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Capítulo 8: Una pérdida dolorosa.

En una cama de hospital, Natalia va despertando lentamente, siente su cuerpo pesado y su cabeza parece como si le fuera a estallar, trata de ver en donde se encuentra pero no le es posible, todo es oscuridad, al sentir el tacto, parece ser que está sobre una cama, sostiene su cabeza por el fuerte dolor que siente, mientras siente unas vendas sobre esta, llegan una serie de imágenes de un accidente, y ve como la lanzan del auto mientras él se queda dentro, ve otras imágenes no tan claras, es una joven embarazada y otra mujer a su lado, su voz le es muy familiar.

-  ¡Aaaaah! - Grita fuerte, el dolor, es realmente insoportable, escucha una voz, pero no puede ver nada. - ¿P-Por qué no puedo ver nada? ¿D-Dónde estoy?

-  Tranquilícese por favor. – Escucha una suave voz, pero ella no puede ver a nadie y eso la desespera aún más. -

-  ¡No puedo tranquilizarme! ¡¿Por qué no puedo ver nada?! ¡¿Dónde estoy?! ¿Quién me trajo aquí? ¿Quién es usted? - Natalia trata de mirar en diferentes direcciones, pero le es imposible, todo está oscuro. -

-  Vamos a tener que sedarla. – Escucha la voz de un hombre, lo que la hace desesperarse aún más. -

-  No, no por favor, solo quiero saber dónde estoy, ¡solo díganmelo!!

En un instante siente un agarre fuerte y algo pincha su brazo, duele un poco, pero ella continúa luchando, comienza a sentir como su cuerpo pierde fuerzas y el desvanecimiento es inevitable.

¿Cuánto tiempo lleva en esa condición? Natalia no lo sabe, pero mientras trata de despertar, comienza a escuchar voces de hombre, sin embargo, por más que lo intenta siente su cuerpo pesado por el tranquilizante y no puede despertarse.

- ¿Cuánto tiempo lleva en ese estado? – Al instante pudo reconocer esa voz, sin duda era su padre. -

- Tuvimos que sedarla apenas despertó, su condición es estable, pero lastimosamente el golpe que recibió en su cabeza fue muy fuerte, lo cual afecto una parte de su cerebro y de paso su lóbulo occipital perdiendo por lo que lo más probable es que no pueda ver.

- ¿Cómo es eso posible? ¿Hay posibilidades de que vuelva a ver? – Por más sorprendente que parezca, Natalia puede sentir la preocupación en el tono de voz de su padre. -

-  Esperamos que el daño no sea permanente – Aunque la situación en estos momentos es delicada, el padre de Natalia no puede evitar dejar salir un fuerte suspiro de alivio al saber que su hija podrá recuperarse. -  Mientras lleve los cuidados necesarios y tome la medicación recetada todo saldrá bien.

-   Gracias doctor. – El doctor sale de la habitación mientras que el padre de Natalia se acerca a ella, depositando un beso en su frente. - Perdóname mi cielo, pero debo hacer esto.  - Natalia no logra comprender sobre que habla su padre, al instante siente algo tibio caer sobre su rostro y los dedos de su padre limpiándolo. - Sé que tu madre estaría de acuerdo conmigo si estuviera con nosotros. –

Al ya no sentir la cercanía de su padre, Natalia despierta, llevando su mano hacia su frente y tocando el lugar donde cayó una gota, "acaso ¿estaba llorando?” esos eran sus pensamientos, pero de inmediato llego a la conclusión de que eso sería algo imposible porque desde que tiene memoria, su padre siempre ha sido alguien distante y frío con ella, lo más seguro es que quizás este enloqueciendo.

Al recordar lo sucedido, no puede evitar que sus lágrimas comiencen a salir, la indudable sensación de perdida está latente en su pecho, sobre todo porque tiene miedo de escuchar la respuesta a la pregunta que está rondando su mente.

-  Señorita, - Escucha una voz dulce acercándose. - Que bueno que ha despertado, ¿cómo se siente?

-  Bien... ¿Quién eres y cuánto tiempo llevo en este lugar?

-  Dos semanas, - Al saber el tiempo que ha trascurrido y al entender que la persona que más anhela ver no ha ido con ella le da la certeza de que lo que está pensando es verdad. - Soy Alexa, su enfermera.

- ¿Ha venido alguien a verme?

-  Su padre ha estado con usted todo este tiempo al pendiente de su salud. - Natalia frunce su ceño por esas palabras, mientras que no puede evitar estar atenta a cada uno de los sonidos a su alrededor. -

- ¿Alguien más aparte de él? –“Mi padre” es extraño saber que la única persona que ha estado a su lado durante todo ese tiempo, sea él, su padre, el hombre que prácticamente la aisló por completo de su presencia, su cercanía y la privo de su cuidado y amor.  Sus ojos comienzan a picar, y su angustia crece cada vez más.

-  L-Lo siento, nadie más ha venido a verla. – Natalia pudo notar el nerviosismo en la voz de su enfermera, por lo que no pudo detener más sus dudas, esas que no la dejaban tranquila. -

-  El auto donde yo iba... ¿qué ocurrió con él y con... la persona que iba adentro?

-  Señorita...

-  P-Por favor... – Su voz se entrecorta, mientras que el dolor incesante por la pérdida inunda su pecho mientras que un sollozo fuerte sale de su garganta sintiendo el dolor desgarrador. - ¡Aaaagh!

-  Señorita por favor cálmese ¿sí? Buscare al doctor.

La enfermera sale rápidamente buscando a las otras enfermeras para que puedan ayudarla, mientras que Natalia comienza a quitar todo lo que tiene en sus brazos y trata de levantarse de la camilla, no puede evitar tropezar con todo a su paso, hasta que siente que la sostienen nuevamente.

-  ¡Suéltenme! ¡Déjenme ir! ¡Noo! ¡Quiero ver a Elías! ¡Díganme en donde está! – Las enfermeras por más que tratan no pueden controlar a Natalia, no comprenden como una joven como ella y en su condición puede tener tanta fuerza. –

-  Por favor Señorita, debe calmarse, de lo contrario puede salir lastimada. – Esas palabras no tenían ningún efecto en Natalia, la cual estaba perdida en su dolor. –

-  ¡Elías! ¡Elíaaaas!

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