27. Los sueños son...

Bien lo dijo Arquímedes de Siracusa: «Los sueños son las esperanzas de los tontos».

Mientras pasaban los minutos dentro del auto, Andrea supo que el ambiente había cambiado. Y el sueño que tenía de una luna de miel romántica y llena de momentos mágicos, comenzó a desvanecerse cuando vio a Alberto más interesado en su teléfono que en ella, respondiendo a llamadas y mensajes durante todo el trayecto.

Fue un viaje de doce horas hasta Múnich, cerca de cuatro más esperando el cambio de avión en el que hablaron solo lo necesario y sus respuestas se limitaban a monosílabos cuando Alberto preguntaba si estaba cómoda, si se refrescaba o si le apetecía una bebida más. Y al final, hora y media hasta Fiumicino, Italia.

—¿Puedo? —preguntó Andrea, intentando acercarse a él y acurrucarse a su lado para dormir un poco en el último vuelo.

Alberto la miró con una expresión de hastío.

—Chiquilla, necesito aprovechar estas horas para terminar algo de trabajo y así poder estar libre desde que aterricemos.
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