Capítulo 5

Tenía la cabeza nublada por mis pensamientos. Conversar con mi madre solía terminar siempre en un ataque de pánico, supongo que todo el caos de la última semana me había hecho un poco más fuerte porque esta vez sentía que podía manejarlo. Aún así, mi respiración era más rápida de lo normal, y un nudo de frustración comenzaba a instalarse en mi estómago. Era increíble cómo, con sólo unas pocas palabras, mi madre lograba hacerme cuestionar cada paso que había dado. Siempre me hacía sentir como si estuviera luchando en vano, como si todo el esfuerzo que invertía en Hart Tech fuera una simple distracción, un capricho que algún día superaría.

Respiré hondo y caminé hacia la sala de descanso, pensando que un vaso de agua fría me ayudaría a despejar la mente. Sin embargo, al doblar la esquina, vi una figura alta que esperaba frente a la puerta de mi oficina. Xander estaba allí, con los brazos cruzados y una expresión que no supe interpretar de inmediato.

Sentí una mezcla de sorpresa y molestia al verlo. Lo último que necesitaba era enfrentarme a él justo en ese momento. Intenté controlar mi expresión, pero, con Xander, nunca parecía ser suficiente. Él me observaba con esos ojos oscuros y analíticos, como si intentara leer cada pensamiento que pasaba por mi mente.

—¿Problemas, Ivy? —preguntó con un tono que mezclaba genuina curiosidad con ese toque de sarcasmo que tanto me irritaba.

—¿Necesitas algo, Xander? —respondí, evitando su pregunta y con la esperanza de que se alejara de mi oficina.

Él no se movió. Al contrario, sus ojos se clavaron en los míos, y sentí como si estuviera desnudando cada capa de protección que intentaba mantener en pie. Sabía que Xander tenía el don de percibir la debilidad de los demás, y, en ese momento, yo era un libro abierto.

—No necesitas fingir conmigo, Ivy. Puedo ver que estás… afectada —dijo, sin apartar la mirada, enfatizando su tono firme y directo. Me irritaba cómo lo decía, como si la vulnerabilidad fuera una falla que él estaba dispuesto a corregir.

—No sé de qué hablas —repliqué, tratando de sonar indiferente, aunque en el fondo sabía que era inútil intentar esconderme de él.

Xander esbozó una media sonrisa, una que no alcanzaba a suavizar su mirada de depredador. Dio un paso hacia mí, y sentí mi respiración acelerarse ligeramente. No era miedo lo que me provocaba, sino una mezcla de incomodidad e irritación, una sensación de estar bajo el control de alguien que parecía disfrutar del poder que ejercía.

—Mira, Ivy —dijo, su voz bajando un tono—. Entiendo que las cosas no siempre sean fáciles en el mundo que has elegido. Las cosas… externas… es natural que te afecten. Pero lo que no voy a tolerar es que permitas que eso influya en tu desempeño o en nuestras decisiones. Hart Tech necesita a alguien fuerte al frente. Alguien que no vacile.

Sus palabras golpearon en mi interior, mezclándose con los ecos de la conversación con mi madre. Intenté no dejar que me afectara, pero sentí el peso de la expectativa en su tono, esa manera de reducir cualquier complicación personal a una simple distracción. Para él, todo era blanco o negro, y las emociones eran obstáculos que debía eliminar.

—Gracias por tu preocupación, pero no necesitas recordarme lo que se espera de mí. Hart Tech es mi empresa. Si alguien va a preocuparse por su futuro, soy yo —respondí, alzando ligeramente la barbilla, determinada a no ceder ni un centímetro.

Xander se acercó un poco más, invadiendo mi espacio personal hasta el punto en que sentí su presencia envolviéndome, casi como una amenaza.

—No me hagas repetirlo, Ivy. Mientras yo esté aquí, espero un compromiso absoluto de tu parte. No importa lo que pase afuera —dijo, su voz más baja y sus ojos fijos en los míos—. Si hay algo o alguien que te distrae, más te vale solucionarlo.

Una chispa de desafío se encendió en mi interior. No me gustaba que él intentara imponer sus reglas en mi vida personal, como si tuviera derecho a decidir en qué debía concentrarme. Arqueé una ceja y lo miré de arriba a abajo.

—Mi compromiso siempre es absoluto— respondí, sin bajar la mirada. — Siempre. En todo. —enfaticé. Era cierto. Siempre me había ido un poco a los extremos, para mí era todo o nada. Y Hart Tech no era la excepción.

Hubo un breve silencio entre nosotros, uno cargado de una intensidad casi tangible. Finalmente, Xander sonrió, aunque la frialdad en sus ojos no cambió.

—Espero que así sea, Ivy. Por tu bien —respondió, antes de dar media vuelta y alejarse por el pasillo, dejándome con el eco de sus palabras y una furia contenida que quemaba en mi interior.

Me quedé allí, sintiendo el aire regresar a mis pulmones mientras la imagen de su espalda desaparecía en la distancia. Por lo menos, la tensión de la conversación con mi madre se disipó, reemplazada por una furia silenciosa hacia Xander. Si su intención era probarme, había logrado algo aún mayor: recordarme que Hart Tech era mío. 

Tomé el teléfono y le marqué a Adrian. Después de todo lo que había pasado, encontrarme con alguien conocido que no intentara controlarme sonaba como un alivio.

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