alicia, era la más callada y tímida del lugar. A veces ella se preguntaba por qué habían terminado casados por 10 años, siendo que eran tan diferentes.

Alicia se levantó de la cama; vio el reloj de mesa que se encontraba al lado de su cama. Eran las 7:00 de la mañana; ya se le estaba haciendo tarde, así que se levantó y recorrió la pequeña casa que tenía; finalmente tocó una de las habitaciones.

—Es hora de levantarse, ya despierta, es tarde.

Alicia dijo, e inmediatamente abrió la puerta de la habitación frente a ella. Al dejar entrar la luz en aquella habitación oscura pudo vislumbrar recostada en la cama tapada de pies a cabeza una niña de 7 años. Alicia le quitó las sábanas y se sentó al lado de ella.

—Amor ... Ya es hora de arreglarte, tienes que ir a la escuela, y ya se nos está haciendo tarde.

Alicia besó la mejilla de la pequeña; vio lo enorme que estaba aquella niña y recordó cuando ella había nacido. Era una niña hermosa y amada. La pequeña había nacido en el mes de abril y decidió llamarla Abril. Cuando nació, tenía los ojos castaños, los ojos heredados por ella. Carecía de cabello al momento de su nacimiento. De ese día a la actualidad había cambiado; ya era enorme para solo tener 7 años. Su cabello era largo castaño, más obscuro que sus ojos.

—Anda, ya despierta, vamos.

Abril despertó con dificultad, además con un poco de pereza. Alicia la tomó de la mano y la llevó directo al baño.

—Listo, mi amor, báñate, cepíllate; te dejo tu uniforme en la cama; ya que estés lista, vienes a desayunar.

Dijo, Alicia, que siempre enseñó a su hija que fuera un poco independiente. Abril se arregló tal y como se lo había pedido su madre y al terminar fue en busca de esta para que le cepillara el cabello. Alicia la cepilló y al terminar le dio de desayunar. Alicia sujetó las llaves de su casa, vio su reloj, que marcaba las 7:20, dándose cuenta de que apenas si llegaban a tiempo. Abril tomó la mochila que estaba sobre el sofá y ambas salieron de la casa.

Mientras esperaban el autobús, Abril preguntó por su padre.

—¿Tu papá?

Alicia respondió.

—Sí, mi papá, hoy no lo he visto, ¿se fue al trabajo temprano?

Abril inquirió: Alicia no tenía idea de cómo comunicarle que a partir de ahora ella y su padre estarían separados, ya que después de un año difícil en su relación, él había decidido que era hora de divorciarse y que una noche antes se había trasladado a un hotel para dormir.

—No te preocupes, ya lo verás, mi amor, ¡mira, ya viene el autobús!

Dijo Alicia cambiando la conversación abruptamente. Subieron al autobús, donde el camino fue silencioso; cuando llegaron a su destino bajaron prácticamente corriendo porque faltaban 5 minutos para las 8:00 de la mañana, que era el horario de entrada de la primaria donde su pequeña cursaba el segundo año. Alicia corrió con Abril que, cuando llegaron a la entrada, le dio un pequeño beso en la frente a su hija y, en camino a la entrada, Abril, a lo lejos, le dijo adiós, mandándole un beso a la distancia.

Alicia tomó de nuevo el autobús para dirigirse a su casa. En el camino pensaba en Gabriel y en si había dormido bien y si había cambiado de opinión. Realmente ella aún lo quería, y no le importaba lo que él había dicho. Cuando Gabriel le dijo una noche antes…

—"Al"… Debemos hablar; siento que lo nuestro ya no fluye desde hace un tiempo; deberíamos separarnos.

Dijo Gabriel sin titubear ni un poco.

—¿Separamos? ¿Acaso ya no me amas? ¿O…? ¿Hay alguien más?

Alicia cuestionó a Gabriel, que solo permaneció en silencio.

—¡Aah, entonces es eso! Entonces, ¿por qué dices que nuestra relación no fluye? Si eres tú el que no quiere fluir, ¿desde cuándo?

Alicia vio a Gabriel con lágrimas brotando de sus ojos.

—¿Para qué quieres saber algo que te lastimará?

Respondió fríamente, mirando a Alicia a los ojos, aquellos ojos castaños inundados de lágrimas.

—¿Has estado con ella? No entiendo. Tú me has dicho que me amabas. ¿Acaso te hice algo?

Alicia buscaba la respuesta de Gabriel.

—No quiero lastimarte.

—¡Dime, Gabriel!, ¡dime! ¿Qué es? ¿Qué te he hecho?

Alicia trató de controlar su voz, ya que su hija estaba durmiendo en su habitación y lo menos que quería es que escuchara todo eso.

—Ya no eres la misma de la que me enamoré, has cambiado mucho.

Alicia quedó sorprendida, puesto que ella no había cambiado en el trato que tenía hacia él. Entonces un pensamiento cruzó por su mente y con temor a saber la respuesta, aun así, lo preguntó.

—¿Es por mi aspecto? ¿Mi físico? ¿Mi cuerpo?

Gabriel la miró y después de un rato respondió.

— Sí.

Él bajó la mirada. En efecto, Alicia ya no era la misma que había conocido en la preparatoria; la de aquel entonces era delgada, tenía un cuerpo que muchos deseaban, aunque ella no se percatara de eso. Su cabello corto y castaño claro, sus ojos castaños; no usaba maquillaje, ya que no lo necesitaba. Tenía unos labios gruesos color carne que combinaban con su tez blanca. Era bajita, apenas si media 1.55, y en la actualidad era un poco más gordita después de haber tenido a su hija. Quedó con pequeñas estrías en su abdomen. Su cabello ahora era largo, pero siempre lo mantenía recogido, carente de visibilidad.

En ese momento, el recuerdo Alicia fue interrumpido por el timbre del autobús. Una persona bajaba; ella se percató de que se había pasado dos cuadras del lugar donde debía bajar, así que también bajó. Caminó esas dos cuadras casi como un zombi.

Cuando llegó a casa, abrió la puerta y al cerrar se recargó en la puerta. Se derrumbó a llorar. Lloraba como una niña que le habían quitado un dulce. Todos los recuerdos hermosos de aquel hombre volvían a su mente para destrozarle el corazón. Al final, sintió la soledad, se sintió sola…

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