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Capítulo 4: Buscando una solución.

Elías se queda analizando las palabras de Antonio, sin duda su abuelo siempre sabe como sacarlo de quicio, pero lo que a él se le olvida es que él todo siempre termina volviéndolo a su favor al igual que cuando quiso tratar de controlar su vida, esa fue la excusa perfecta para poder salir de ese lugar y así poder independizarse.

A los pocos instantes de haberse ido Antonio, alguien toca la puerta, Elías maldice para sus adentros debido que lo único que quiere es descansar, pero todo su cansancio desparece al ver a la persona que está frente a él.

Allí esta ella, con su cabello suelto, sus mejillas sonrojadas y esos labios color cereza que lo vuelven loco, realmente no sabe cómo es que se ha podido controlar todo ese tiempo junto a ella, hay días en los que se siente como un animal en celo que lo único que desea es perderse en su interior y deleitarse con su sabor.

Elías sale de su trance al escucharla hablar, invitándola de inmediato a pasar, al observarla bien, puede notar que está llena de angustia y desespero, lo cual le preocupa bastante, ella comienza a hablar sobre lo que su padre le está obligando a hacer y allí es cuando él siente su corazón llenarse de angustia y ira, no solo por el hecho de que la estén obligando a casarse si no porque es la mujer a la que él ama y si tiene que llevársela lejos lo hará.

Después de ver que ella se encuentra más tranquila decide llevarla hasta su habitación, y al terminar de ver una película, ella se queda dormida recostada sobre su pecho, esos son uno de los momentos que más atesora él, porque así de esa manera es que desea pasar el resto de su vida junto a ella.

El deseo de que se quede con él es cada vez mayor, sabe que ella confía en él, y eso es algo que le brinda un poco de alivio, por esa misma razón debe viajar y saber qué es lo que su abuelo está planeando, y si le conviene, volverá por ella pase lo que pase, ella es la mujer que ama y por nada del mundo la piensa perder.

Frente a una gran mansión la cual pensaba que no volvería a ver en un largo periodo de tiempo por no decir que no esperaba verla nunca más, pero que por lo visto el destino quería que así fuera, se encontraba Elías. Antonio al verlo lo recibe mostrando algo de alivio en su rostro.

-  Joven Elías, me alegro de que haya decidido venir a ver a su abuelo.

-  Sí, bueno, tampoco es como si vinera con buen agrado a visitarlo.

-  Lo llevo a su habitación.

-  No es necesario, no tengo pensado quedarme en este lugar, por favor dile a mi abuelo que estoy aquí.

- Por supuesto. - Antonio se va por un pasillo, pero en su cabeza no deja de rondar el pensamiento de que nada bueno saldrá de esa visita. - 

Decido Elías llega hasta la sala de estar, por lo que observa, ese lugar no ha cambiado nada durante este tiempo, sigue siendo el mismo, no es de extrañar que todo sea tan lúgubre y que jamás haya extrañado algo de allí.

-  Vaya, el hijo prodigo vuelve a casa. – Al escuchar la voz de su abuelo no se molesta en levantarse, sabe que a ese hombre lo único que le interesa es manejar su vida como si fuera un títere. -

-  No creo que mi padre haya salido de su tumba para venir a verte.

- Muchacho insolente, jamás debí permitir que salieras de esta casa, debí darte una educación más estricta. – Le dice mientras lo señala con su bastón. -

-  Creo que el secuestro aun es ilegal en todas partes, ¿qué es lo que quieres?

-  Que cumplas tu rol en esta familia.

-  Creo que no te quedo muy claro la última vez que hablamos, yo no soy tu marioneta con la cual estas acostumbrado a hacer lo que quieres.

-  Si no vuelves a esta familia y cumples con tu rol, cuando me muera donare todo a la beneficencia.

-  ¿Y crees que eso me importa? Aunwue a decir verdad, creo que esa sería una maravillosa acción de tu parte y con eso demostrarías que aún tienes algo de humanidad.  – Elías deja ver una leve sonrisa al ver como el rostro de su abuelo se está tornando rojo por la ira. - ¿Qué es lo que quieres en realidad? Por algo me estas buscando con tanta insistencia.

-  Bien, - El señor rueda los ojos con fastidio, para él siempre el tratar con Elías siempre ha sido un gran problema debido a que este nunca se ha dejado manipular por nadie. - He concertado un compromiso con la hija de un amigo, todo está listo…

-  Jajajajajajaja espera… ¿en verdad crees que soy tu títere? ¿Qué te hace pensar que aceptare esa ridícula propuesta tuya?, Además… yo ya estoy comprometido.

-  No me importa si estas con alguna mujerzuela. - El señor Ernesto no puede evitar sorprenderse al escuchar esas palabras, pero no lo demuestra, lo que menos imaginaba es que su nieto pudierá estar con alguien. - Terminaras eso y aceptaras este compromiso o te cerrare todas las puertas y nunca más podrás trabajar en ninguna empresa decente.

-  No esperaba menos de ti… abuelo. – Elías se levanta de su lugar saliendo de inmediato de esa casa, pero justo antes de llegar a su auto lo detienen cubriendo su rostro y llevándoselo sin saber a qué lugar, “maldito viejo, esta me las pagaras”. Sin duda esta ves su abuelo sí que había enloquecido.

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