TRES MESES DESPUÉS — ¡Vamos, vamos, vamos, tú puedes, yo sé que tú puedes! —Gritaba una y otra Sebastián con una inmensa sonrisa en el rostro. Cristal, Leonardo y el mismo Sebastián no podían dejar de sentir cómo sus corazones iban al límite al ver aquella imagen frente a ellos. Respirando como si hubiera corrido en un maratón, Vivian se agarraba de las barras a su lado para dar los `primero pasos. Y de pronto, siendo el médico quien se alejaba de ella para dejarla caminar sola, fue en ese momento en que Vivian dio los primeros dos pasos por ella misma. El grito de felicidad de Sebastián lo fue todo, después Cristal y Leonardo aplaudiendo mientras Sebastián corría a Vivian para poderla abrazar y felicitarla por lo que había hecho. Finalmente la felicidad parecía envolverlos a todos y cada uno de ellos. Por supuesto que había un largo camino por recorrer pero por primera vez, era la felicidad la que los envolvía. Tanto había cambiado en tres meses. Si se pudiera describir cada una
ESTADOS UNIDOS— ¡Ay, ya, ¿por qué no me llevas contigo?! —Preguntó un hombre que caminaba abrazando a Tábata por detrás. — ¡Ya te lo dije, Lucas, hay cosas que tengo que resolver!— ¿Parte de tu pasado? Creo que tengo derecho a saberlo.Tábata sonrió. Por supuesto que la persona que más amaba tenía derecho a saberlo todo de ella pero es no significaba que fuera en ese momento, así que doblando su ropa en la maleta, siendo vista por la persona que más amaba, Tábata no evitó volver a esos días en los que tanto mal había provocado. Por supuesto que si ella quería compartir todo de su vida pero, no era el momento. Tenía que hacer algo más importante y eso iba a ser finalmente hablar con Cristal, con la mujer que hacía tan feliz a su mejor amigo, a la persona que fue su primer amor y por la que hizo tantas locuras—Sé que no fui el primero en tu vida, sé que cometiste muchos errores.De pronto, la sonrisa de Tábata se borró, ¿quién le había dicho todo eso?— ¿Cómo lo supiste? — ¿E
Sentada en el borde de la cama, mirando a la nada y a la vez, viéndolo todo en ese punto donde su destino se encontraba, un par de lágrimas cayeron. Tan puras como el silencio, aquel silencio que vivía y en el que parecía vivir para siempre porque después de eso, no había nada.Estaba hecho, a eso que tanto llegó a temerle, a eso que tanto se rehusó estaba hecho porque más que por ser por el bienestar de ella, había sido por el bienestar de su abuelo y de todos sus bienes.El velo blanco cayendo a los lados mientras su cabello negro se mantenía perfectamente peinado al igual que el maquillaje, perfectamente adherido a la suavidad de su piel joven. Sus pequeñas manos aun sostenían el ramo de flores con el que había entrado al altar.En sus ojos, el mar de emociones que azotaba dentro de su corazón era reflejado. Había dado el paso más grande y aunque mucha gente suele decir que es el primer paso el más difícil ahora ella se daba cuenta que no era así, no siempre el primer paso era el m
Aquella boda no era la típica boda donde los protagonistas bailaban hasta el cansancio. Aquella boda no era la típica boda donde los invitados lograban oler el amor de los recién casados a leguas porque la verdad era que esa no había sido una típica boda ni mucho menos sería un típico matrimonio lleno de amor.Tan pronto como Cristal fue sacada de la boda por los hombres de su abuelo después de que se enterara de lo que había pasado, Cristal llegó al hotel donde se supone, le harían creer a la gente que pasarían su primer noche de bodas.El camino solo le había servido para llenarse de valor en contra de lo que estaba frente a ella. Quizá su vida no iba a ser la misma ya pero ella no estaba dispuesta a hacerla más miserable de lo que ya lo era.En la habitación, no había señales de su esposo. Los lujos de aquella simple habitación la hacían pensar que estaba ya en casa viviendo con él.Para esa noche, una sola cama.Lentamente, Cristal se quitó el vestido y todo lo que había valido u
En algún lugar seguramente se había perdido aquel Brandon que ella recordaba de su infancia y parte de su adolescencia. En algún lugar ella debía dejar aquellos recuerdos que tenía de él, en algún lugar se había perdido su felicidad y todo eso que ella había soñado. Y siendo de esa manera, queriendo olvidar todo, Cristal se cambió por el vestido que permanecía en la cama. No podía negarlo, el hombre seguía teniendo buenos gustos.Nueve y media de la noche. Ella no aparecía. Estaba perdiendo la seguridad de que ella podría asistir a esa gran celebración. Después de todo, eran marido y mujer y como tal, tenían que comportarse frente al mundo que ya los veía y sabía casados desde hacía días aunque la verdad era que ellos llevaban unas cuantas horas de casados.En su mente la última conversación que había tenido con ella y la manera en la que le había saber que ella no debía de creerse el papel de esposa aunque fueran a vivir bajo el mismo techo. ¿Cómo hacerlo? Ni siquiera sabía cómo ser
En la mente de Wyatt no podía haber otra cosa más que aquella idea que involucraba a la mujer con la que bailaba de la manera más tranquila jamás antes conocida. Aquellas olas, aquellas vibraciones, aquellas emociones que él sentía a Cristal emanar mientras bailaban eran difíciles de expresar por palabras.En la mente de Wyatt, ¿cómo Brandon pudo casarse con ella? No exactamente hablando de su belleza sino, de aquello que ella era por naturaleza. ¿Cuánto más hasta que en la mente le entrara la idea de que ella era la esposa de Brandon Lambert?— ¿Lo disfrutas? —preguntó Wyatt al verla sonreír.Prontamente la sonrisa desapareció de su rostro. Si él se había dado cuenta de eso, seguro la gente a su alrededor también, ¿qué iba a decir de ver a una mujer casada disfrutando con otra persona?—Lo sigo pensando, no creí que Brandon se casaría con una mujer como tú.— ¿De qué me hablas?— ¿Viste aquella foto en tu habitación?El corazón de Cristal paró al mismo tiempo que sus pasos se mostrar
Y de pronto, su delicado cuerpo saltó como si de un movimiento involuntario se tratara. Poco a poco, segundo a segundo, sintiéndose despertar en el nuevo día, sintiendo que ese no era su lugar aunque sí, sus pequeños grandes ojos se fueron abriendo poco a poco.A su mente comenzaron a llegar momentos de la noche anterior. Ni siquiera ella podía reconocer el lugar a simple vista porque aquel techo, aquellas decoraciones en las paredes, aquellos cuadros y todo lo que hacía a esa habitación ser, no tuvieron espacio en su mente para ser comparados. La verdad es que se sentía una invitada, una mujer que había dormido en una casa ajena solo por una noche.Sin sentir el tiempo pasar, después de haberse frotado los ojos por un breve momento, Cristal se sentó en la cama al mismo tiempo que se recargaba en la cabecera. Entonces fue cuando se dio cuenta que su vestido, el mismo que había llevado una noche anterior estaba sobre el suelo. De esa manera, por fin logró recordar todo de aquella noch
Aquellos sueños, aquellas ilusiones que algún día tuvo, aquellos sueños con los que se iba a la cama cada noche por cada vez que sentía acercarse a su meta, hoy no era más que trozos de una vida que nunca vio la luz, que simplemente se quedó queriendo ser eso, una vida. La vida que ya no era de ella porque ahora le pertenecía a las personas que la había casado con la persona de la que ella se enamoró siendo apenas una niña. No quedaba nada, no quedaba nada de aquella vida que ella comenzaba a construir y que solo quedó en planes. De sus bellos ojos, las lágrimas salieron al momento de haber entendido quien era ella. El dolor en la planta de su pie y un poco más arriba, la hizo detener casi al momento de querer levantarse del suelo. No sabía si lo que le dolía más eran los cortes en sus pies o la manera en la que aquel niño que ya no era más un niño la había tratado. Como un objeto más, como aquella caja de cristal, como aquellos vidrios rotos que inundaban el suelo, era ella. No más